comentaba el otro día en esta entrada, que vivimos demasiado pendientes de las pastillas, de las soluciones rápidas sin tomar en consideración que quizá, la modificación de nuestros estilos de vida podrían tener en muchos casos un mayor beneficio sobre la salud en general que el fármaco o la pastilla de turno. y el colesterol no es, ni mucho menos, el único aspecto que mejora cuando se cambia hacia unos mejores hábitos. “hábitos” repito, algo que forma parte de nuestro estilo de vida… de por vida; no los “arrebatos” puntuales.
cambiar de estilo de vida para disminuir la presión arterial alta
si hay una situación agradecida en el ámbito de la salud que se puede ver beneficiada por el cambio de estilos de vida, sin la necesidad inicial de un fármaco esa es sin dudas la hipertensión. son diversos los elementos sobre los que se puede intervenir y hacer frente a esta situación, aunque lo mejor es, poco a poco, ir abordando pequeños cambios sobre todos ellos: sobre el perder peso, hacer más ejercicio, cuidar la ingesta de sal y mejorar la alimentación en general.
para que te hagas una idea, teniendo sobrepeso, la pérdida de, aproximadamente, un kilo de peso se traduce en una caída de 1 mm de mercurio, tanto en la presión sistólica (el número superior) como en la diastólica (el inferior).
la actividad física es otro elemento hipotensor que además es independiente de la pérdida de peso. así, si te decides a empezar por practicar ejercicio físico de forma más o menos regular (y adaptado a tus circunstancias, no empieces de golpe con grandes intensidades) tu presión arterial se podrá ver beneficiada incluso si tu peso no se modifica.
la reducción de la ingesta de sodio, bien a partir de la sal de adición o de los alimentos que lo contienen en forma de aditivo (alimentos procesados), podría también disminuir la presión sistólica en cinco puntos y la diastólica en tres. recuerda que una buena parte del sodio que ingieres no lo has puesto tú en los alimentos. así que ya no es solo la sal que tú adiciones, sino más en especial el tipo de alimentos que escoges.
en cuanto a la alimentación, existe un conjunto de recomendaciones dietéticas para reducir la hipertensión abreviado como dash que consigue bajar la presión arterial sistólica hasta 12 puntos y la presión diastólica hasta cinco. estas recomendaciones implican el incorporar una cantidad importante de frutas y verduras (de siete a nueve raciones al día), con dos a tres raciones al día de lácteos desnatados, el aumento del consumo de cereales integrales, frutos secos, carnes magras y pescado, al mismo tiempo que se mantiene a raya la incorporación de alimentos ricos en grasa saturada (carnes rojas) y dulces. si tienes la disciplina suficiente para seguir un estilo de alimentación de este tipo (nada que por otra parte no se recomiende de forma general en este blog) es probable que la disminución de la presión arterial observada sea comparable a aquella obtenida sólo con medicamentos. así, está bastante claro que la pérdida de peso, el ejercicio y la alimentación pueden hacer bajar la dosis de la medicación contra la hipertensión o incluso eliminar por completo la necesidad de medicación.
nota: esta entrada es una opinión personal basada en la apreciación de la harvard medical school sobre “estado emocional y salud”, y no sustituye la consulta con un profesional sanitario.
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foto: djuggler