¿Puede dejar de ser carnívora una “planta carnívora”?

suficientes dilemas y opiniones encontradas suscita el consumo de carne por parte del hombre como para que aborde en este blog cuestiones más pertenecientes a la botánica que a otro ámbito. pero no me resisto ya que creo que algunos estudios recientes en este terreno pueden aportar alguna idea acerca del “carnivorismo” humano. vayamos por partes.

 

una planta se considera carnívora cuando obtiene algún beneficio destacable a través de la captura de pequeños animales. muchas de las adaptaciones morfológicas y fisiológicas presentes en este tipo de plantas son más complejas que aquellas otras típicas del resto de organismos vegetales, y quizá por ello las carnívoras fueron consideradas por darwin como “las plantas más maravillosas del mundo”. cuando se considera  el alcance de estas adaptaciones, uno se puede dar cuenta de que el ser carnívoro en el reino vegetal es el resultado de una confluencia de multitud de características especiales.

en resumen, una planta llega a ser carnívora como una adaptación a un entorno deficitario en determinados nutrientes, entre ellos, uno de los más característicos es el nitrógeno. así, este tipo de organismos habrían evolucionado cambiando muchas de sus características fisiológicas típicas en un medio bajo en nitrógeno con el fin de obtenerlo por otros medios. y ese medio serían los animales ya que estos aportan una relativamente alta proporción de proteínas. este macronutriente (las proteínas) incluyen un átomo de nitrógeno por cada uno de los aminoácidos que la constituyen (los aminoácidos serían los “eslabones” con los que se construyen las “cadenas” de proteínas). de esta forma nuevos especímenes, mejor adaptados a la captura de nitrógeno animal y no sólo al que estuviera fijado en la solera, estarían mejor adaptados al medio que aquellos otros que no dispusieran de estas nuevas estrategias de caza. esta ventaja evolutiva garantizaría una mayor probabilidad de permanencia y de perpetuación de la especie “evolucionada”.

pero algunas plantas carnívoras dejan de ser tan carnívoras en determinadas condiciones.

este hecho se ha observado en un estudio en el que se apunta la teoría de que algunas plantas carnívoras en entornos más contaminados han dejado de realizar tantas capturas de animales porque el suelo en el que se ubican ya les proporciona ése nitrógeno que necesitan en virtud de la mencionada contaminación. en sentido contrario, otros especímenes de la misma especie (drosera rotundifolia) pero localizadas en lugares más “limpios” siguen manteniendo un índice de capturas animales más elevado para obtener el citado nitrógeno.

si se quiere, esta entrada aporta la siempre edificante moraleja de la adaptación y de invitar por un lado a replantearse la necesidad de consumir tantas proteínas como se consumen en nuestro actual patrón de consumo típico (bastante por encima de las necesidades). y por otro lado también plantear la idoneidad de que las proteínas que necesitamos tengan el origen que actualmente tienen, marcadamente animal, con el sobrecoste que esto tiene para los recursos ambientales (energía, agua, etc.) quizá la clave esté en la adaptación, pero en este caso de una adaptación transmitida a través no tanto de los genes, sino de una adecuada educación. en su más amplio sentido.

 

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foto: sandy richard