¿Comes normal o comes naturalísimo?

Vaya por delante que esta entrada no hubiera sido posible sin el trabajo de un grupo de alumnos de 2º del grado de Farmacia de la Universidad San Jorge. Sirva así como tributo a todos ellos, más en concreto en este caso, a las dos Isabel, a Marcial y a Guillermo que se llevaron un 10 en la realización de este trabajo en grupo de la asignatura “Nutrición y bromatología”.

El planteamiento de su exposición fue sencillo: analizaron dos menús tipo, uno de ellos lo definieron como normal y el otro como naturalísimo. Los alimentos que componían las recetas del primer menú eran “alimentos básicos”, es decir, sin que contuvieran en sus envases mayores pretensiones que las de ofrecer este producto para su consumo. En lo que se refiere a los alimentos del segundo menú sus envases recogían distintas alegaciones sobre su contenido en nutrientes o declaraciones de propiedades saludables: la pasta, del tipo corto y de colorines, decía “con vegetales”; las salchichas contenían mucha información, entre esta que tenían un 30% menos de grasa (¿30% menos que qué?); y el lácteo que “reducía tu colesterol”.

El análisis de los dos tipos de menú (somero por el tiempo disponible, pero sumamente clarificador) comprendía cuestiones nutricionales, económicas y hedónicas. Estos son, en resumen, los resultados:

 

 

Dicho con palabras: Este menú “normal” sale mucho más económico que el “naturalísimo” y también aporta menos calorías. Es tanto más barato que si este patrón se repitiera todos los días del año (con diferentes menús se entiende) el ahorro alcanzaría los 475 €. Un dinero que bien se podría invertir según los alumnos en apuntarse a un gimnasio o también, sugiero yo, en comprarse una bici.

El ahorro de calorías es tal al comer “normal” frente a “naturalísimo” que si este mismo patrón se repitiera durante un año, implicaría el evitar ingresar unas 73.365 kcal que, grosso modo y traducido en kilos de tejido adiposo, nos evitaría engordar unos… ¡9,5 kilos!

Además en la exposición se dieron el gustazo de poner en tela de juicio algunos aspectos del menú naturalísimo entre ellos:

  • Que les parece desacertada la información contenida en la pasta con vegetales, ya que puede dar la falsa sensación que el consumidor, al elegir este producto, está además incorporando una cantidad apreciable de vegetales en su dieta, cuando no es así (recuerden la entrada “Adivinanza: ¿De qué árbol vienen las pizzas?”)
  • Que el envase en el que se vendían las salchichas de pavo estaba cuajado de alegaciones nutricionales: “Sin colorantes, sin fosfatos, sin gluten, con un 30% menos de grasa…” hasta el punto que entre estas y las hojas verdes que decoraban el envase parecía que las salchichas venían recién recolectadas de la huerta. Pero más en concreto se centraron en el tema del “30% menos de grasa” haciendo ver que pese a esa reducción era un producto con un 14% de grasa (más que cualquier pescado azul) y mucha de ella saturada. “Menos salchichas de este tipo y menos lácteos anticolesterol”, concluyeron.

Dicho lo dicho sobre el trabajo me gustaría recordar a los alumnos, ahora que la nota no puede modificarse, que sería recomendable que en el menú “normal” el pan hubiese sido también integral y que en ambos menús me hubiera gustado ver alguna ración de alimentos del grupo de las hortalizas o verduras, más allá de la salsa de tomate de ambos primeros. Estas dos propuestas que hago no debieran verse como un “extra” artificioso por seguir una correcta alimentación, y que esta fuera considerada “naturalísima”, sino más bien como una práctica habitual articulada a través de distintas recetas tanto de primero como de segundo.

La moraleja del trabajo ayuda a poner de relieve la mayor importancia que tiene en el estado de salud general de cualquiera la inclusión en su dieta de alimentos “normales” frente al intento de adornar dicha dieta con alimentos funcionales o con múltiples declaraciones de salud.

 

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Con esta entrada me despido durante una corta temporada por vacaciones. Antes de hacerlo me gustaría dejarles con este vitalista video con el que también me despido cada año de mis alumnos en la universidad.

Más allá de los consejos que han podido leer en este blog hagan caso a este video, por favor, no les defraudará.

Gracias por estar ahí y no se olviden de comer bien. Nos leemos en la segunda quincena de julio 🙂