Si Méchnikov levantara la cabeza (o la guerra de los probióticos)

Para quien no lo sepa Iliá Ilich Méchnikov, Elías para los amigos, fue un microbiólogo de principio de siglo XX que obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1908, compartido junto con Paul Ehrlich, por sus trabajos en el campo del sistema inmune.

Aparte de que el Nobel que no es precisamente una bagatela, otra de las cosas por las que más se recuerda a Méchnikov es por dar a conocer las supuestas propiedades del yogur como alimento en el que creyó reconocer una especie de elixir de la eterna juventud. De hecho el yogur saltó a la fama, al principio de forma modesta, en la primera década del SXX gracias a este científico. Hasta esa fecha había pasado por ser un producto más o menos poco conocido con un consumo circunscrito a algunas regiones del Cáucaso.

Si como dice el título el bueno de Elías levantara hoy la cabeza le daría un soponcio y la razón no es otra que el uso del término probiótico ha quedado recientemente  prohibido (14 de diciembre) en los materiales de envasado y marketing en virtud del ya muchas veces comentado en este blog Reglamento 432/2012 de la Comisión Europea. Bueno, la realidad es que la prohibición es anterior a la fecha mencionada, lo que verdaderamente ocurre es que fue precisamente el pasado día 14 cuando entró en vigor la obligatoriedad de cumplimiento del mencionado reglamento. Así, para poder hacer una especial alegación sobre la salud en el consumo de un determinado alimento, esta alegación debe estar contemplada en una lista previamente aceptada. Y el término “probiótico” no lo está… para desesperación de muchos productores, pero en especial para los más “fuertes” del sector (seguro que te haces una idea de cuáles son), quienes mantienen con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) una dura polémica.

La EFSA mantiene que no se aceptarán declaraciones sobre probióticos debido a que en 2007 afirmó que este término lleva implícita una declaración de propiedades saludables. De esta forma los fabricantes no pueden mencionar el término “probiótico” aunque no hagan referencia a una declaración explícita de un beneficio para la salud asociado a su consumo.  Todo ello será así mientras no se demuestre fehacientemente ante este organismo los beneficios que se pretenden alegar. Y como de momento no hay ni uno solo que lo haya conseguido veremos desaparecer el término probiótico como alegación. Por lo menos hasta que alguien consiga aportar unas pruebas convincentes de su beneficio concreto.

Con la batalla perdida, no la guerra, algunos fabricantes se han apresurado a buscarle la vuelta a la legislación y así poder seguir vendiendo sus productos estrella sin que el consumidor aprecie de forma inmediata los cambios. Así, tomando por ejemplo el Actimel de Danone, como ya no puede hacer descansar sus populares beneficios sobre el sistema inmune en su particular cepa microbiana (aunque parezca que sigue haciéndolo a tenor de su más actual publicidad) Danone, al amparo de la ley, ahora le añade vitamina B6, que si tiene una alegación reconocida en el Reglamento sobre la promoción del sistema inmune. Aunque claro, en su publicidad, se sigue diciendo casi a voz en grito que en la fabricación del Actimel se incorpora Lactobacillus casei (el “immunitas” también lo ha perdido en base a la legislación)… pero además también ahora le añade vitamina B6 que es el elemento en el que legalmente se puede basar por que en el reglamento se afirma que sí puede decirse de esta vitamina que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario. Además de la mencionada marca, son muchos los fabricantes y marcas de distribución (marcas blancas) los que están siguiendo una estrategia de marketing similar para seguir vendiendo estos productos casi como si nada hubiera cambiado. Una lástima porque el consumidor no se entera salvo que este preste una detalladísima atención a la publicidad. En resumen: Los probióticos no han obtenido el consentimiento científico para poder decir lo que hasta hace poco decían con respecto sus propiedades. Sin embargo, los productores se las han ingeniado para que, dentro de la legalidad, todo parezca que sigue igual. Es una victoria más dentro en el casillero del más ridículo y exacerbado nutricionismo.

Si quieres saber un poco más al respecto de este tema, a pesar de haberlo recomendado alguna vez, te aconsejo que le eches un vistazo a esta fenomenal entrada del no menos fenomenal blog de Scientia (la calidad de la información lo merece). Y si quieres profundizar sobre el fondo de este asunto, más en general, no pases por alto esta entrada en Naukas.

Como te decía esta batalla la tienen perdida los productores de leches fermentadas, pero no han tirado la toalla ni mucho menos. Más al contrario, la Global Alliance for Probiotics (GAP) integrada por Danone, Yakult, DuPont-Danisco, CHR Hansen, Institut Rosell Lallemand, Probi y Valio, afirma que se quieren definir y promover las iniciativas adecuadas para crear un marco favorable con la EFSA que termine por reconocer y aprobar los beneficios de los probióticos para la salud.

Me parece que hay guerra para rato.

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Foto: Bibliothèque nationale de France (Wikimedia Commons)