hay muy pocos estudios que pongan en relación las habilidades culinarias de alguien con lo saludable de su patrón dietético. la pregunta es sencilla ¿comen mejor las personas que saben cocinar y cocinan?
de los pocos datos que hay al respecto todo apunta a que sí: quienes cocinan comen de forma más saludable. o al menos, en estas personas, las elecciones que hacen sobre la frecuencia y cantidad de los distintos grupos de alimentos se asemejan más a las recomendaciones, que aquellas que realizan quienes no saben cocinar.
un reciente estudio así lo pone de manifiesto. en un estudio observacional realizado sobre una muestra cercana a 4500 personas se evaluaron sus habilidades culinarias al tiempo que se estimó el consumo habitual de distintos grupos de alimentos con sendos cuestionarios. a su vez, se aprovechó para tratar de observar si el patrón de “persona que cocina” se asociaba más algún tipo de característica sociodemográfica. a modo de telegrama los resultados fueron los siguientes:
1. las mujeres poseen más habilidades culinarias que los hombres. así, en el 71% de los casos son las mujeres quienes se encargan de preparar, planificar y cocinar las comidas a lo largo de la semana, frente a solo el 29% de los hombres.
2. la presencia de niños menores en el núcleo familiar es un predictor significativo de las habilidades culinarias. es como si el nacimiento del primer hijo hiciera tomar conciencia, especialmente a las madres, de la importancia en la adquisición de estas habilidades.
3. el disfrute obtenido por el hecho de cocinar también ofrece una diferencia entre sexos. por término medio los varones que cocinan afirman encontrar un mayor placer en hacerlo que el que manifiestan las mujeres. me parece que está claro que una cosa es cocinar por “obligación” (a la que muchas veces se enfrentan las mujeres) y otra bien distinta hacerla por motivos más “recreativos”. así, los hombres que cocinan lo suelen hacer más cuando el cocinar no se hace por necesidad.
4. de todas formas, se constató que aquellas mujeres especialmente concienciadas en aquellos aspectos relativos a la salud y que disfrutaban cocinando eran las que más habilidades culinarias presentaban. es como si el saber que se están haciendo las cosas bien tuviera una retroalimentación positiva que te empujara a cocinar mejor y a disfrutar haciéndolo.
5. se observó que, en ambos géneros, existía una relación positiva entre la posesión de habilidades culinarias y un mayor consumo de verduras y hortalizas. sin embargo, en lo que se refiere al consumo de fruta, esta tendencia solo fue observada en el grupo de las mujeres.
6. además, entre las mujeres que sabían cocinar había un menor consumo de refrescos y entre los hombres en la misma situación, un menor consumo de aperitivos salados y de dulces.
7. el uso de productos precocinados o de conveniencia (aquellos que “facilitan” el hecho de cocinar, tales como salsas ya preparadas, concentrados de caldo, preparado para frituras, etc.) estuvo más presente entre aquellos sujetos que no sabían cocinar (algo bastante esperable).
en resumen, todo apunta a que podría haber una relación convincente entre las habilidades culinarias de una persona y su forma de alimentarse (mejor o peor en relación con la salud). tal y como apunta el propio artículo, parece que el saber cocinar podría ayudar a cumplir a diario y de forma más efectiva las guías y recomendaciones sobre alimentación saludable. por tanto, el que nos impliquemos más en la cocina y que lo fomentemos también entre nuestros hijos (como tantas veces he mencionado) es un buen consejo que podría beneficiarnos, a todos, en el terreno de la salud.
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foto: renes