¿Es la crisis económica un aliado contra la obesidad?

Supongo que quien más quien menos habrá escuchado ciertos razonamientos relativos a que como la actual crisis económica siga afectando a los salarios (a la baja) y a los precios de los alimentos (al alza) esta coyuntura terminará por poner suponer un freno a las crecientes cifras de obesidad en nuestro entorno. Yo no lo creo, es más, y en sentido contrario opino que la podría agravar. En pocas palabras, para comer “mal” se suele precisar de menos dinero que para hacerlo mejor.

Veamos algunos ejemplos. Pocos son los que defienden la comida rápida como el epítome de la saludabilidad alimentaria (muchas veces nombrada también como “basura” y sus equivalentes fast y trash food). Sin embargo, frente a la crisis económica uno de los argumentos de venta de las distintas empresas que facilitan esta opción a la hora de llenar el buche, porque parece que es de lo único que se trata, se encuentra el del precio, el más por menos, los “menús” económicos, etc. Como ejemplo baste este eslogan de “Telepizza” que tuve la ocasión de fotografiar el otro día mientras paseaba por Zaragoza: “Por poco como como loco” (por poco dinero, se entiende).

Pero la duda al respecto de este tipo de publicidad es inevitable ¿surten efecto este tipo de campañas, se compra más de este tipo de comida por estar más barata? Me parece que sí. Uno de los ejemplos más recientes lo tenemos en el impacto y el éxito entre los consumidores de la campaña de la misma empresa antes mencionada con motivo de que una vez cada 4 años es año bisiesto (o que el Pisuerga pasa por Valladolid, podría haberse utilizado): El 29 de febrero pasado Telepizza puso sus pizzas individuales a un euro. El resultado obtenido con la iniciativa fue más allá incluso de las previsiones más optimistas de la empresa. Según distintas noticias, “la compañía aumentó en más de un 700% el número de pedidos, superando el 600% previsto inicialmente, con más de 1,7 millones de pizzas vendidas en los cerca de 600 establecimientos de la enseña que participaron en la acción“.

Me temo pues, que salvo que la actual crisis económica nacional termine derivando en problemas de verdadera hambruna -y yo de estas cosas no entiendo- la crisis, lejos de ayudar a mejorar las cifras de obesidad, las empeore. De hecho, en la actualidad, son las clases más desfavorecidas social y económicamente hablando, las más sensibles al riesgo de padecer obesidad. Un hecho que se viene contrastando en diversos estudios recientemente publicados.