Campañas para desenmascarar estrategias fraudulentas de adelgazamiento

debspoons vía freedigitalphotos.net
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El problema generalizado del sobrepeso y de la obesidad en las sociedades desarrolladas es muy similar en todas partes. Con ligeras diferencias en las cifras relativas a las personas afectadas, el problema es muy parecido. Una buena parte de la población pesa más de lo que sería aconsejable para su salud. En todos los continentes implicados también cuecen similares habas en lo que respecta a la existencia de métodos fraudulentos para adelgazar. En todas partes también hay, se supone, organismos sanitarios de la administración implicados en poner un cierto coto a estas prácticas abusivas. Por no despistar mucho el foco de la atención me gustaría centrar la entrada de hoy en el muy diferente proceder que tienen estas instituciones en dos marcos bien concretos, el de los Estados Unidos con la FDA (Administración para los medicamentos y los alimentos) y el de la Unión Europea con la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria)

Lo que me gustaría destacar es que a pesar de que en ambos entornos se dispone de un cuerpo normativo que trata de regular estas cuestiones, en el caso de los USA de vez en cuando, tampoco muchas veces, pero sí de vez en cuando, se dan a conocer campañas concretas con las que se trata de advertir a los consumidores sobre el peligro de estos productos o sistemas fraudulentos. En ciertas ocasiones también se conocen denuncias concretas sobre determinados fabricantes de estas “milagrosas” soluciones. Sin embargo, en el tema que nos ocupa y en nuestro entorno estas iniciativas brillan por su ausencia. Existe la normativa en cuestión (normalmente la referida a las alegaciones en los alimentos y complementos nutricionales) pero nadie aparentemente se encarga de hacerla cumplir, de hacer campañas específicas en épocas de especial riesgo (como es el actual con el cambio de año) o de imponer las correspondientes sanciones cuando se rebasan ciertos límites. O al menos yo no tengo constancia. ¿Por qué puedo enlazar que la Comisión Federal de Comercio estadounidense sanciona y multa a una serie de fabricantes por publicidad engañosa en la venta de productos para la pérdida de peso y no lo puedo hacer en el caso de la UE?

Las respuestas posibles son dos. Bien por que existiendo esas denuncias yo no me haya enterado, bien por que no se hayan producido.

Además de la normativa comunitaria en este sector tenemos la normativa nacional. Desconozco hasta que punto la una y la otra pueden entrar en conflicto, pero hasta el momento en que siga en vigor la normativa española entiendo que debiera hacerse cumplir. Digo yo que para eso estará. En España tenemos leyes para aburrir en este terreno, claras con respecto a lo que sí se puede hacer y bien concisas con respecto a lo que no. Sin embargo, tal y como comentaba en esta entrada y en esta otra, desconozco las razones por las que no se aplica y se persigue y sanciona a los que desde mi punto de vista son unos claros infractores. Desde luego que no será por falta de ocasiones. Si quisieran, la recaudación sería más sencilla que multar los excesos de velocidad con un radar. Los infractores, al menos tal y como yo lo veo, no se ocultan, es más, con toda clase de información al respecto de su origen (nombre del fabricante, denominación comercial, etc.) se anuncian en medios de comunicación nacional; en prensa, radio, televisión e internet. Las páginas web de estos fabricantes están cuajadas de verdaderas tomaduras de pelo, anunciando a bombo y platillo todo aquello o al menos una buena parte, de todas esas acciones que, a mi juicio y según la normativa, tienen prohibido hacer. ¿Dónde están nuestras autoridades sanitarias, por qué no hacen nada, acaso la ausencia de sanciones en este sentido nos ha de hacer creer que no hay infracciones?

No lo sé. Igual sí que hay sanciones y no nos estamos enterando porque no se hacen tan públicas como en Estados Unidos. Pero a tenor de cómo campan a sus anchas todos estos fabricantes me da que esta no es la realidad. Soy de la opinión que además del efecto punitivo de las multas, estas tienen o podrían tener un matiz ejemplarizante. De esta forma cuando se conozca que a un fabricante/anunciante de estos productos milagro se le ha dado un sartenazo importante (nada de la obligación de cesar en la publicidad y gracias… me refiero a un sartenazo importante) quizá otros se tienten las ropas antes de hacer lo mismo o algo parecido.

Con las arcas públicas en claros números rojos, este tipo de recaudación podría ayudar, quien sabe si a mejorarlos. Nos sería el objetivo primordial, pero desde luego que se podrían matar dos pájaros de un tiro.

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Nota: quiero agradecer a una fiel y correspondida seguidora en Twitter, ?@tu_endocrino, la información facilitada para esta entrada.