El colmo de la masculinidad: beber leche materna para “hacer músculo”

Tio cachasPues sí, como lo oyes. Al parecer en determinados círculos (viciosos donde los haya cuando nos referimos al tema de la musculación) se está poniendo de moda según parece el suplementar la dieta con leche humana (vamos a llamarle materna) con el fin de propiciar un mayor o más rápido desarrollo muscular. Según sus defensores, claro.

Digo según sus defensores porque las pruebas de que la incorporación de este alimento tenga algún efecto constatable en la ganancia de más músculo o que esta se consiga más rápidamente son nulas. Para ser sincero tampoco las hay para demostrar que no sirva para nada, pero como siempre en estos casos la carga de la prueba corresponde ser aportada a quién hace afirmaciones extraordinarias… ya sabes, aquello que con toda la razón apuntaba Carl Sagan: “afirmaciones extraordinarias requieren siempre de evidencia extraordinaria”. Y como casi siempre en estos casos no hay tal evidencia.

De todas formas mis razones (y las de muchos otros) para renegar a priori este prodigio cuando algunos atribuyen a la leche materna una especie de “efecto Popeye” tan en alza siempre en el mundillo de los Homo croassanis, es sencillamente que en la composición de la leche materna no encuentro el elemento capaz de obrar esta apolínea maravilla.

A continuación, en esta tabla tienes las diferencias nutricionales (por 100ml) de la leche materna con la leche de vaca (muy someramente, todo hay que reconocerlo). Después analizaremos “la jugada”

Leche materna vs vaca

Así pues, como ves la leche materna tiene muchas menos proteínas que las de vaca (tres veces menos). En este sentido también hay que decir que el perfil, su tipología es bastante diferente, especialmente adaptada a la capacidad digestiva del estómago del lactante, menor frente a la de un adulto. Además de la distinta tipología de proteínas que facilita la digestión de las mismas en la leche materna frente a la de vaca, en la materna hay una mayor presencia de aminoácidos concretos (taurina y cistina) que tienen la característica de ser esenciales… sí, pero solo en el caso de los lactantes, en especial cuando son prematuros. No para un señor hecho y derecho. En resumen a este respecto, el valor calórico de las proteínas presentes en la leche materna supone en torno al 6-7% del total (menos proteínas), frente al 20% en la leche de vaca (más proteínas).

Sobre los lípidos aportados en ambos productos estos representan cerca del 50% del valor energético total, con el ácido oleico como ácido graso predominante en ambas leches. Sin embargo, el ácido linoleico, un ácido graso esencial, está mucho más presente (cerca de 4 veces más) en la leche materna… pero esto, que yo sepa no tiene mayor relevancia en el aumento muscular… y menos de forma “prodigiosa”.

Hombre leche

Además de las proteínas, una de las más importantes diferencias nutricionales es la cantidad de lactosa… mucho más presente en la leche materna (¿sorprendido?). De hecho, la lactosa en la leche materna aporta el 42% de sus calorías, frente al cerca de 30% que aporta en la de vaca. ¿Eres un musculitos intolerante a la lactosa? No tomes leche materna.

Luego están las diferencias en vitaminas y minerales, que las hay, pero son elementos que por un lado el culturista al uso debería poder encontrar en cualquier otra fuente alimentaria sin mayor problema y que, por el otro, no están en principio relacionados de forma importante o definitoria con la ganancia muscular en condiciones “normales”. Por ir resumiendo:

¿Qué tiene la leche materna para que ahora a una serie de señores les haya dado el siroco de incluirla como pauta de alimentación en su rutina de ganancia de músculo?

Nada

Sin embargo a día de hoy, cuando esta moda está empezando a hacer furor, no es extraño encontrase en foros de culturismo con usuarios que ensalzan sus propiedades basándose en: primero su experiencia particular (mal tema); segundo, las historias de otros usuarios o entrenadores, es decir el “teléfono-roto” (peor tema) y tercero, algunos “estudios clínicos” que curiosamente nunca se citan o aparecen reflejados.

¿Cómo puede un culturista hacerse con una dosis de leche materna?

En España no es especialmente fácil ya que, aun pudiendo suceder, la práctica de comerciar con ella de particular a particular (en especial a partir de Internet) no está tan extendida como si sucede en otros países tales como Alemania y USA, país este último del que parte esta absurda y peligrosa moda… ¿Peligrosa?

Sí, porque salvo que haya una red específicamente establecida para ello, las transacciones comerciales realizadas entre particulares no suelen reunir las más elementales normas higiénicas en la manipulación, envío y procesado de las muestras de leche con el consiguiente riesgo de, ya no solo provocar una toxinfección alimentaria, sino incluso de infectarse con hepatitis o sida: ¿Quién está seguro que esa leche que se recibe por correo no pertenece a una portadora de estas enfermedades?. Tanto es así que en USA, país donde esta práctica está más implantada la FDA (Food and Drug Administration) desalienta de forma insistente la compra de este tipo de fluidos directamente a través de Internet, ya que:

“Las probabilidades de que hayan sido tratadas convenientemente para evitar el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas provenientes del donante son francamente escasas”

En su lugar, sigue recomendando la FDA, se aconseja acceder a la leche materna a través de un médico o bien ponerse en contacto con los bancos de leche materna. Una opción que sí está bien implantada en España y que cuenta con todas las garantías sanitarias… pero para quien de verdad la necesita. No para tonterías.

Y es que no conviene perder de vista los riesgos que se asumen al adquirir leche materna fuera de los canales establecidos para ellos y siempre con unos fines legítimamente ortodoxos. Este reciente artículo (y su mera existencia ya da muestra de lo habitual de esta práctica) publicado en la prestigiosa revista Pediatrics: “Microbial Contamination of Human Milk Purchased Via the Internet” (Contaminación microbiana de la leche materna adquirida a través de Internet) obtuvo los siguientes resultados tras comparar una muestra de 100 “leches maternas” obtenidas por internet con 20 obtenidas en condiciones estándar (de banco de leche materna) antes de ser pasteurizada:

  • Casi una de cada cinco muestras adquiridas por Internet se entregó sin la conveniente refrigeración, con lo cual ofrecían un especial riesgo de proliferación de microorganismos (muchos de ellos naturalmente presentes, pero no “cultivados” a temperaturas ambiente fomentando su proliferación)
  • El 3% de esas leches presentó una contaminación con Salmonella, una bacteria que difícilmente se puede encontrar de forma “natural” en la leche materna, lo que indica deficiencias importantes en su manipulación.
  • El 64% de las muestras presentaron niveles significativamente altos (en relación con las muestras de referencia) de Staphylococcus y el 36% de Streptococcus, además de constatar que cerca del 75% contenía otras especies bacterianas en niveles especialmente altos.

En resumen

Para el tema que se trata, la leche materna adquirida a través de Internet, más allá de su absurda utilidad para obtener mejoras musculares en la población adulta muestra una elevada proliferación bacteriana en general además de una habitual contaminación con bacterias patógenas.

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Imagen:  stockimages y Ambro vía freedigitalphotos.net