Siguiendo con la entrada del pasado viernes (los componentes del gasto energético) toca pasar de lo genérico a lo concreto y hoy desmenuzaremos el intríngulis del conocido como metabolismo basal (en adelante MB).
Tal y como mencioné el MB refleja la cantidad de energía que utiliza una persona durante 24 horas mientras está en absoluto reposo físico y mental en un entorno neutro en cuanto a la temperatura. supone un porcentaje elevado del gasto, de hecho es el componente que en principio más contribuye a ese gasto total, en líneas generales se estima que entre 60 a 70%.
¿A qué se destina el gasto del MB?
Este MB implica la energía consumida en las actividades necesarias para realizar las funciones inherentes a la vida y el mantenimiento de la homeostasis, es decir: la función respiratoria, la circulatoria (lo que implica el funcionamiento cardiaco), las reacciones del metabolismo como por ejemplo las de síntesis de compuestos orgánicos, el bombeo de iones a través de las membranas (como por ejemplo en la bomba sodio-potasio, que no es que trabaje gratis precisamente), el mantenimiento del tono muscular, la actividad del sistema nervioso (que nunca duerme) y por supuesto, el destino más gordo, el mantenimiento de la temperatura corporal. De hecho se calcula que solo la producción de calor para mantener esa temperatura implica cerca del 60% de todo el MB.
Factores que modifican y afecta al MB
Son diversos los elementos y situaciones fisiopatológicas, y circunstancias ambientales las que condicionan que ese gasto “inmodificable” varíe sensiblemente en un sentido o en otro. Vamos a verlos por orden de relevancia:
- El peso corporal: el volumen en general es el elemento que más influye en el MB, a más volumen más MB y a la inversa. Sin embargo, una curiosidad parte de conocer que para un mismo peso las personas altas y delgadas suelen tener mayor MB que las bajas y anchas. Esto está relacionado con el área de estas personas: a más superficie corporal más gasto y a la inversa. Y también se relaciona con el siguiente de los factores que condicionan el MB…
- La composición corporal: al ser el tejido muscular el tejido metabólicamente más activo del cuerpo, para dos personas del mismo peso, aquella con más masa magra (en contraposición a la masa grasa) tendrá mayor probabilidad de tener un MB más elevado. este elemento, junto al peso, ayuda a comprender el porqué de las diferencias entre géneros tanto en lo que se refiere al MB como al gasto energético total…. lo que nos lleva al siguiente factor que modifica el MB
- El sexo: los varones adultos tienen de media más alto el MB al tener, constitucionalmente, una muy diferente composición corporal; los varones tienen una mayor proporción de masa magra que las mujeres. Así, por lo general, para dos personas del mismo peso y de distinto género, el MB de la mujer será entre un 5 a 10% menor que la del varón.
- La edad: justificado de nuevo por el mismo tema anterior, la proporción de masa magra, con la edad, una vez alcanzada la adultez y en circunstancias habituales se va perdiendo a medida que se ganan años, hasta el punto que se estima que se el MB disminuye a razón de un 2% por cada década a partir de los 30 años.
- El equilibrio hormonal: en especial el referido a la actividad de la glándula tiroides de forma que personas con trastornos del tipo hiper o hipotiriodismo tendrán un MB aumentado o disminuido respectivamente. En las mujeres, además, el MB oscila en función también del ciclo menstrual. Algunos estudios muestran como en el periodo entre la ovulación y el inicio de la menstruación la tasa metabólica aumenta ligeramente en contraposición al otro periodo. Ni que decir tiene que a todo lo largo de la gestación la tasa metabólica basal de la mujer aumenta considerablemente a causa de la formación ex novo de las nuevas estructuras tanto en la propia madre como en el caso del nuevo ser en gestación.
- Otros factores: además de los anteriores factores normalmente poco o nada modificables, hay otros elementos que contribuyen a la modificación del MB. Entre ellos, el consumo de sustancias como la cafeína, la nicotina y el alcohol estimulan el aumento del MB. Además los estados febriles, como es fácil de sospechar, también y lo hace a un ritmo de 13% más por cada grado por encima de 37ºc. La temperatura ambiental condiciona de igual modo el MB, hasta el punto que las personas que viven en climas tropicales tienen de forma habitual un MB un 5 a 20% mayor, al igual que la práctica de ejercicio por encima de 36ºc también implica un mayor gasto. Y a la inversa, el MB también se ve aumentado en entornos muy fríos aunque no se ha terminado de cuantificar al verse muy influido por el distinto nivel de aislamiento que ofrece la grasa corporal y las ropas de los individuos en estudio.
Estimación del MB
Se han propuesto infinidad de ecuaciones que, con distintas variables, tratan de aproximar el dato del MB a las circunstancias individuales de cada uno. En aras de la sencillez dejo aquí dos de las ecuaciones más populares para estimar dicho MB. se trata de las ecuaciones de Harris-Benedict que, elaboradas en 1919 (ahí es nada) son bastante populares a pesar de los defectos que se sabe tienen. Así, si quieres estimar tu MB, ya seas varón o mujer, utiliza la ecuación que te corresponda en donde (p) es el peso en kilogramos; (t) la talla en centímetros; y (e) la edad en años.
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Fuente: Krause dietoterapia 12ª ed. Elsevier-Masson