Pros y contras sobre los refrescos XXL

Bien, supongo que ya lo habrán oído, por si acaso se lo cuento: La ciudad de Nueva York con su alcalde al frente dando la cara, Michael R. Bloomberg, sigue con su particular cruzada contra los refrescos y bebidas azucaradas. (Recuerden la entrada de “No bebas grasa (¿?)”, el video es cosecha del Departamento de Salud de la ciudad de NY).

La actual propuesta legislativa se centra en tratar de prohibir la venta de este tipo de bebidas cuando superen un determinado volumen, más en concreto proponen que no se vendan bebidas de más de 470 ml (más en concreto de 16 fl. Ounces, medida anglosajona). Además de los clásicos refrescos la prohibición incluye soda, té y café con azúcar y las bebidas deportivas.  El fin perseguido es, según el alcalde, ayudar a combatir la obesidad y reducir la incidencia de la diabetes. Pero hay ciertos contrasentidos poco entendibles ante esta iniciativa:

La primera: La venta de este tipo de bebidas por encima de ése volumen se propone que esté prohibida en restaurantes, puestos callejeros, establecimientos “delicatessen”, cines y estadios deportivos; en otros puntos de venta sí, y la prohibición no se aplicaría a supermercados, ultramarinos (suponiendo que el concepto “ultramarinos” tenga sentido en los USA) o tiendas de conveniencia. Sorprendente. Esto es malo, caca, si lo compras aquí; pero si lo adquieres allí no. Curioso. Además, si a alguien le falta su refresco favorito para seguir viendo la peli o el partido, o lo que sea… pues se compra dos y arreglado. Hasta es posible que el resultado sea aun peor (porque dos “pequeñas” tengan más que una grande).

La segunda: Existe bastante debate científico en relación con la eficacia de estas medidas gubernamentales. Sobre si este tipo de acciones de la administración (a cualquier nivel) se traducirá de forma efectiva en cambios de comportamiento palpables en resultados cuantificables (menor obesidad, diabetes…). Este tipo de proposiciones, se basan en modelos teóricos y no en resultados de estudios científicamente sólidos (aaaaay, la solidez de los estudios: ése tema. Supongo que debería hacer alguna entrada al respecto pero, estrictamente, se escapa un poquito del área de la nutrición, alimentación y demás de este blog. Preguntaré a la superioridad)

A mí no me gustan este tipo de iniciativas, ya saben que no soy prohibicionista en el terreno alimentario ya que considero que no es cuestión de “criminalizar” los productos, si no más bien de ponerlos en su sitio a partir de una mayor conciencia individual… el como alcanzarla es ya otro cantar. Se trata de que la población caiga en la cuenta de que si este tipo de alimentos se encuantran en la cúspide de la alimentación saludable es porque se recomeinda hecer un uso de ellos ocasional y en pequeñas cantidades, y que el ser así responde a unos motivos justificados. Para conseguirlo, por ejemplo, y sin salir de la ciudad de NY, se puede recurrir a este tipo videos de la familia del anterior, que sí que me gustan mucho más a la hora de despertar la adormilada conciencia colectiva con respecto a estos temas. No se lo pierdan, a mí me convence aun más que el primero.

Voy a por una Cola light (de esas sin azúcar y no sujetas a la neoyorquina prohibición) y lo vuelvo a ver, me parece fantástico.