Intolerancias que son la leche: Intolerancia a la lactosa

Para comprender de forma adecuada qué es y porqué se produce la intolerancia a la lactosa es preciso tomar en consideración y entender qué son los distintos conceptos implicados.

¿Qué es la lactosa?

La lactosa es el nombre con el que se conoce al hidrato de carbono característico de la leche. Como hidrato de carbono o azúcar que es, se trata de uno más entre las diversas moléculas de esta naturaleza que podemos encontrar en los distintos alimentos.

En este caso particular, es un azúcar compuesto por dos azúcares individuales juntos, es decir, dos monómeros (o monosacáridos) de hidratos de carbono unidos que dan lugar a un disacárido. Así pues, la molécula de lactosa es un disacárido resultante de la unión de una molécula de glucosa y otra de galactosa mediante un enlace glucosídico.

¿Qué es la lactasa?

Es una enzima imprescindible para desdoblar (es decir, para “romper”) el enlace glucosídico que mantiene unidos los monómeros de la lactosa. Esta enzima es sintetizada por algunas células epiteliales del intestino delgado y posibilita la “digestión” de la lactosa que resulta en la producción de sus dos azúcares constituyentes por separado. Esta digestión permite la posterior absorción de estos azúcares más pequeños qué, de otra forma, no se absorberían.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

Es la incapacidad de desdoblar la lactosa en sus azúcares constituyentes por falta o déficit de lactasa. En estas circunstancias la lactosa queda en la luz intestinal y es susceptible de generar una serie de molestias a lo largo del tubo digestivo. Son relativamente frecuentes los síntomas referentes a heces acuosas y diarreicas, distensión abdominal con o sin dolor, flatulencia, etc.

¿Qué tipos de intolerantes a la lactosa existen?

Existen tres grandes tipos de cuadros relacionados con la intolerancia a la lactosa:

  • Aquel que deriva de un descenso constante y paulatino de la actividad lactásica a partir de los 4 a 6 años hasta casi desaparecer por completo o casi por completo. Este tipo de intolerancia se denomina primaria, es permanente y está muy relacionada con factores étnicos y genéticos. En nuestro entorno es la menos frecuente.
  • Aquellos cuadros en los que la presencia de lactasa (la enzima) disminuye o desaparece como resultado de alguna circunstancia pasajera relacionada con el tracto digestivo. Es frecuente, por ejemplo, en el caso de trastornos gastrointestinales causados por infecciones víricas. Esta intolerancia se denomina secundaria, es temporal y con el tiempo normalmente se recupera la actividad lactásica y se deja de ser “intolerante”.
  • Por último, la deficiencia congénita de lactasa que es una enfermedad metabólica en la que el recién nacido viene al mundo sin la capacidad de digerir la lactosa y por tanto sin la posibilidad de aprovechar el alimento de su madre. Es un cuadro afortunadamente infrecuente ya que la leche materna es una de las leches más ricas en lactosa de todas las especies de mamíferos. Hasta la aparición de los preparados artificiales sin lactosa esta era una circunstancia con consecuencias fatales para el bebé.

¿Tiene cura la intolerancia a la lactosa?

En los casos de la intolerancia primaria y en el de déficit congénito de lactasa, no hay cura. En el primer caso su situación está relacionada con aspectos genéticos muy vinculados a la raza o etnia del sujeto en cuestión. En el segundo caso se trata de un error en el metabolismo de los hidratos de carbono sobre el que se desconocen las causas que lo propician. Sin embargo los cuadros de intolerancia secundaria son pasajeros y habitualmente la intolerancia revierte tras haber tratado la circunstancia que la provocaba (diarrea, infecciones, quimioterapia, etc.)

¿Qué cantidad de intolerantes a la lactosa hay en el mundo?

Tal y como se ha mencionado, la prevalencia de la intolerancia primaria a la lactosa es bastante variable en función de la etnia observada. Según un artículo sobre el tema, la prevalencia de la intolerancia primaria se puede resumir de la siguiente forma en base a las distintas poblaciones en estudio:

  • Escandinavos, del 2 a 15%
  • Blancos de norteamericanos, del 6 a 22%
  • Centroeuropeos, del 9 a 23%
  • Indios, del 20 al 30% en el norte; y del 60 al 70% en el sur
  • Centro y sudamericanos, del 50 al 80%
  • Raza negra; del 60 al 80%
  • Indios americanos, del 80 al 100%
  • Asiáticos, del 95 a 100%

¿Cómo sé si soy intolerante a la lactosa?

Ante la sospecha de ser intolerante la lactosa conviene salir de dudas y acudir a la consulta de un médico que nos hará las correspondientes pruebas diagnósticas. Una de las más frecuentes consiste en la determinación de hidrógeno en aire espirado tras una sobrecarga con lactosa. Es una prueba que se prolonga por espacio de dos horas y requiere de un protocolo concreto antes de la prueba. Existen también una serie de kits genéticos que suelen ser útiles.

¿Qué hacer si soy intolerante a la lactosa?

Mi consejo es que se ponga en manos de un experto en nutrición, alimentación y salud, de forma idónea un dietista-nutricionista, que le guiará en relación a los alimentos que deberá evitar y le dará pautas de actuación sobre aquellos otros con los que deberá observar una especial atención. Además, le planteará soluciones con las que poder minimizar el riesgo de deficiencias nutricionales al evitar determinados alimentos.

En próximas entradas se hablará más en detalle y en concreto de los alimentos que contienen lactosa.