durante mucho tiempo las recomendaciones de salud en el caso de la mujer, han pasado casi de forma inevitable por la suplementación con dos nutrientes clásicos: la vitamina d y el calcio. con este aporte extra de micronutrientes (amén de otros posibles) una mujer comprometida tanto con su salud como con los consejos de su médico se sentía más segura de aumentar las probabilidades de adquirir o conservar unos huesos más fuertes, más sanos y así reducir el riesgo de osteoporosis. y por tanto, también el de reducir el riesgo de una siempre inconveniente fractura ósea. mi abuela fue una de esas mujeres, aún la recuerdo tomándose esos inmensos comprimidos (mayores que una moneda de dos euros) y las dificultades que ello le suponía. pese a todo mi abuela se rompió la cadera dos veces en lo que sería un claro caso “amímefuncionismo” inverso.
sin embargo, parece que a día de hoy se ha puesto de manifiesto que la idoneidad de estas recomendaciones sobre el calcio y la vitamina d no tiene razón de ser, al menos en mujeres postmenopáusicas. resulta que el actual avance del conocimiento científico ha llegado a un punto tal en el que no hay razones para aconsejar, con datos en la mano, la suplementación que se venía hasta ahora haciendo en este sentido. una de las pautas más habituales de la suplementación con estos nutrientes incluía un aporte extra (además de las fuentes alimentarias) de 400 ui de vitamina d (ui = unidades internacionales) y de 1.000 mg de calcio.
esta información la acaba de aportar uno de los servicios públicos más volcado en hacer recomendaciones sobre la salud en los estados unidos, la u.s. preventive services task force (= el equipo de trabajo de servicios de medicina preventiva de los estados unidos). en un reciente documento eleborado a partir del estudio de multitud de trabajos sobre el tema ha puesto de relieve que sobre este tipo de suplementación no hay evidencia suficiente que respalde el efecto en la reducción del riesgo de fractura en mujeres postmenopáusicas. es preciso recordar que la u.s. preventive services task force es una de las instituciones más interesadas en hacer buenas y adecuadas recomendaciones ya que si no las hacen así los futuros problemas de salud de la población van a repercutir directamente sobre sus arcas, es decir, sobre las del propio estado.
el tema de la salud ósea femenina es una cuestión con amplias implicaciones económicas. se estima que cerca de la mitad de todas las mujeres mayores de 50 años sufrirán una fractura a lo largo de su vida motivada en cierta medida por la osteoporosis. a su vez, en las mujeres de edad avanzada, estas fracturas suponen un aumento de la morbilidad (enfermedades asociadas) y también de la mortalidad. para que se hagan una idea, entre el grupo de mujeres que se rompen la cadera la tasa de mortalidad en el año siguiente a la fractura es el doble que en el grupo de mujeres de la misma edad que no se la han roto.
entonces, a este respecto ¿qué puede hacer una mujer comprometida con su salud?
algo más sencillo, barato y cómodo que la suplementación vitamínico mineral: retomar o continuar con unos estilos de vida adecuados, es decir, seguir una alimentación equilibrada, nunca excesiva; cuidar el aumento de peso; mantener un estilo de vida activo con una cantidad e intensidad de ejercicio adaptadas a sus circunstancias y; tener también una adecuada exposición solar (con las consabidas protecciones). a fin de cuentas la vitamina d también es conocida como la “vitamina del sol”, ya que nuestro organismo tiene cierta capacidad de síntesis de esta vitamina a partir de los rayos solares. todos ellos, en la justa medida, son elementos que intervienen en una correcta salud en general y en la de los huesos en particular.
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foto 1: dandawson
foto 2: wellcome images