Nutrición-área 51: le llaman Vessyl, un vaso inteligente a medida para “geeks”


Quién no ha tenido alguna vez la duda al respecto si lo que se acaba de servir en su vaso, copa o jarra es un refresco de cola, un vino, un zumo de manzana o un yogur líquido… me refiero a ese tipo de dudas que le asaltan a todo el mundo media docena de veces al día, todos los días. Evidentemente es una ironía.

Bueno, para los que sí que tengan esa duda, cosa que dudo, ha nacido Vessyl, el vaso inteligente que te informa de la naturaleza de aquello que tú has vertido dentro de él. Que pones té… pues el vaso todo diligente te dice… has puesto té; que pones zumo de naranja con pulpa, pues lo mismo, va y te lo dice: zumo de naranja con pulpa. Un prodigio, cuyas maravillas informativas no se quedan ahí.
Vessyl, el vaso, y siempre según sus promotores, además es capaz de analizar “molecularmente” su contenido y aportar más datos. Sin ir más lejos el del aporte energético, las calorías, pero también la cantidad de proteínas, azúcares, grasas y otras moléculas habitualmente de interés entre las bebidas, como pueden ser, la cantidad de cafeína, de alcohol…

Esto, más que interesante empieza a resultar curioso. Igual la tecnología que usa es de lo más sencillo del mundo, no lo niego, pero a mí se me escapa, en especial por el coste con el que pretende ponerse a la venta: no más de 150€. Un precio caro para un vaso eso es cierto, pero moderadamente asequible para un “vaso inteligente” con lo último en tecnología. La verdad es que no me importaría contrastar cómo funciona, sus márgenes de error, etcétera. Más como una curiosidad que como una herramienta verdaderamente útil. Me encantaría tenerlo y meterle una buena ración de sopa de pollo con fideos… a ver qué me cuenta Vessyl. Si lo hace bien, seguiría con unas buenas sopas de ajo.

Como digo su verdadera utilidad me parece francamente escasa, al menos con los argumentos que sus ideólogos y promotores pretenden poner en alza: ayudarte a adelgazar; a hidratarte correctamente; a mantenerte alerta (informándote de cuanta cafeína llevas incorporada en un determinado tiempo); a maximizar tus entrenamientos (contabilizando la cantidad de “proteína líquida ingerida); a dormir mejor (de nuevo a partir del análisis de la cafeína ingerida), etcétera. Sin embargo, sí que lo veo útil para el tema de fardar allá donde un buen geek que se precie quiera lucirlo (persona especialmente obsesionada por las cuestiones tecnológicas, en ocasiones asociadas a modas o tendencias). A fin de cuentas su diseño es como muy chic, in, vanguardista y minimalista (puedes descartarte de lo que quieras). A estas alturas no debería hacer falta mencionar sus amplias posibilidades de conexión a teléfonos u otros dispositivos también “inteligentes” con los que dejar a tus colegas alucinados un buen rato.

Y dale con aquello de “contar calorías”

El tema de contar calorías en los alimentos (o en las bebidas) es un full, que sirve para poco, por no decir nada. Partamos de la idea de que, además, la mayor parte de bebidas (no todas eso es cierto) se comercializan con su etiquetado nutricional en el que ya se aporta esa información. Pero suponiendo que no fuera así… bien, Vessyl te informa que en las últimas 24 horas has ingresado 456 kcal en forma líquida en base al café con leche, el refresco de cola y la cerveza que te has tomado a lo largo del día… ¿y sabes cuántas calorías has gastado tú en ese día y cuántas has ingresado con los alimentos? No; así que hala, a tomar viento, es una información que no sirve para nada. Contar calorías en líneas generales no sirve para nada, salvo para obsesionarse con tonterías sin tomarle el pulso a lo verdaderamente importante: hacer mejores elecciones alimentarias.

Luego, además de las calorías, está la cuestión de la hidratación. Supongamos que aparte de ese café con leche, refresco y cerveza, has bebido 1,356 litros de agua, y Vessyl te lo dice que para eso es un vaso muy ordenado e inteligente. ¿Te has quedado con sed? Pues bebe, sin la necesidad de que ningún Vessyl listillo te diga cuánto agua has de beber. Por el contrario, ¿te has forzado a beber? Manda a Vessyl a la porra. Te lo dije en esta entrada, el mejor consejero al respecto de cuánto se ha de beber (o no beber) es nuestra sed. Y punto. Ni litro y medio al día, ni dos litros que valgan… la sed. La tienes, bebe; no la tienes, no bebas.

Y por último está el tema de la cantidad de grasas, hidratos de carbono y proteínas… ¡nutricionismo en su máxima expresión! cuestiones que solo promueven el desequilibrio mental de la población en lo que se refiere a las cuestiones nutricionales.

No sé, a mi esto me recuerda cada vez más al relato de ciencia ficción en tono de humor, “Mesura”, que publiqué hace tiempo. Me refiero a ese proyecto de creación de un “robot de compañía dietéticamente correcto” que le informaba a sus propietarios de las calorías, proporción de nutrientes y demás que ingerían… Si quieres echarle un vistazo y contrastar cuál es mi perspectiva ante ese futuro cada vez más real que es el de contar calorías apoyados en “soluciones” tecnológicas, te invito a que leas sus tres capítulos ( el 1, el 2 y el 3).

Tal y como vimos en aquella entrada al respecto de la creación del tenedor inteligente (HAPIfork: que nos informaba de si nuestro ritmo al dar cuenta de la comida era alto, bajo o adecuado) esto de las aplicaciones tecnológicas para ocuparnos de cosa del comer, creo que se nos está yendo de las manos. Mucho tenedor inteligente, mucho vaso también inteligente… ¿para cuando un humano, al menos, con sentido común?

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Para que luego no se diga, si alguien quiere recabar toda la información ofrecida por los fabricantes de Vessyl he incluso reservarlo por el módico precio de 75€ (esto tiene toda la pinta de estar en proceso de crowdfunding o micromecenazgo) aquí te dejo todos los enlaces a su página web: las preguntas más habituales al respecto de su uso, naturaleza, diseño, precauciones… el equipo que lo ha sacado adelante o que pretende sacarlo, y cómo contactar con ellos.

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