“mesura”
historia del nacimiento, vida breve, última cena y deceso del prototipo appeldiet-3000 con el colesterol por las nubes.
en anteriores capítulos: lucas handyman, ingeniero jefe de la dietetic & robotic corporation, acaba de poner en marcha la última versión del prototipo más avanzado de un robot de compañía dietéticamente correcto, el rcdc applediet-3000, llamado “mesura”. anterioremente ha rememorado la infructuosa historia de esta iniciativa, es decir, los fracasos y luctuosos acontecimientos que propiciaron la retirada de las anteriores versiones, las series applediet-1000 y 2000. él está solo en el laboratorio con “mesura” y se enfrenta a su iniciática prueba de fuego. estos son los enlaces al capítulo 1 y al capítulo 2
siete años más tarde (ver capítulo 2) las cosas estaban más tranquilas.
- mesura, ¿te apetece tomar algo? me llamo lucas, y yo voy a comer algo -inquirió como por casualidad el ingeniero jefe-
después de tantos reveses la d & r corp. terminó por introducir algunos cambios trascendentales en el diseño de los rcdc’s; entre ellos, quizá el más revolucionario, el que los rdcd’s compartieran mesa y mantel con sus propietarios. estaba claro que uno de los puntos negros de las versiones anteriores era su frialdad y su impasible apariencia desvinculada de cualquier acto alimentario humano. para solucionar este escollo a la serie 3000 se le dotó de un paladar artificial capaz de probar los alimentos y emitir un juicio relacionado con el placer de consumirlos, una “valoración hedónica de las circunstancias”, lo llamaron. además, este paladar virtual era también, en esencia, un espectrómetro de masas que podía volcar al mismo tiempo datos bromatológicos de la muestra de comida concreta que en cada momento tuviera el usuario delante: algo siempre deseable ya que los conocimientos sobre composición de alimentos de los anteriores rcdc’s se circunscribían a los rígidos datos contenidos en estrictas tablas de composición de alimentos obtenidos de muestras “tipo” y almacenados en la memoria de cada unidad rcdc y que no tenían por que coincidir exactamente con la comida concreta que cada consumidor tuviera delante en un momento dado.
así pues mesura podía, además, comer.
- de acuerdo, señor lucas, me apetece tomar algo -dijo mesura- ¿qué propone usted, señor?
- vamos a ver que hay.
lucas hndyman despegó su pesado trasero de la silla y se dirigió satisfecho a la nevera del laboratorio que surtía de tentempiés a cualquier trabajador que, entre horas, tuviera ganas de comer algo.
el ingeniero jefe sabía muy bien qué es lo que había en la nevera. de hecho había lo de siempre (bollos, chocolatinas, caramelos variados, dulces, refrescos y un asombroso surtido de snaks salados)… y además todo aquello que él se había ocupado de traer aquella tarde para llevar a cabo su prueba de fuego con mesura.
- bien, -dijo lucas handyman asomado a la nevera- tenemos: champagne francés, ensalada parmesana crioenvasada, jamón de teruel do., pan liofilizado listo para la reconstitución, aceite de oliva virgen extra siurana do., fresas de huelva y…y ¡ejem! nada más. ¿te apetece algo?
- señor lucas, saque lo que usted quiera, yo picaré cualquier cosa y le mantendré informado, señor.
el ingeniero jefe no se cortó ni un pelo, extendió sobre una de las poyatas un mantel a cuadros rojos y blancos, y distribuyo con gusto todo aquello que él había preparado para la ocasión (todo aquello, pero tampoco más). reconstituyó el pan, aliñó la ensalada y emplató las demás viandas; organizó toda la vajilla de cartón y plástico, y la dispuso lista para dos comensales.
- ven mesura, acompáñame por favor.
mesura bajó de la mesa de forma grácil y cuando sus pies tocaron el suelo se acercó hasta la alta mesa de laboratorio que ahora mostraba la descontextualizada apariencia de una merienda campestre:
- señor lucas, según mi reloj atómico-biológico son las 4:53 de la madrugada. y creo que no es el mejor momento para comer, ni para usted ni para mí, señor lucas”.
- bien mesura, escucha, llevo desde las 18:00 de la tarde del día de ayer sin probar bocado y me muero de hambre. además, has de saber que la expectativa del éxito que creo intuir me ha abierto el apetito. yo voy a comer… si no te parece mal, claro (un súbito escalofrío recorrió la espina dorsal de lucas handyman de arriba abajo al recordar de forma fugaz el truculento caso de coldice).
- siendo así y si no le importa, señor lucas, le acompañaré.
el ingeniero jefe descorchó la botella con mano temblorosa y llenó hasta la mitad dos vasos de cartón con su contenido. alzó su vaso:
- a tu salud mesura, por el éxito de la dietetic & robotic corporation.
y se quedó expectante con el borde del vaso entre los labios. mesura le imitó a continuación:
- a su salud, señor lucas, por el éxito de la dietetic & robotic corporation. mesura bebió un sorbo comedido.
lucas, inmóvil, petrificado, observó como la sutil réplica del hueso hioides de mesura, apenas perceptible en su estilizado cuello, subía y bajaba indicando la deglución. hubo una pausa.
- buena elección, señor lucas, perrier-jouët rosé 2308, chardonnay. delicado y elegante; burbuja fina y persistente; frutas rojas con toques cítricos, ligeramente ácido pero equilibrado. un poco demasiado frío, señor lucas. si me hubiera usted activado antes, yo lo hubiera sacado 15 minutos antes de consumirlo. 12,5 grados de alcohol y 75 kcal. por cada 100 ml.
una vez emitida la nota de cata mesura agotó el contenido del vaso con un segundo trago más largo. al ingeniero jefe se le salían los ojos de las órbitas. no se lo podía creer. tras dos segundos que parecía no tuvieran fin, lucas handyman procuró recobrar la compostura. volvió la vista a la botella que aun sostenía por el cuello con la mano izquierda. giró la muñeca. despacio. miró la etiqueta. era cierto: perrier-jouët rosé 2308… de las demás cosas que había mencionado mesura no tenía ni idea, ni tampoco ponía nada en la etiqueta. sólo recordaba que aquella tarde se acercó a la licorería que había a dos manzanas de la corporación y pidió el segundo vino más caro que tuviera, a poder ser, con burbujitas. el ingeniero jefe apuró su vaso de golpe. no tenía ni idea de lo que estaba hablando mesura, el champagne estaba rico… y además ella parecía muy convencida de lo que decía.
- vaya, ¡ejem! vaya, vaya mesura. ¿quieres probar algo de todo esto? e hizo un amplio gesto indicando el mantel y su contenido sobre la mesa.
- si hay un poco más de champagne sí, señor lucas, lo he encontrado magnífico, además ahora ya se está atemperando y espero que evolucione de forma adecuada”.
en el transcurso de los siguientes 45 minutos lucas y mesura dieron buena cuenta del suculento ágape. al poco rato de comenzar el ingeniero certificó lo que había anticipado mesura: una botella era insuficiente, hacía falta al menos otra para rematar la merendola. durante todo el tiempo mesura se mostró afable y cordial sin dejar, eso sí, de hacer comentarios referentes al origen, estado de conservación, maduración, matices característicos, etc. de los distintos alimentos dispuestos por lucas. hablaba dulcemente, dejando un tiempo para masticar entre apunte y apunte, pero volvía con rapidez a la carga, aportando datos calóricos, nutricionales, bromatológicos y haciendo recomendaciones sobre lo conveniente para el “señor” lucas de seguir comiendo en ésa línea. el ingeniero jefe no podía estar más satisfecho.
cuando no hubo nada más que comer, mesura se entretuvo unos segundos apretando las migas del mantel con el dedo índice para llevárselas a la boca con gesto distraído (cuestión ésta que handyman empezó a catalogar como “rara”). entonces en ingeniero se levantó pesadamente del taburete en el que descansaba y dijo que tenía que ir al servicio.
una vez en el urinario, de pié y con la vista fija en el techo mientras se aliviaba a la vez que se hurgaba en la nariz con la mano izquierda, con las ideas un poco turbias, todo hay que reconocerlo, el ingeniero jefe pensaba en términos de victoria. en términos también de solución total, de dinero y de reconocimiento profesional. habrá que hacer algunos ajustes, está claro, pero ¡qué delicia de criatura!: educada, agradable, confortable… ¡equilibrada! ésa es la palabra, equilibrada. quizá haya que retocar el acceso del programa cognitivo-volitivo a la matriz procesadora, nada grave desde luego. esto va a funcionar bien. no; va a funcionar muy requetebien.
al volver al laboratorio, peleando aun con uno de los botones de la bragueta la sorpresa del ingeniero jefe fue mayúscula.
- ¿qué estás haciendo mesura?… ¡¿qué coño se supone que estas haciendo?!
- hola de nuevo, señor lucas -respondió farfullando el appeldiet-3000 con la boca rebosante de helado de dulce de leche, cortezas de cerdo, caramelos y pistachos iraníes- estoy analizando el contenido de la nevera, señor lucas. en total el monto absoluto de la misma asciende a 234.644,06 kcal., señor lucas, bueno, un poco menos ahora porque las muestras que estoy analizando en este momento han hecho descender sensiblemente esta cifra. es mucha comida, señor lucas, sí mucha. con 359.435 mg de colesterol. nada saludable, señor lucas. la cantidad de antioxidantes, sin embargo, es…
lucas handyman ya no escuchaba, le pitaban los oídos y el laboratorio le daba vueltas. y el champagne no era la única causa. mesura se encontraba de rodillas cogiendo, saqueando mejor dicho, el contenido de la nevera a manos llenas. a su alrededor, lo que parecía el resultado de un huracán: envases de plástico, papeles, films trasparentes y envoltorios desparramados por el suelo. envases termosellados minutos atrás. abiertos y vacíos ahora.
el ingeniero jefe habló despacio, pausado.
- levántate mesura. pero se calló de repente arrepentido de sus palabras. ¡levántate, applediet-3000, producto rcdc-30121969, nº de serie 128-9889892-999873!
- sí, señor lucas, ahora mismo. si me lo permite, termino de analizar estos productos y ya voy, señor lucas.
dejándose resbalar lentamente con la espalda a lo largo del grueso cristal de la puerta cerrada de froma automática tras él, lucas handyman dio con su trasero en el suelo. se quedó observando absorto la postal. viendo como “mesura” acababa con las provisiones que un equipo de 16 ingenieros manifiestamente obesos guardaba en la nevera. una mezcla de hastío por el nuevo fracaso, con ciertas dosis de envidia al verla dar cuenta de toda esa comida, le recorría el cuerpo.
al cabo de media hora de más o menos silencioso análisis bromatológico, el prototipo applediet-3000 se incorporó. dando tumbos se acercó hasta el taburete que había ocupado antes y miró, sonriente, satisfecho y desde arriba a lucas handyman que seguía sentado en el suelo, con los codos apoyados sobre las dos rodillas, sujetando con ambas manos su cabeza y la mirada, vacía, apuntando al suelo.
- señor lucas, no me sssiento bien. noto pequeños aaalfilerazos que se-se-se me clavan en la yema de deeee los deeeedos de las manos.
- es normal applediet, los humanos le llamamos a eso “hormigueo” o decimos también que se nos duermen las manos, y responde a la alta concentración de azúcares vehiculizados a través de tu fluido hemosintético que ahora mismo recorre todos tus sistemas… respondió el ingeniero jefe mientras las lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas.
- me cu-cuesta respirar, señor lucas.
- tu no respiras applediet lo que ocurre es que todo el colesterol que hace un momento has cuantificado sabiamente ahora entorpece el buen funcionamiento de tu bomba hidromecánica.
- se me nublaaaabrlbrlbrl la vista, señor lucaaaassssss, me cue-cue-cuesta hablarbrlbrlbrl, me-me-me-me meeeeee estooooooy durlrlrlmiendoooooo. teeeengoooo mieeeedoooo señorlrlrlrlrlrlrlr lucaaaasssss.
- no te duermes applediet, no te duermes… te mueres, mesura.
juan revenga frauca
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foto 1: jenn and tony bot
foto 2: adaptada de x-ray delta one
foto 3: dragon762w (moved to 500px)
foto 4: al404
foto 5: pollobarba