Dietas depurativas: tan abundantes como absurdas

Praisaeng vía freedigitalphotos.net
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A estas alturas del año, pasada la vorágine de las fiestas de Navidad y con los “nuevos” buenos propósitos, es probable que hayas tenido alguna tentación de ponerte a seguir una dieta depurativa. De hecho, esta época es la fetén para que este tipo de absurdos planteamientos hagan mella en tu bolsillo. Su seguimiento, además, servirá casi con toda probabilidad para aumentar tu sabiduría sobre procedimientos dietéticos estúpidos (ya ves que pedazo de ventaja), y quien sabe si incluso tu salud pueda verse afectada en sentido negativo. Un lujazo, vamos.

Dieta depurativa, a partir del método de turno que corresponda, suele ser el reclamo publicitario más visible: suena bien, es molón y aporta ese toque de buen rollo con el que tantas veces los misiles de las alegaciones fraudulentas tratan de derribar el dique de nuestra racionalidad… pero hay otras expresiones de similar calado, es decir, ninguno: dieta detoxificante (o solo detox), dieta purificadora, dieta para eliminar toxinas. Así, Internet, los establecimientos de herbodietética e incluso (tristemente) no pocas farmacias ponen a disposición de quien quiera ser su cliente un amplio abanico de soluciones depurativas… a cuál más ridícula.

¿Por qué son tan molonas?

En esencia ya lo conté en esta entrada, porque nos dicen aquello que queremos oír. Porque su planteamiento buenrollista resuena de forma eufónica en el interior de nuestro ser. Pero que algo “suene” bien no es garantía de que funcione. Ni mucho menos. Sucede algo muy parecido a la ya comentada actitud de “compensar”. De hecho en el concepto de dieta depurativa subyace el mismo posible error que con el tema de “compensar”. A fin de cuentas se trata de algo muy parecido; más o menos se trata de tomar consciencia de que se ha hecho mal durante un determinado tiempo para puntualmente seguir un patrón más o menos restrictivo, con el fin de abandonarlo en un periodo de tiempo también más o menos corto… y de esta forma volver a la casilla de salida en una especie de dietética espiral infinita.

¿En qué consisten?

Hay muchas y por tanto sus características son variopintas, pero suelen consistir en seguir un patrón de alimentación normalmente muy escaso con una presencia importante de frutas, vegetales en general, zumitos… otras veces están vinculadas a la toma de determinados yogurcitos, cereales de desayuno, etcétera. Muchas de ellas también están planteadas por sistemas comerciales con nombre propio y a base de preparados o sustitutivos de comidas.

No pocas personas asocian el efecto depurativo o desintoxicate al hecho de “evacuar”. Es decir, para muchos este efecto no es más que una forma más o menos chic de decir que sirve para ir al baño. Vamos, que las dietas depurativas son dietas para cagarse. Al final la pregunta que hay que contestar es una…

Pero, ¿tenemos que depuranos, o tenemos que detoxificarnos?

La respuesta ha de ser contundente: claro que sí. Y para ello nuestra biología tiene establecidos sistemas que llevan a cabo estas acciones. Nuestros riñones, nuestro hígado…, realizan estas acciones diariamente y sin que les pidamos el favor de que lo hagan de forma especial. Es decir, no hace falta seguir ninguna dieta depurativa cuando esta es planteada como un periodo dietético de quita y pon. Lo que se aconseja es seguir una dieta saludable constantemente y que cada sistema funcione dentro de las mejortes condiciones que, constantemente, sus propietarios, es decir, nosotros, seamos capaces de ofrecerle.

Además, el tema de la cuestión desintoxicante o depuradora referido a la dietética se enmarca de forma habitual entre aquellos sistemas alternativos poco recomendados y con una escasa (por no decir nula) aceptación entre la comunidad sanitaria reconocida, tal y como se pone de manifiesto en este estudio.

Por último, estas cuestiones depurativas y detoxificantes reúnen, siempre, más de una de las “banderas rojas” que caracterizan a las denominadas dietas milagro o populares: sacar conclusiones simplistas de cuestiones complejas, incluir la compra de, vete a saber, que productos, hacer listas de alimentos buenos y malos, prometer resultados rápidos, etcétera.

Así que ya sabes, pasa de este tipo de dietas y retoma cuanto antes un patrón de alimentación adecuado. Tu bolsillo, tu tranquilidad y tu salud te lo agradecerán.

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