La obesidad infantil se dispara en Fukushima

Las cifras de obesidad infantil en la zona de Fukushima son las más altas de todo Japón. A pesar de ser esta una circunstancia que se ha venido observado desde bastantes años atrás, los datos actuales son especialmente preocupantes porque estos valores se han incrementado de forma alarmante tras la catástrofe ocasionada por el terremoto y el tsunami en marzo de 2011.

La publicación el pasado 25 de diciembre de un estudio preliminar realizado por el gobierno japonés apunta como causa posible para el aumento de la obesidad el descenso en la actividad física de los más pequeños ocasionada por el temor de la población a una posible sobre exposición a la radiación. Aunque tradicionalmente la zona noreste de Japón, donde está Fukushima, ha liderado la obesidad infantil, hasta ahora esta circunstancia se solía poner en relación con los duros inviernos de esta región que en principio favorecerían el no salir demasiado de casa o la no realización de actividad física en el exterior. Pero en el último año y medio estas cifras casi se han duplicado. Así, el aumento de peso se ha hecho más patente entre los niños más pequeños. Por ejemplo, en el caso de los niños de seis años, la obesidad ha alcanzado el 11,4%, cuando en 2010 (último año del que se tenían datos) estaba en el 6,3%. Se puede encontrar otro ejemplo en el caso de las niñas de 8 años en las que la incidencia de la obesidad ha duplicado llegando en la actualidad al 14,6%. En cualquier caso, los niños de la prefectura de Fukushima entre 5 y 9 años, así como los de 14 y 17, lideran  los rankings de obesidad en Japón.

Con la radiación como bestia negra, tanto las escuelas infantiles como los padres de los más pequeños han limitado la cantidad de tiempo que estos pasan al aire libre y eso termina por influir en su peso. Inmediatamente después de la catástrofe 449 escuelas públicas de la zona de Fukushima establecieron límites en el tiempo que se permitía a los alumnos estar en el exterior. A pesar de que en septiembre pasado las restricciones seguían en vigor para 71 escuelas los hábitos de la población han cambiado de forma notable. De esta forma son bastantes los niños y adolescentes que aun viviendo ahora en áreas donde los niveles de radiación están por debajo de los límites de seguridad establecidos por el gobierno japonés, pasan en la actualidad más tiempo en casa después de la escuela, durante los fines de semana y en los días festivos que antes de la catástrofe.

A pesar de que las restricciones en cuanto al tiempo que se puede de permanecer en el exterior no es todavía más que una hipótesis para explicar el crecimiento de la obesidad infantil en esta región, la mayor parte de los expertos terminan por apuntar este motivo como el más probable. Sin embargo, no son pocos los que piensan que ha sido la radiación en sí misma la que ha hecho engordar a la población infantil, más en concreto por su efecto sobre la glándula tiroides. Me parece que la polémica está servida.

Creo que sería buen momento para pedirle a Hotei, deidad zen de la alegría y la felicidad, el tutor de los niños, y patrono de camareros (en la foto de esta entrada) que intercediera por estos niños… y ya de paso, que diera un poco de ejemplo.

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Foto 1: jacobian