Menús escolares: ojos que no ven, precocinados que te doy

Que la alimentación desempeña un importante papel en la salud ya lo tenemos más o menos interiorizado y asumido. Sin embargo, parece que aun no nos preocupamos lo suficiente cuando de dar de comer a nuestros hijos se trata, en especial cuando lo hacen en el colegio. A los niños les dan de comer en el colegio y “parece” que con saber esto ya basta. Y no debiera ser así; un mayor interés por lo que nuestros hijos comen quizá haría que los servicios que se encargan de confeccionar los menús lo hicieran con un poco más de acierto, tanto en lo que respecta a su adecuación en relación con las recomendaciones de salud, como en lo que se refiere a la palatabilidad.

Desde hace unos cuantos años y con una cierta periodicidad Eroski Consumer viene observando de forma crítica la calidad de los menús escolares en diversas provincias españolas y los resultados no son especialmente buenos; lo peor quizá, es que además la nota media alcanzada en el último análisis de 2011 es peor que la obtenida en el anterior examen de 2008 realizado con los mismos criterios por Eroski Consumer.

Las conclusiones de este reciente estudio, sus aspectos más destacados y el desglose de resultados por provincias pueden ser consultados aquí. En cualquier caso, yo destacaría algunas cuestiones que me han llamado la atención:

  • Faltan verduras, ya sea cocinadas o frescas, que deberían estar presentes todos los días, ya se a de una forma u otra, como ingrediente, guarnición o plato principal. Sin embargo se da la circunstancia que el 27% de los colegios que participan en el estudio ni siquiera incluían verdura un día a la semana
  •  Hay demasiados precocinados (san jacobos, croquetas, empanadillas, varitas y/o delicias de pescado y similares, calamares romana, etc): en torno al 20% de los menús analizados incluyen dos o más precocinados entre las dos semanas evaluadas. Un dato el actual, muy por encima del obtenido en 2008, el 5%.
  • Sería muy recomendable que, también en general, aumentase en los menús escolares la frecuencia de pescado fresco, de legumbres y bajase en determinados centros la presencia de dulces (pasteles, helados, bollería, etc.) a la hora del postre. En este sentido sería recomendable que la presencia de fruta en el postre fuese la norma y las excepciones dejarlas para ocasiones especiales o celebraciones señaladas.
  • En líneas generales los centros públicos obtienen una mejor nota media que los privados o concertados, en sentido contrario de los resultados de 2008.

Me da la impresión que el posible ajuste de precios, quizá motivado por la crisis, tenga algo que ver en la bajada general de la calidad de los menús escolares puesta de manifiesto en este estudio. Sin embargo, también creo que con un precio medio de los menús analizados de 5,1€/día bien se podría comer mejor, renunciar quizá a parte del beneficio y mejorar el capital de salud y de educación nutricional de nuestros herederos. Claro que quizá en esto no estén tan de acuerdo las empresas de catering.

A tenor de este tema, merece también fijarse en lo que fue noticia de telediarios y rotativos hace un par de semanas. Se trata de la iniciativa de una niña escocesa de 9 años, Martha Payne, que a través de su blog, NeverSeconds, ha iniciado una campaña informativa en relación a las comidas que se sirven a diario en su colegio. Con la ayuda de su padre ha plasmado en fotos muchos de sus horribles menús (un ejemplo: Una minihamburguesa, tres rodajas de pepino, dos croquetas y un polo de hielo. Otro: Una porción de pizza, una croqueta, dos docenas de granos de maíz y una magdalena) y se ha atrevido incluso con una valoración gastronómica de dichos menús. Todo ello ha puesto de relieve lo nefasto de su adecuación. Una iniciativa que ha supuesto todo un boom mediático que ha arrasado en las redes sociales hasta el punto que el reconocido Jamie Olivier le ha dedicado unas palabras de reconocimiento y le ha animado a seguir con su labor info-reivindicativa.  Pero la cosa no se queda ahí, en su blog Martha también está empezando a hacerse eco de las fotos que les mandan otros escolares desde distintas partes del mundo y ella las compara con las de su colegio. Sencillamente genial.

Hoy que la tecnología acompaña, quizá no sería una idea tan descabellada que nuestros hijos fuesen al colegio con una cámara de fotos y retratase el tipo de comida que les sirven en sus comedores. No tanto para crear un blog (o sí, quién sabe) pero por lo menos para mantener informados a sus padres de qué es exactamente lo que se les están sirviendo diariamente por una media de 5,1€/menú. Porque… aparte  del posible papel de menús que el colegio le hace llegar a casa periódicamente ¿saben a ciencia cierta qué comen sus hijos? Si yo estuviese en su lugar (que es que no, porque mis hijas comen en casa) me preocuparía de ello. Seguro.

——————————

Foto 1: DC Central Kitchen

Foto 2: NeverSeconds

Foto 3: NeverSeconds