Hemocromatosis: un trastorno con mucho hierro

HierroUno de los temas más candentes en el mundo de la nutrición y de la alimentación refiere a lo concerniente al hierro. No se trata de una cuestión de matices, a este respecto hay pocas dudas: tal y como señala la propia OMS la deficiencia de hierro es el trastorno nutricional más común y extendido en el mundo, afectando a un gran número de habitantes en los países en desarrollo pero siendo al mismo tiempo la más prevalente de las deficiencias nutricionales en los países industrializados. Tal es así, que la cuestión del hierro es protagonista en nuestro medio de esa poco adecuada práctica que es la del “nutricionismo”… resumida muy fugazmente como: toma mucho de esto que te hace falta porque es bueno para aquello.

Sin embargo, al mismo tiempo de esta férrica situación deficitaria y generalizada, existe un grupo de patologías que se caracterizan por todo lo contrario. Quienes las padecen mantienen unos niveles excesivos de hierro en la sangre, algo que al mismo tiempo les supone serias complicaciones metabólicas y por ende en su salud.

¿Qué es la hemocromatosis?

Más allá del resultado incuestionable del caso, un exceso de hierro en la sangre dentro de niveles considerados tóxicos, se distinguen básicamente dos tipos de hemocromatosis en relación a su origen:

  • La hemocromatosis primaria: un trastorno congénito y hereditario, por lo tanto con causas genéticas. Las personas en esta situación absorben más hierro de lo que es habitual a través de su aparato digestivo. Así, el hierro se acumula en su cuerpo y en especial en el hígado donde es especialmente negativo. Como muestra un botón, Los pacientes con hemocromatosis hereditaria pueden llegar a almacenar hasta 20-40 g de hierro en su organismo, una cantidad netamente superior a los 0,3-0,8 g de las personas sin hemocromatosis.
  • La hemocromatosis secundaria (adquirida): debida en estos casos a otros trastornos relacionados con la sangre (tales como talasemia o ciertas anemias) o, aunque más infrecuente, a una sobrecarga de hierro recibido por transfusiones sanguíneas. En otras ocasiones la hemocromatosis secundaria está asociada a personas con antecedentes de alcoholismo prolongado u otros problemas de salud.

Normalmente en ambos casos y en sus fases iniciales, cuando a veces todavía no son apreciables lesiones patológicas en órganos, los pacientes con hemocromatosis pueden experimentar cierta sensación de fatiga y somnolencia (situación que en no pocas ocasiones se suele achacar, curiosamente a la anemia ferropénica). Más adelante son frecuentes los síntomas asociados a disfunción hepática ya que este órgano suele ser el más afectado pudiendo aparecer síntomas ligados a la insuficiencia hepática grave tales como hemorragias digestivas, alteración del nivel de conciencia, acumulación abdominal de agua (ascitis), etcétera. En estos pacientes también es común que la hemocromatosis desemboque en diabetes a consecuencia de la afectación del páncreas. Al mismo tiempo son esperables ciertas enfermedades articulares habitual en los casos de sobrecarga férrica (artritis, artrosis…). Sin embargo de entre todas las complicaciones la más preocupante sin duda alguna sigue siendo la insuficiencia cardiaca.

La incidencia de la hemocromatosis es dispar en relación al género, en el caso de las mujeres, las menstruaciones mensuales enlentecen las lesiones orgánicas asociadas hasta después de la menopausia. Sin embargo, los hombres son especialmente susceptibles a la hemocromatosis porque carecen de mecanismos fisiológicos de pérdida de hierro como la menstruación, el embarazo o la lactancia.

Tratamiento de la hemocromatosis

Donar sangre

El tratamiento de la sobrecarga férrica difiere de forma importante en base a la causa que la ha motivado. En los casos de hemocromatosis primaria (hereditaria) el principal tratamiento suele consistir en la práctica de flebotomías periódicas (extracciones de sangre). con este procedimiento se extraen cada semana aproximadamente unos 450 mL de sangre que eliminando la cantidad de unos 0,2g de hierro cada vez (un aspecto indirectamente positivo de esta práctica consiste en saber que al menos en España la sangre procedente de las flebotomías puede usarse para transfusiones en pacientes que necesitan sangre, según la Asociación Española de Hemocrmatosis). La cantidad de 0,2g de hierro eliminados con cada flebotomía equivale a la cantidad de hierro absorbida con los alimentos durante 2 a 6 meses.

Además, otro de los tratamientos habituales consiste en la utilización farmacológica de diversos quelantes de hierro en base a las circunstancias del paciente. Es decir, la utilización de principios activos que facilitan y aumentan la eliminación metabólica del hierro acumulado. Estos quelantes pueden ser utilizados tanto en las hemocromatosis primarias como en las secundarias siempre bajo criterio médico.

La cuestión dietética

Al mismo tiempo, sean los que sean los tratamientos empleados, estos deben ir respaldados por el seguimiento de una serie de directrices dietéticas tendentes a la no inclusión de alimentos especialmente ricos en hierro, ni de aquellos elementos que faciliten su absorción (de otra manera se estaría haciendo el ridículo si con la dieta se incorpora hierro al mismo o mayor ritmo que el que se elimina con la dieta).

Por tanto, en especial se recomienda:

Hemoglobina

  • Limitar de forma severa todas aquellas fuentes dietéticas de hierro “hemo”, es decir aquel hierro ligado al complejo “hemoglobina” (de ahí su nombre) y por tanto aquellos alimentos de origen animal especialmente ricos en hierro (los vegetales por cuestiones obvias, no tienen hemoglobina, no serán nunca fuente de hierro “hemo”). Es decir se recomienda limitar las carnes, pescados, aves y sus derivados muy especialmente aquellos alimentos con mayor concentración de hierro: carnes rojas, caza, marisco en general (en especial si está crudo o poco cocinado como suele suceder con las ostras, almejas, mejillones… ya que existe el riesgo de intoxicación con Vibrio vulnificus, una bacteria especialmente letal en personas con hemocromatosis), hígado, morcilla, etcétera.
  • Evitar la ingesta de alimentos fortificados en hierro del tipo “cereales de desayuno”, “barritas para deportistas” y por supuesto aquellos suplementos de hierro como los “multivitamínicos” (a pesar de su nombre suelen incluir diversos minerales en su composición y el hierro es uno de los típicos) o sustitutos de comidas (barritas, batidos…) ya que habitualmente se presentan fortificados en diversos micronutrientes.
  • A su vez es muy importante evitar los suplementos que contengan vitamina C y el alcohol ya que ambas sustancias incrementan la biodisponibilidad del hierro dietético y por ende facilitan su absorción. Además, en el caso de alimentos que incluyan vitamina C de forma natural (frutas, hortalizas…) conviene separar su consumo de aquel en el que se intuye hay otros alimentos que son ricos en hierro.

Curiosamente, de entre todas las fuentes consultadas para la realización de este post, no he encontrado ninguna limitación al respecto de las fuentes dietéticas de hierro “no hemo” (todo el presente en los alimentos de origen vegetal). Supongo que porque su tasa de absorción es un orden de magnitud inferior al del hierro “hemo”… pero de ahí a no tenerlo en cuenta para nada no deja de llamarme la atención. Por poner un ejemplo, no se dice nada al respecto del consumo de lentejas, soja, piñones, sésamo, orejones, pasas… alimentos, en su género, con un relativamente alto contenido en hierro.

Así pues, si estás en esta situación o sospechas de ello, mi sugerencia es que te pongas en manos de un profesional médico cualificado y que luego solicites el consejo de un dietista-nutricionista que pueda concretar de forma individual una pauta dietética equilibrada a la par que adaptada a tus especiales necesidades.

Fuentes consultadas:

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Imagen:  Pumbaa, StefanYikrazuul vía Wikimedia Commons

6 comentarios en “Hemocromatosis: un trastorno con mucho hierro

  1. Me pregunto si el wok originario de China es, como me dijeron en una ocasión, fuente de hierro en las dietas chinas. Por supuesto me refiero al wok de hierro, ya que al cocinar los alimentos se desprendían micras de hierro que se mezclaban con la comida.

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  2. Como curiosidad: en una ocasión vi la situación en la que la sangre extraída por flebotomía terapéutica a un paciente con hemocromatosis no era utilizada para transfusiones debido no a una cuestión biológica (la sangre en sí no tiene ningún problema por proceder de alguien con hemocromatosis), sino por una cuestión ética: no está permitido que el donante obtenga beneficio con la donación, debe ser algo desinteresado. Imagino que el objetivo de esa norma ética es evitar la compra-venta de sangre. Ignoro si esto se aplica siempre o sólo cuando los profesionales encargados son especialmente puristas.

    Un saludo

  3. A mi madre le diagnosticaron hemocromatosis primaria. En ese momento pasaron a hacernos un análisis genético a todos los hijos y yo he sido uno de los que la ha sacado.
    Según médico de cabecera todavía no está “activado” ese gen pero si sufro de trastornos alimentarios y, al leer su artículo, me he preguntado si eso de la “activación” es algo real o no.
    Aconseja visitar a un médico especialista pero, ¿cuál sería ese médico?.
    Por otro lado, yo soy atleta aficionado, con un gran número de kilómetros semanales a mis espaldas, y dicen que ese ejercicio mantiene a raya el hierro. De hecho está siendo normal en las analíticas tenerlo bajo.
    Lo de los suplementos, carnes rojas, pescados, multivitamínicos, etc… me ha preocupado porque alguna vez los he tomado para compensar los esfuerzos que he realizado.
    ¿Cuál sería su consejo?
    Muchas gracias y enhorabuena por su artículo.

  4. Hola Sergio Aguilera,

    Pues mi consejo sería que observaras de cerca y cada poco tiempo (pongamos 6 meses) tus niveles de hierro en sangre y la de todos aquellos indicadores relacionados (ferritina, transferrina… séricas) ayudado por tu médico de cabecera. Si en algún momento se observa alguna alteración él creo que debería derivarte al especialista, en este caso, supongo que al hematólogo.

    En cuanto a los suplementos yo los dejaría de lado a menos que tuvieras la seguridad de que hay un elemento que conviene suplementar y para ello evitaría los suplementos “genéricos” (con un montón de vitaminas y minerales) y suplementaría de forma específica con aquello que es en cada caso necesario. Te dejo dos enlaces relacionados con este tema:
    http://blogs.20minutos.es/el-nutricionista-de-la-general/2013/04/19/excusas-erroneas-y-frecuentes-para-tomar-un-suplemento-vitaminico/
    http://blogs.20minutos.es/el-nutricionista-de-la-general/2013/01/10/principio-de-ano-y-yo-sin-mis-suplementos/

    Espero que tanto a tu madre como a ti os vaya bien. Muchas gracias por tus palabras y un cordial saludo

  5. Como curiosidad está muy guay lo que cuentas, pero a mí me encantaría un artículo sobre la ferropenia que vaya un poco más allá de lo que se suele contar siempre; supongo que tendría bastante público. Yo llevo unos cinco años con ferropenia, y empiezo a estar un poquito desesperada, porque no sé cómo arreglarlo. Los suplementos de hierro me sientan fatal, pero no estoy tan mal como para que el médico se decida a ponerme hierro inyectado (sé que esta forma de administración trae bastantes complicaciones). Tampoco tienen claro el origen de mi ferropenia, se asume que será por la menstruación y poco más. En fin, ya sé que esto no es un consultorio médico, pero se me agotan las ideas. ¿Qué hacéis los dietistas con los anémicos crónicos? ¡Saludos!

  6. Interesante post sobre un tema poco tratado y que afecta posiblemente a tantas personas como la ferropenia y que no se diagnostica rápidamente.En muchos casos los órganos internos ya están bastante afectados cuando se llega a diagnóstico. Además de la poca información hay diversidad de opiniones sobre la influencia de alimentos con hierro no “hemo” y de otros alimentos que puedan ayudar a la absorción del hierro lo que provoca que, a veces, se limite demasiado la alimentación.
    Sergio, dentro de la hemocromatosis genética hay dos “variantes”, una menos agresiva, el consejo de Juan de que cada 6 meses revises los niveles de los distintos indicadores que pueden dar una idea de tu nivel de hierro mediante analíticas es lo que le han aconsejado los médicos a las personas que conozco que sufren esta enfermedad. En función de estos niveles el hematólogo les indica si conviene que realicen una donación de sangre ya que, como indica Juan, en España está sangre puede ayudar a otras personas

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