El Reino Unido a punto de mover ficha contra el lobby azucarero, la publicidad de comida basura, etcétera

Algo se cuece en el Reino Unido y no me refiero en esta ocasión a las alarmantes cifras de obesidad que, para quienes no lo sepan, están prácticamente a la par con las de España. Sin embargo, en el país del porridge está dando muestras de una preocupación seria sobre el tema y por tanto se están poniendo manos a la obra, algo que aquí solo se practica de boquilla y mirando al tendido por parte de las autoridades sanitarias y de la clase política.

¿Te apetece comer algo?
¿Te apetece comer algo?

Por mi parte nunca he dicho que la obesidad sea un problema sencillo, más al contrario, opino que las soluciones son endiabladamente complejas, más que nada por que ya de entrada están implicados poderosos agentes económicos… que terminan afectando al poder político y por tanto es relativamente previsible que se acaben manipulando aquellas decisiones que verdaderamente podrían servir para atajar el problema, dejando las medidas optimas en el tintero. No bromeo en absoluto, aquí tienes un ejemplo de lo que digo en boca de una persona más que autorizada a este respecto.

Por eso digo que ahora en el Reino Unido algo está cambiando que lo distingue de buena parte de los países de su entorno… y sí, ahora vuelvo a estar mirando hacia España. En la actualidad, en el Reino Unido resulta visible una voluntad política manifiestamente clara por parte de algunos sectores a la hora de meter mano a algunos de los actores implicados que más dinero mueven en esto del comer y de la obesidad. Me refiero a la industria alimentaria… y a su amiga, la publicitaria.

Como digo son dos los asuntos que tienen actualmente al primer ministro David Cameron en un sin vivir. El primero de ellos, aprobar o no un aumento de los impuestos a ciertos alimentos con un perfil nutricional tachado de poco sano (o insano de forma más directa) en base principalmente a su contenido en azúcar. Y el segundo, valorar la aprobación de una medida que limite la publicidad de la comida “basura” en determinado horario, que ahora está proscrita en el horario infantil, haciendo extensiva esta prohibición durante todo el día y permitirla solo a partir de las 21:00.

La propuesta de aumentar el impuesto a los alimentos azucarados en UK parte del comité de salud de  Los Comunes que ha validado el trabajo coordinado de más de 20 organizaciones y colegios de medicina en el que se apuesta por esta medida como una más dentro de una estrategia general para el control de la obesidad infantil. Además de esta y de la prohibición de la publicidad antedicha, se propone limitar la práctica del 2 x 1, el “rellena gratis” (del que ya hablé en esta entrada), limitar el tamaño de las raciones que cada vez más incrementan su tamaño sin que se refleje en el precio un aumento proporcional, controlar la presencia de determinados alimentos en las cajas de los supermercados y en las cabeceras de sus pasillos, etcétera. Es decir, se han puesto en serio con el fin de meter mano donde hasta ahora nunca se había atrevido casi nadie, ya que tal y como expresan algunos políticos británicos si la autorregulación (jajajajaja, la autorregulación) del sector no tiene éxito, las medidas de este tipo habrán de imponerse desde fuera.

Ni que decir tiene que los sectores implicados ya han salido a la palestra para decir que les parece fatal. Para no salirse de ese guion absolutamente previsible la Federación de Bebidas y Comestibles (FDF, que es algo así como el clon británico de nuestra FIAB) ha realizado una encuesta entre más de 2000 ciudadanos de la que se desprende, según ellos, que  más de dos tercios de los encuestados pensaba que la implantación de un impuesto sobre los alimentos azucarados solo serviría para penalizar a aquellas personas que consumen refrescos y otras laminerías de forma responsable… Aquí tienes al Director General de la FDF explicándonos porque el impuesto sobre el azúcar le parece una medida inefectiva al tiempo que propone a la FDF y resto de la industria como una solución válida (si esto no es flema británica que baje Dios y lo vea).

[Tal y como ves, parece que el guionista de los discursos de Cocacola y de la Federaciones de la Industria Alimentaria debe estar haciendo horas extra].

Al final habrá que ver si todas estas iniciativas políticas que están cogiendo bastante relevancia en este momento en la actualidad del Reino Unido se terminan por materializar. Algo que hasta hace unos pocos años era ya de por sí impensable. Pero desde luego que no me gustaría que pasara como con la iniciativa de Jamie Oliver, uno de los principales defensores e impulsores de este tipo de campañas, cuando hace apenas un par de meses recogió más de 150.000 firmas para pedir que su gobierno impusiera un impuesto especial sobre las bebidas azucaradas y que, finalmente, no obtuvo el beneplácito del parlamento.

Como digo, para meter tiros de tres hay que lanzarlos… a fuerza de tirar terminaran por entrar. Y ahora hay “equipos” (como el Reino Unido) que ya se están entrenando en ello. Lo malo es cuando, como en España, a la pelota de baloncesto solo se le dan patadas para mandarla a tomar…

Suerte para las británicos… quizá con el ejemplo de nuestros vecinos se empiecen a ver estas cosas de diferente modo por estas latitudes.

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Nota: mi agradecimiento a Joan Gómez (@Joangmohe) por mantenerme al corriente de esta noticia