El pasado día 31 de agosto se celebró en Tabuenca (Zaragoza) la Albondigada 2013, eufemismo del VIII Concurso Oficial de Comedores de Albóndigas, eufemismo a su vez (oficial en este caso) de “a ver quién es tragaldabas que puede dar el peor ejemplo poniendo su salud en riesgo a base de comer cuantas más albóndigas mejor” (esto lo digo yo)
Con sinceridad, cuando oí el anuncio del “evento” en una radio local, no podía dar crédito a mis sentidos. Creía, daba por sentado, que este tipo de desacertados concursos pertenecían a un poco recomendable pasado y sobre todo al mundo anglosajón. ¿Recordáis el pasaje del concurso de comedores de tartas de la genial película Stand by me? (pocos saben que el guion parte de una novela de Stephen King… y este pasaje lo deja bastante claro) Puedes echarle un vistazo a continuación (aviso: no apto para aprensivos)
Este tipo de ridículos “enfrentamientos” entre comedores queda también de manifiesto también en los Simpson cuando Homer reta a un afamado camionero a ver quién se acaba antes el “filete” estrella (de 7 kg de peso) en el restaurante del matadero.
Como decía me llamó la atención el descubrir este tipo de prácticas en nuestras latitudes y época. Me dan exactamente igual las bases del concurso, el calibre de las albóndigas, lo escrupulosamente controlado de sus ingredientes, con qué las puedas regar para pasarlas, las empresas colaboradoras del “evento” o el premio que habrán recibido los ganadores. Me da igual que se haga en el contexto de unas fiestas populares, rurales o de pueblo (puedes consultar todos los detalles en este enlace). Y digo que me da igual y me parecen mal este tipo de concursos:
- porque se está haciendo espectáculo a partir de una práctica nada recomendable.
- porque entre el público asistente habrá niños, o adultos con mentalidad de niños, que observen en su práctica un modelo a seguir a partir del más elemental reflejo condicionado: al ganador se le da una recompensa, además del reconocimiento tácito.
- porque los medios de comunicación locales y nacionales (radio, periódicos…) se hacen eco de esta barbaridad aplaudiéndola y tomando entrevista y opinión a concursantes, personalidades municipales y jurados sobre cuáles son las mejores técnicas para afrontar con éxito la prueba: que si dejar de comer tres días antes, que si comer muy poco pero nunca dejar de comer del todo, que si vomitar después del concurso… todo muy recomendable.
- porque quizá no se den cuenta pero los concursantes están poniendo en riesgo su salud con este tipo de intervenciones. Y lo peor, como digo, es que lo ensalzan a la categoría de espectáculo.
Para mí este tipo de concursos deberían prohibirse como así se hizo con lo de tirar cabras desde el campanario. Me parece que los tiempos que corren no están precisamente para dar premios por este tipo de “machadas”.
Ya puestos a decir y hacer tonterías les sugiero a las autoridades del Ayuntamiento de Tabuenca que para la edición que viene que quiten el pan de rallado de las albóndigas y lo sustituyan por harina de maíz. De esta forma podrán participar concursantes celiacos, ya que a día de hoy me parece una falta de sensibilidad para con este colectivo. Los celiacos también tienen todo el derecho del mundo a que les dé un torzón en público y a hacer difusión de malos hábitos