¿Viagra contra la obesidad?

Viagra_WikipediaCreo que la noticia de hoy va a poner contento (y por qué no contenta) a más de uno. Antes de festejar con retozante regocijo esta no-ticia, conviene prestar un poco de atención a los datos en sí, más que a los titulares de los distintos medios que se hicieron eco de este hallazgo hace una semana.

No es imposible el pensar que en un futuro (habría que ver cuánto de cercano o lejano) la Viagra®, además de servir para el tratamiento que todos sabemos que sirve (de la disfunción eréctil masculina) pudiera usarse en terapias para  abordar el tratamiento de la obesidad. Al menos es lo que ha puesto de relieve un reciente estudio publicado en la revista Journal of The Federation of American Societies for Experimental Biology

El tema vuelve a estar, de momento, un poco traído por los pelos en no pocos medios de comunicación, dando ya casi por hecho que se trata de una nueva aplicación. Cuando no es así. Se trata, más bien, de una hipótesis de trabajo, fruto del estudio mencionado que se realizó sobre una muestra de ratones con un periodo de intervención de 7 días.

Su fundamento

El mecanismo de acción de la Viagra®para favorecer una erección consiste en inhibir una determinada enzima, la PDE (o forsforodiesterasa) que tiene la misión, entre otras, de degradar una molécula, la cGMP (o guanosín monofosfato cíclico, un derivado del GTP). Para que se dé una erección se precisan altos niveles de cGMP y, en este sentido la Viagra® (cuyo principio activo es sildenafilo) se encarga de inhibir la PDE, para garantizar altas concentraciones de cGMP. Es decir, y aunque no tiene relación con el post, la Viagra® da una respuesta “funcional” al tema de la erección sin que haga aumentar per se el deseo sexual. Algo así como si te enyesaran el miembro viril (salvando las distancias).

Tejido adiposo marrón (640x427)

Con este estudio parece bastante claro que el aumento del cGMP no solo afecta a esta función sino que además también podría inducir al tejido adiposo blanco a funcionar como tejido adiposo marrón (o grasa parda). Este tipo de tejido adiposo marrón no almacena lípidos, sino que los utiliza para obtener energía que se disipa en forma de calor atendiendo al fenómeno de la termogénesis. Para eso, las células de tejido adiposo marrón tienen una cantidad de mitocondrias muy superior a las del tejido adiposo blanco. Esto explicaría que el tejido adiposo marrón ayude a quemar más calorías y que a la estela de este hecho (hace ya años) se haya propuesto la típica dieta popular con el nombre de “la dieta de la grasa parda”. Esta es la explicación que da este ensayo al hecho ya observado en otros estudios de que los ratones a los que se les administraba sildenafilo parecía que adquirieran una especie de resistencia a la ganancia de peso.

Algunos problemas

Me llama la atención que ninguno de los medios de comunicación tanto nacionales como extranjeros que se han hecho eco de la no-ticia hayan abordado las principales limitaciones del estudio. Así, un servidor, sin tener la suerte en esta ocasión de poder acceder al artículo completo (solo a su abstract o resumen) se le plantean algunas dudas tras su lectura. El ensayo se ha realizado administrando 12 mg/kg de peso corporal y día de sildenafilo a los ratones. Es decir, una animalada (una ratonada, se podría decir en este caso) si quisiéramos reproducir proporcionalmente esta dosificación en el caso de una persona.

Ha de tenerse en cuenta que además de los efectos adversos asociados al uso recomendado de la Viagra®, la dosis normal es de 50 mg, el prospecto del propio fabricante advierte que se puede experimentar un incremento en los efectos secundarios y su gravedad al aumentar la dosis, y que dosis superiores a 100 mg no aumentan la eficacia (en relación al tratamiento de la disfunción eréctil). Así, si se quisiera reproducir la dosificación del estudio en cuestión, nos encontraríamos con que a un varón de 70 kg de peso habría que administrarle 840 mg… una buena forma de garantizar, con cierta probabilidad, un priapismo galopante, es decir, aquello de ir con el “arma en prevengan” constantemente. Al menos en varones.

En fin, es uno de los inconvenientes que le veo yo así a bote pronto. Supongo que como la mayor parte de los estudios, en este terminará poniendo una coletilla referente a la necesidad de seguir realizando más estudios sobre estas cuestiones. Estudios que de forma bastante segura tendrán que realizarse con dosificaciones más contenidas y también en humanos y terminar, entonces sí, no antes, por atribuir una eficacia y seguridad suficiente al uso del sidenafilo en el tratamiento de la obesidad… humana. Porque parece que el de la ratonil empieza a estar bastante bien estudiada.

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Foto 1: SElefant (Wikipedia)

Foto 2: Nephron (Wikipedia)