Come comida. No demasiada. Fundamentalmente vegetales
Decálogos y corolarios son habituales en el mundo del consejo dietético. Gran número de personas se aventuran a darlos bien respaldados por su formación sanitaria, bien basados en la experiencia personal, bien en el “me han dicho / he oído / he leído” etc. O quizá por una mezcla de todas ellas. Lo peor es que en no pocas ocasiones los receptores de tales consejos recibimos esta información y, tras procesarla de muy diversa forma, nos reconvertimos en emisores de nuevos consejos. Sobre el mundo de la física cuántica o de la dinámica de fluidos no diré que suela ser así, pero en materia de dietética, alimentación, nutrición y salud sí. Me refiero a que este tipo de conocimiento viene a ser algo parecido al derecho para opinar de futbol, todo un clásico.
Bien, a lo largo de mi formación y experiencia personal me he encontrado con infinidad de decálogos que trataban de resumir en unas pocas palabras las complejas relaciones entre la alimentación, la salud y la imagen, unos con mayor fortuna y otros con menos. después de leer muchos me han quedado claras una serie de características que debe reunir un buen consejo en este terreno:
- Ha de ser sencillo, entendible por la mayor parte de todos aquellos a los que se dirige,
- Difícilmente malinterpretable,
- Factible, posible y fácil de aplicar,
- Ha de estar basado en el consenso científico más relevante y,
- No ha de tener la obligatoriedad de ir agrupado en número redondo, como 3 ó 10
Hace un par de años mi amiga Eugenia me regaló un libro que reunía (casi) todas estas características al dar consejo. Se trata de “El detective en el supermercado” de Michael Polland (ed. Temas de hoy). Daré cuenta del libro más adelante, porque la obra al completo no está exenta de claroscuros. No obstante, el autor comienza de forma impecable aportando tres consejos que en mi experiencia considero la síntesis más concisa y precisa que se puede hacer del acto alimentario en lo que se refiere a la salud. Además se jacta de poder darlos en seis palabras, lean otra vez:
- Come comida
- No demasiada
- Fundamentalmente vegetales
Quizá el primero de ellos sea demasiado críptico (el autor lo traduce como “come sólo aquello que tu abuela identificaría como comida”), pero los demás no dejan demasiado espacio para la duda. Ya saben.