El aspartamo era seguro y sigue siéndolo con un amplio margen

Aspartamo

La leyenda -negra- de los aditivos en general, de los edulcorantes en concreto y del aspartamo más en particular se remonta hasta sus orígenes y, como apunto, es de todo menos brillante. Pero resulta que esa falta de lustre se debe en buena medida a la rumorología y no, como debiera ser para considerarla como cierta, al conocimiento científico que sobre estas sustancias se tiene.

Ya apunté en su día en esta entrada ¿Qué tienen en común las manzanas y el aspartamo (aditivo E-951)? el posible origen de tanta mala fama en torno del aspartamo. A pesar de ello y desde entonces tampoco han faltado las lecturas fatalistas y conspiranoicas con respecto a su uso en alimentos diversos, muy frecuentemente en las bebidas edulcoradas (etiquetadas habitual y torticeramente como refrescos).

Para dar una vuelta de tuerca más a este edulcorado tema la EFSA, hace unos pocos meses, volvió a revisar la ingesta diaria aceptable (IDA) del aspartamo considerando para ello los últimos estudios que arrojaban más luz sobre los posibles riesgos derivados de su consumo. Pues bien, la conclusión bien y extensamente justificada no puede ser más clara: su uso normal es seguro.

Con el fin de aplacar las dudas de aquellas personas más escépticas debería ser suficiente el considerar que el aspartamo es en realidad un dipéptido formado por la unión de dos aminoácidos naturales y habitualmente presentes en muchísimos alimentos, la fenilalanina y el ácido aspártico. En su degradación metabólica se obtienen ambos aminoácidos por separado y una parte de metanol.

Sea como fuere, ni la propia sustancia en estudio, el aspartamo, ni sus tres metabolitos fruto de su degradación han mostrado en los estudios un mayor problema dentro de un consumo normal y en condiciones también normales de los usuarios. Por lo tanto el panel de expertos de la EFSA ha concluido que no hay motivo de preocupación con respecto a la seguridad de las estimaciones actuales de exposición a esta sustancia. Por tanto la Ingesta Diaria Aceptable (IDA) para este edulcorante era y sigue siendo de 40 mg de aspartamo por  kg de peso corporal y día.

Las condiciones “normales” se refieren a que estos valores no son aplicables a personas con fenilcetonuria (una rara, y grave, enfermedad metabólica que se suele detectar en neonatos mediante la conocida como prueba del talón) y, al mismo tiempo a que habría que hacer auténticas burradas en el consumo de este edulcorante (del orden de más 4 litros de bebida con el máximo de aspartamo permitido -600 mg/L- al día durante todos los días de una vida en el caso de un adulto de 60 kg de peso) para empezar a entrar dentro de esta IDA… y además tener en cuenta que esta IDA es al mismo tiempo calculada con unos amplísimos márgenes de seguridad.

Así pues, en mi opinión, creo que está claro que conviene relajar el tono de esos habituales mensajes fatalistas al respecto del estricto uso del aspartamo.

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