la semana pasada un buen amigo de la comunidad virtual, josé manuel lópez nicolás (@scientiajmln) se marcó de nuevo un buen tanto al publicar un post con su opinión y sus razones documentadas al respecto de la utilidad de las incorrectamente llamadas “leches de crecimiento”. me refiero esos briks similares a los de leche que bien en el supermercado o bien en la farmacia (no pienses que por encontrarlos en farmacias van a ser mejores que los de súper… de hecho son los mismos) y a través de su publicidad, nos pueden hacer llegar a pensar que nuestro hijo de corta edad necesita de ellos para crecer con salud, desarrollar plenamente su intelecto o ser feliz. y a mí, mira por dónde, me apetece comentar estas cuestiones y subrayar algunas cosas que creo se merecen una especial atención.
ni “leches”, ni “de crecimiento”
la primera de ellas, es resaltar el mal uso que frecuentemente se hace de la terminología para referirse a estos productos. a ver si nos queda claro, comercialmente con la legislación en la mano, no se pueden denominar “leche”. en estos casos estamos ante una serie de productos lácteos o ante derivados lácteos en los que la adición de tanta martingala (vitaminas, minerales y ácidos grasos) más que la eliminación de algunos elementos característicos de la leche (en especial sus grasas típicas) impiden que legalmente se le pueda llamar “leche” a este tipo de productos. y este es un aspecto que me parece importante ya que soy de la opinión que de modo subliminal todo aquello etiquetado como “leche” es mejor aceptado o acogido por la población general. la leche figurará como ingrediente del producto, pero nunca el producto deberá ser nombrado como “leche”.
además, está la otra cuestión: la del “crecimiento”, que tampoco. estos productos como cualquier otro alimento funcional no pueden, legalmente, dar a entender al consumidor que el efecto buscado (el crecimiento) depende únicamente del consumo de su producto o que de su falta de consumo se puedan derivar consecuencias negativas.
el post de scientia partía de la base de comentar el reciente posicionamiento de la autoridad europea de seguridad alimentaria sobre el estado de salud de los bebés y niños europeos de hasta 3 años; de lo bien o mal nutridos que están, de sus posibles carencias y también de sus posibles excesos. ese posicionamiento lo puedes leer aquí scientific opinion on nutrient requirements and dietary intakes of infants and young children in the european union. para ello, el panel de expertos hacía estas aclaraciones previas en la línea de lo que estoy comentando:
las “leches de crecimiento” o las “leches específicas para niños” son fórmulas basadas en la leche o no, inicialmente destinadas a los niños pequeños. […]. el panel de expertos propone no utilizar el término “leche de crecimiento” porque su uso implicaría un efecto particular sobre el crecimiento [cuando no tiene por qué ser así]. […] este panel propone referirse a este tipo de productos como “fórmula para niños pequeños” […] a los que se les debería aplicar la norma para las fórmulas de continuación [lácteas o no] codex stan 156-1987.
veamos ahora el hecho de su necesidad
en el informe se mencionan cuatro posibles déficits nutricionales (ácidos grasos de la familia omega tres, vitamina d, hierro y yodo) en la población en estudio y un exceso (el calórico) que pueden suponer una situación de riesgo para esta población. así, en el informe se puede leer claramente que:
los expertos consideran que tanto los déficits como el exceso se deben afrontar siguiendo las guías alimentarias basadas en alimentos […] a partir de una alimentación saludable. estas guías ofrecen educación nutricional y consejos tanto para los individuos concretos como para el público en general con el fin de alcanzar los objetivos nutricionales y de ayudarles a seleccionar una dieta que satisfaga sus necesidades. estas recomendaciones incluyen la adecuada elección de alimentos que son fuente de aquellos nutrientes clave para la salud pública […]
tal y como reza el reglamento 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos en su artículo 3, apartado d:
“la utilización de declaraciones nutricionales y de propiedades saludables no deberá: […] afirmar, sugerir o dar a entender que una dieta equilibrada y variada no puede proporcionar cantidades adecuadas de nutrientes en general”
de todo ello se desprende que no hacen la menor falta alimentos enriquecidos si las cosas se hicieran bien. así pues, mejores alimentos y menos alimentos funcionales. porque además, el comer mejor termina resultando, mucho más rico y además mucho más económico que el recurrir a la dexcontualización del nutriente a base de sacarlo de su “alimento de origen” para terminar poniéndolo no importa donde. en este caso en una supuesta “leche”.
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