el otro día, al hacer una especie de oda a las frutas de temporada y con ella a las frutas “de hueso”, las drupas, cometí el error de dejarme en el tintero, de olvidar más bien, una de las pocas frutas que no pertenece a este grupo botánico y que al mismo tiempo son típicas de nuestro entorno: la pera de san juan, sanjuanera o pereta (por su pequeño tamaño). una variedad de pera que al mismo tiempo también cuenta con alguna sub-variedad como por ejemplo las denominadas pera castell y carmesina. en todos los casos se trata de peras de reducido calibre, con una vida relativamente corta que llegan a nuestros mercados en la segunda mitad de junio (de ahí su nombre) y que se alarga, todo lo más, hasta la primera quincena de julio dependiendo de la variedad.
al igual que todas sus otras peras-hermanas es el fruto perteneciente a la especie pyrus communis, de la familia de las rosáceas y de ahí que su fruto sea en términos botánicos un pomo (idéntico en sus características al de las manzanas, vamos)
en cualquier caso, es en este momento del año cuando las vas a poder encontrar en tu mercado junto cerezas, albaricoques, paraguayos, etc. si no las conoces aun, te animo a hacerlo; vas a encontrar en ellas una fruta genuina, especialmente crujiente que, dado su tamaño, se suelen comer sin pelar (no merece la pena, pero recuerda lavarlas de forma adecuada). su sabor es característicamente dulce si están maduras pero sin perder al mismo tiempo la personalidad propia de la pera y que al mismo tiempo aporta claros matices silvestres que, desde mi punto de vista, le dotan de su especial originalidad.
como en el 99 por ciento de los casos a mí la fruta me gusta consumirla como tal; en el caso de las peras sanjuaneras, les quito el rabito y me las como “por arriba” a mordiscos. hablando de frutas de pequeño tamaño, aquí tienes una buena opción, así la ración media de peras en este caso sería, más a o menos, de unas tres, cuatro o incluso cinco ejemplares.
no obstante, como con el resto de frutas, estas también se prestan a otras preparaciones culinarias o combinaciones con otros alimentos. una de las más exquisitas a mi juicio es, después de cocidas las peras de san juan en un almíbar ligero y una vez enfriadas, bañarlas en chocolate negro fundido… dejar enfriar o incluso congelar y a disfrutar. así mismo, una vez cortada su pulpa se puede aprovechar para hacer fenomenales macedonias o brochetas con otras frutas de temporada y/o tropicales en las que este elemento aportará ese toque de frescura gracias a su delicada rusticidad (aunque, todo hay que reconocerlo, algunas saben demasiado a “verde”). si además de batidos, exquisitas tartas tatin (originalmente de manzana) y otras delikatessen de la repostería te gustaría introducir esta fruta en algún plato “principal” te recomiendo su combinación con algún guiso agridulce por ejemplo de cerdo o pollo. además, dada su especial turgencia, puedes incorporarlas sin problema alguno en las refrescantes ensaladas veraniegas, por ejemplo a base de rúcula cortando la pulpa de las peras en finas láminas. todo es echarle ganas y un poco de imaginación.
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imagen: herbolario allium vía flikr creative commons