Las recurrentes preguntas y latiguillos gastro-navideños de todos los años

Navidades aburridasFeliz Navidad y próspero año nuevo. ¡Hale! ya lo he dicho un 17 de noviembre. ¿Te parece pronto? A mí también, pero por lo visto hay a quien no. De hecho la semana pasada ya recibí la primera consulta de una periodista para hacerme una entrevista al respecto de qué es lo que se puede hacer para compensar los excesos navideños, en referencia, claro está a los excesos gastronómicos. Y luego más preguntas sobre qué alimentos son los más “depurativos”, cuáles tiene la capacidad de sanar la vesícula, para qué sirven las dietas “detox”, si deberían ser estas pautadas por un profesional sanitario y no a tontas y a locas… Imagínate mi cara al otro lado del teléfono.

No seré yo quien cuestione la planificación de contenidos de una determinada revista y los plazos de los que disponen. Además, no me importa tanto el momento en el que se plantean sino la absurdez de tanto pensamiento redundante y de escaso calado. Por no hablar de cuando la periodista quiere sacar de tu boca y con sacacorchos sus propias opiniones. Va a ser que no.

Que qué se puede hacer para compensar los excesos navideños, me preguntaron. Pues lo mismo que lo que se puede hacer para compensar las multas por exceso de velocidad al circular a 230 km/h, le contesté: pagar y hacer propósito de enmienda. En el caso de la multa abonarla y proponerse no circular más a esas velocidades; y en el caso de la dietética lo mismo, jorobarse (pagar) y no actuar de forma tan simple como para que el año que viene se vuelva a las mismas y… (esto es lo que más me fastidia) encima preguntando que qué se puede hacer. Otra vez. En fin.

Además, seamos sensatos… ¿alguien cree que si a lo largo del año en curso hubiera surgido algún remedio eficaz para atajar los efectos de los excesos navideños (o gastronómicos de cualquier temporada del año) no se le hubiera dedicado titulares, artículos y programas de radio hasta que nos sangraran los oídos? Pues eso, que no. Y como es que no, no hay nada más que decir que lo que se dijo el año pasado y lo que habrá que decir, tristemente me temo, el que viene.

Uno ve aquí dos problemas de base. Por un lado, ya te lo conté en esta entrada, es la previsión de los excesos. Pensar que como es una fecha señalada y las fechas señaladas se celebran de forma destacada en torno de una mesa hay que excederse. Pero no, la celebración no tiene porqué ir asociada al exceso. Si acaso, ese exceso lo podría asumir con mayor indulgencia en otro tiempo, otra época, aquellas con más carestías o falta de recursos… pero, ¿ahora, hoy en día… precisamente cuando nuestra habitual existencia está ya de por sí caracterizada por el exceso cotidiano? No, no lo puedo entender. Entonces, si se siguen asumiendo estas fechas tan señaladas que se nos avecinan de forma tan inadecuada, lo que ocurre es que hacemos un exceso sobre el exceso habitual. Parte del problema es que el patrón cotidiano, de por sí ya excesivo, es asumido por lo frecuente y recurrente como normal. Así, el exceso diario es lo normal (habitual) y lo de las navidades entonces el exceso al cuadrado.

Y por el otro lado, está la absurda obsesión que hasta cierto punto nos causa la Navidad en este tema y no, al parecer, lo que sucede el resto del año (con el paréntesis, claro, de la operación bikini). Es cierto, en el periodo navideño se puede ganar una cantidad de peso significativa tal y como apuntan algunos estudios cuando se compara con otras épocas del año; sin embargo, parece que se nos olvida que el resto del año (y que no son navidades) también, en líneas generales, se sigue aumentando de peso tal y como apuntan otros artículos. No poco y todos los años. Siempre para arriba y con el empujoncillo que puede suponer la Navidad.

Así pues, que con el actual panorama te vengan a preguntar a mediados de noviembre qué se puede hacer ante los excesos navideños, es signo inequívoco de que hay varias cosas que no funcionan demasiado bien en esta sociedad.

¿Que qué se puede hacer? Cualquier cosa menos la que se hizo el año pasado. Eso es lo que se puede hacer.

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Nota Bene: ¿Sabes lo más gracioso? Al final no hubo entrevista, la periodista quería oírme hablar de los beneficios hepato-depurativos de las hojas de alcachofa, de los prodigiosos poderes de las dietas detox y de otras historias igualmente buenrollistas. Pues fue que no. Para buen rollo, este año ya tenemos el anuncio de la Lotería (ejem).

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Imagen:  imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

8 comentarios en “Las recurrentes preguntas y latiguillos gastro-navideños de todos los años

  1. “Por no hablar de cuando la periodista quiere sacar de tu boca y con sacacorchos sus propias opiniones. Va a ser que no.”
    Jejejejejeje… me ha encantado esta frase, que lo resume todo Juan.
    No paramos de engordar toooodo el año por una vida sedentaria y una alimentación hipercalórica pero nos preocupan los quince días de fiestas navideñas.. somos de lo que no hay..
    En fin.. que me gusta que me feliciten el año a mediados de Noviembre y que no sea ElCorteInglés, por una vez… jejejejeje
    Saludos!!

  2. Sobre todo lo malo de este tipo de preguntas, son esa especie de actitudes compensatorias que pueden llevar a malos hábitos culinarios. Es como cuando oigo que “voy a ir al gimnasio, que mañana tengo una barbacoa”… ¡pues no! Si tienes un día de excesos, pues los tienes, tampoco es tan grave, un día no nos va a hacer engordar (recordemos que para engordar o adelgazar 1kg de grasa necesitamos de exceso o defecto 7000kcal, respectivamente).

    Quienes más engordan en fiestas es porque entre las dos o tres comidas familiares en que se come más de lo normal, y los turrones de postre, los chocolates calientes con mazapán… y un largo etcétera de excesos acumulados en prácticamente un mes o incluso dos. ¡Que en el supermercado de al lado de mi casa ya venden turrones desde hace semanas!

    ¡Ah! Y que tengas felices navidades, Juan 😛

  3. Lo bueno de la Navidad es la paga extra , lo demás, no le veo ninguna gracia , al contrario me parecen fistas de malgastar y malgastar en todos los sentidos en dinero y en salud.

    Clica sobre mi nombre

  4. la navidad en si es una “fiesta”, basada en el consumo, ya que solo es un medio para vender productos inútiles,(algo en lo que se basa el 80% de nuestra industria y que mueve nuestras vidas o su economía que viene a ser lo mismo), como lo es la TV o la prensa, y a te ello puedes hacer dos cosas entrar en en ese sistema de consumo y excesos o no y seguir con tu vida, y no hay mucho mas que decir de los excesos navideños, todo los medas pamplinas para conversen al que no quiere entrar en este juego a que entre aunque sea un poquito

  5. Este es el típico problema de actitud. Un ejemplo más de que el ser humano tiene una mentalidad aún retrógrada con respecto a la alimentación. Aún queda mucho camino por recorrer, eso está claro, ya los hechos me remito. Tan solo nos queda respirar hondo, tener paciencia y seguir luchando día a día para hacer entender a la gente que el “exceso” puntual no es un crimen ni el problema en sí…

  6. Yo creo que más que los excesos, es la falta de movimiento tras las comidas, en sobremesas indefinidas, entre frío que hace fuera, calorcito dentro, que si jugamos a las cartas y de paso pico alguna ciruela que si ensamblamos con la cena, que no es que haya hambre pero bueno ya que sentados estamos, aprovechamos y así vamos cenados a casa en coche, vamos, que al final el prota total de las Navidades es un estómago henchido y sentado que hace tope con la mesa.

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