pocas frases relacionadas con la alimentación tenemos tan grabadas a fuego como la que dice que el desayuno es la comida más importante del día, pero ¿realmente lo es, es así para todo el mundo… importante para qué y para quién? ¿qué hay de cierto en aquella frase que nos advierte que una de las claves de la alimentación saludable dice que hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo?
si atendemos a una de las cuestiones que seguro más nos preocupan, la obesidad, la relación entre esta y el desayunar o no, no está nada clara. son varios los estudios científicos que utilizando distinta metodología han obtenido resultados dispares a la hora de establecer una influencia del desayuno (o del no desayuno) en el estatus ponderal de las personas. por un lado, en algunos casos, parece que se observa una relación directa entre saltarse el desayuno y la obesidad, y sin embargo en otros estudios no se halla tal relación o, por lo menos, apuntan a que saltarse el desayuno podría influir en la reducción de la energía diaria total (lo cual en principio y teóricamente podría ayudar a perder peso).
como digo las cosas no están nada claras, al menos en este aspecto. tal es así que en el documento varias veces comentado “recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos” (consenso fesnad-seedo) se concluye que con la actual evidencia disponible son controvertidas e inconsistentes las investigaciones que estudian la relación entre la omisión del desayuno en adultos y el riesgo de sobrepeso y obesidad. de similar contenido es el artículo titulado myths, presumptions, and facts about obesity (“mitos, presunciones y realidades en torno a la obesidad”) que en el correspondiente apartado de “presunciones” y tras revisar diversos artículos en relación a temas “candentes” vinculados a la obesidad afirmó que la expresión “desayunar de forma habitual es un factor protector frente a la obesidad” es, cuando menos, una presunción. ¡ojo!, no dice que sea un mito ni que sea falso, dice que es una presunción y que no se debería asumir de forma categórica y darla por cierta.
además, con no poca frecuencia se confunden situaciones. me explico. no es lo mismo que algo se suponga que es recomendado y ayude a no engordar (que habría que verlo) con que, por otro lado, sirva para adelgazar una vez que ya se tiene obesidad. y todo ello, ambas situaciones (no aumentar de peso o bien perderlo), ponerlas en el contexto individual de cada uno. no es lo mismo alguien que no ha desayunado en su vida y conserva un peso y una salud adecuados (que los hay), que alguien que quiere adelgazar, tenga o no la costumbre de desayunar desde siempre. habrá que ver, si es el caso, porqué no desayuna, en qué situación le deja el no hacerlo (fatiga, malhumor, ansiedad, situaciones de picoteo, grandes ingestas posteriores, etc.). y si desayuna, lo mismo: cómo lo hace, en qué consisten sus desayunos, etcétera.
es decir, se trata de poner en el contexto individual el efecto que tiene el no desayunar o el desayunar y cómo se hace. de otro modo, las expresiones generalistas como aquellas con las que empezaba el post, a pesar de su raigambre, no parecen tener mucho sentido.
lo más probable, si visitas un dietista-nutricionista con el fin de adelgazar, lo que te dirá es que ordenes tu alimentación, que seas tú quien la controle de forma consciente… para eso, en muchas ocasiones, para organizar un patrón de alimentación coherente es muy probable que te recomiende el desayunar. puede hacerse inmediatamente tras levantarte, antes de ducharte o después más tarde, con unos u otros alimentos, etcétera. pero lo más probable que te dirá es que tengas y sigas un mínimo plan de las ingestas a lo largo del día en su más amplio sentido (y el desayuno es una de las posibles). todo ello en contraposición al ir a salto de mata. no es una clave indefectible, pero si una de las más probables que, creo, te pueden ayudar.
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imagen: ambro vía freedigitalphotos.net