si es un sueño que no me despierten. si en el futuro sale a la luz que iba enchufado hasta las orejas, que no me lo digan. no lo quiero saber. prefiero vivir engañado con la imagen en mi retina de ese chris horner batiéndose el cobre de pie sobre la bici. aun creo, y quiero creer, en la épica del deporte. llamadme romántico. y es que el dato me gusta: en 2013 un tipo con casi 42 tacos, con más escuela que manolito, se aupó por méritos propios hasta la gloria en la vuelta a españa. horner, un tipo normal, o al menos eso parece. y sin que nadie a priori apostara demasiado por él. me gusta.
a mis 43 años ni me sé ni me creo en la circunstancia de leerle la cartilla deportivamente hablando a nadie medianamente entrenado; ni tan siquiera en aquellas disciplinas en los que yo mejor me desenvuelvo… bueno, en mi descargo podría argumentar que jamás tuve la ocasión de dedicarme profesionalmente al deporte (con sinceridad creo que tampoco hubiera brillado demasiado). sin embargo, desde al menos 8 años atrás (y lo recuerdo muy bien) vivo con especial atención los titulares de aquellos medios que hacen recalcar la “avanzada edad” de no importa quién cuando termina por alcanzar un hito deportivo. sé que hay muchos, en cualquier caso el primero en mi cuenta particular, ya digo que lo tengo marcado a fuego en mi memoria, fue durante los mundiales de natación de 2005 en canadá. en aquel entonces no pocos medios rotularon sus titulares del siguiente modo: “el abuelo mark wernecke campeón del mundo en los 50m braza a sus 35 años” (o algo así) fue todo un palo: ¿abuelo, 35 años? cachis en la mar, en aquel entonces yo también tenía 35, y estuve dudando entre pedir hora para que me pusieran una dentadura postiza o llamar, indignado como estaba, uno a uno a los periódicos que usaron este titular o semejante.
volviendo a la actualidad, una de las cosas que más me molan es, por supuesto, el lema de horner; el secreto según él mismo de su logro: “entrenar, comer y dormir”, algo de lo que muchos debieran aprender. sí, digo aprender y releer, antes que ponerse a estudiar la forma y manera de burlar, enmascarar y trucar sus triunfos. a suplementar su dieta con nutrientes esenciales, aminoácidos ramificados o, vade retro, a limpiarse la sangre y demás trastadas. el fraude en el deporte me da asco y, por lo que hasta ahora se sabe, en esta victoria hay muy poco de aquel y en sentido contrario mucha modestia, pundonor y genuinidad. que horner no se subió a una bicicleta antes de ayer lo sabemos todos, al igual que el sr. wernecke tampoco aprendió a nadar precisamente dos años antes de ser campeón del mundo.
con todo ello en el haber hay otro matiz importante en la hazaña de este titán de la bicicleta. los medios recalcan el escaso efecto que ha tenido en su caso el adoctrinamiento dietético más esperable. al parecer horner no sigue la pauta dietética tipo y que para otros en su misma situación es ley de vida. horner, según los medios, sortea gran parte de las recomendaciones nutricionales y gusta de “abusar” de hamburguesas, pizzas y cocacolas. ¿cuánto hay de cierto en todo esto? de verdad que me gustaría saberlo y poder concretarlo de forma detallada. los medios hacen creer que, haciendo una caricatura de sus contenidos, este hombre parece vivir sentado en el sofá mazándose a refrescos y comida basura. yo, sinceramente lo dudo. no niego que posiblemente haga sus transgresiones, pero dudo mucho que estas sean la norma. no olvidemos que este tipo de leyendas, tanto en el contenido de las dietas como en su cantidad, teniendo un origen incierto, suelen ser magnificadas por los medios de comunicación hasta llegar a formar parte del acerbo popular. recordemos por ejemplo los mitos sobre la dieta de michael phelps.
en el caso que nos ocupa de veras que me gustaría conocer de primera mano las características de la dieta de chis horner y que fuera él mismo el que la detalle. mientras tanto, yo me quedo con su difícilmente mejorable consejo hacia el éxito deportivo: “entrenar, comer y dormir”.