¿Por qué tras comer alcachofas el agua sabe dulce?

Alcachofas_ TonalLuminosityA mí, que soy muy raro como ya habrás comprobado, me sabe “azul”. No sé que extrañas conexiones hay en mi cabeza pero cuando bebo agua después de haber comido alcachofas, se me queda un sabor que, desde muy pequeño, ya no es que lo identifique como dulce, sino que para mí es un dulzor especial que yo asocio inmediatamente con el color “azul”. Lo más raro es que esta asociación entre sabores y colores no me sucede nada más que con las alcachofas y el agua. Yo lo considero una especie de curioso calambur sensorial. ¿A ti también te pasa?

 

¿Por qué el agua nos sabe dulce tras hacer comido alcachofas?

Al parecer las hojas de las alcachofas contienen dos sustancias características, la cynarina y algunas sales del ácido clorogénico. Además de propiciar un sabor característicamente amargo, la cynarina más en concreto, inhibe temporalmente la sensación “dulce” de nuestras papilas gustativas. Así, cuando tras haber comido alcachofas se bebe agua… o cualquier otro líquido que “lave” la superficie de estos receptores, la percepción del dulce vuelve a “funcionar” y además lo hace de forma brusca. Es precisamente la rapidez del contraste con el que vuelven a estar “operativos” los receptores que traicionan a nuestro cerebro ofreciéndonos una sensación de dulzor a pesar de no haber una sustancia como tal que los estimule. Este efecto “anti-dulce” no es exclusivo de la alcachofa, aunque sí el más habitual ya que las alcachofas se utilizan como alimento directamente.

Esta es una de las razones por las que el maridaje de alcachofas con vino es tan complicado, por no decir imposible; tal es así que muchos expertos recomiendan olvidarse de arriesgadas propuestas y cambiar radicalmente de tercio y pasarse, por ejemplo, a la cerveza en estas ocasiones.

Recuerda que ahora es temporada de alcachofas y su recetario está plagado de excelsas propuestas: pueden cocerse, freírse, asarse en el horno en finas láminas, rebozarse, saltearse, rellenarse (con setas, champiñones o jamón, por ejemplo) o presentarse junto con foie-gras, queso parmesano o jamón, en menestra, etcétera. De este modo se puede disfrutar de este manjar de la huerta haciéndolo el protagonista principal de diversos entrantes, o bien un acompañante de lujo cuando se presenta como guarnición en segundos platos.

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Foto: TonalLuminosity