La propia compañía dice que sí.
Sorprendido se ha quedado todo el mundo, en especial los norteamericanos, cuando la semana pasada se emitió en primicia y con bastante expectación un anuncio televisivo, una publicidad, de la compañía Coca-Cola en la que se hacía referencia explícita al papel de las bebidas refrescantes en la incidencia sobre la salud pública, más en concreto sobre la obesidad. Antes de continuar, quizá sería conveniente que le echaras un vistazo y juzgaras por ti mismo.
Creo que se entiende bastante bien, no obstante dejo aquí su trascripción. Sinceramente, he preferido no traducirlo no sea que la Coca-Cola Company se mosquee, así que si tienes algún problema para entender el mensaje te sugiero que uses alguna página web para poder ayudarte:
For over 125 years, we’ve been bringing people together. Today, we’d like people to come together on something that concerns all of us: obesity.
The long term health of our families and the country is at stake. And as the nation’s leading beverage company, we can play an important role. Across our portfolio of more than 650 beverages, we now offer over 180 low and no-calorie choices. And most of our full calorie beverages now have low or no calorie versions.
Over the last 15 years, this has helped to reduce the average calories per serving across our industry’s products in the US by about 22%. We’ve created smaller-portion controled sizes for our most popular drinks and will have them in about 90% of the country by the end of this year. We’ve added the calorie content of all our beverages on the front, to help make it even easier for people to make informed decisions.
For elementary, middle, and high schools our industry has voluntarily changed its offerings to primarily waters, juices, and low and no-calorie options. This has helped to reduce the calories from our industry’s beverages in those schools by 90% since 2004.
We support programs like the Boys & Girls Club of America that enable young people to get active and start healthy habits early.
Leading is also about new thinking which is why we will continue to work with scientists and nutritionists on innovative things like zero calorie all-natural sweeteners.
But beating obesity will take action by all of us. Based on one simple common sense fact: all calories count. No matter where they come from. Including Coca-Cola and everything else with calories. And if you eat and drink more calories than you burn off, you’ll gain weight.
The well-being of our families and communities concerns everyone. And finding a solution will take continued effort from all of us. But at Coca-Cola, we know when people come together, we can make a real difference.
Son dos minutos de minireportaje-reflexión particular que se dedican, casi a partes iguales a lanzar dos mensajes.
En primer lugar a destacar que en los últimos años, casi incluso en el último siglo, la incidencia de la obesidad entre la población mundial ha sido espectacular haciendo notar que su incremento se debe al exceso en el consumo de calorías… sea cual sea la fuente de su procedencia, y no solo a partir de los refrescos azucarados (algo sobre lo que no estoy muy de acuerdo). Haciendo mención a que la compañía Coca-Cola viene proveyendo también al mercado de esos mismos refrescos en sus versiones con un aporte reducido de calorías, o sin ellas.
Y además, a proponerse desde ahora y en adelante como una empresa que quiere formar parte de la solución, en vez de ser observada como parte del problema, tal y como es percibida por una buena parte de la sociedad, incluido una buena parte de las instituciones sanitarias.
Me temo que el tema no dejará indiferente a muchos. Algunos líderes de opinión sobre estas cuestiones, como por ejemplo “Marion Nestle” han tildado este nuevo rumbo de la compañía Coca-Cola como de una “asombrosa desfachatez” por parte de la empresa, afirmando que:
Si Coca-Cola quisiera de verdad ayudar a prevenir la obesidad esta debería, antes de nada, dejar de:
- Dirigir al público infantil su marketing de “bebe más Coca-Cola”
- Impulsar su marketing hacía aquellas poblaciones de menores ingresos.
- Invertir sus recursos para evitar los impuestos extra sobre los refrescos.
- Luchar contra las propuestas de eliminar las máquinas de vending con este tipo de productos en las escuelas.
- “Sobornar” [textualmente] a instituciones vinculadas con la salud para que dejen de hablar de las investigaciones que relacionan el consumo de refrescos azucarados con la alimentación inadecuada o con el aumento de peso.
- Impulsar las ventas de Coca-Cola en los países en desarrollo, donde las tasas de obesidad y sus enfermedades relacionadas se están disparando.
Por mi parte, creo que es indispensable considerar que el consumo habitual de este tipo de bebidas, sea cual sea su marca y sean con, sin o bajas en calorías, se circunscribe dentro de un patrón de consumo alimentario menos saludable que aquellos otros que, también como norma general, las excluyen. Es decir, ya no son sólo las calorías que aporta cada refresco (o no, si son sus versiones “light” o “zero”) sino que las asociaciones, mejor dicho, el marco en el que se suelen consumir “más allá de las recomendaciones” tampoco es el más recomendable: las probabilidades de consumo de coke + ensalada + fruta son menores que las de coke + pizza + brownies… por poner sólo un ejemplo.
Ya veremos en que se traduce este posicionamiento. Tiempo al tiempo.