¿Qué hace un dietista-nutricionista dándole a la tecla?

Con sinceridad, no lo tengo muy claro pero disfruto como un enano.

Lo que sí sé es que este post en concreto responde a la genial propuesta de mi vecino en “Ni libre ni ocupado” Daniel Díaz que parece que pronto va a hacer las maletas y seguirá ruta. El caso es que a taxi driver (mote con el que frecuentemente se dirige a él otro entrañable vecino de escalera, Runstorming) se le ha ocurrido plantear a todos los inquilinos de 20 minutos-blogs una pregunta antes de emprender carrera: ¿por qué escribimos?

escriboporque

No sé si diciendo cómo empecé a hacerlo responderá a los porqués pero quizá ayude. Empecé a darle a la tecla porque me aburría como un hongo en la consulta y quería rentabilizar mi tiempo, y mira por dónde me dio por el escribir. Empecé medio rebotado, todo hay que decirlo. Abría internet, cogía un libro de dietas o leía el periódico y resultaba que cualquier pisateclas sin la menor formación al respecto publicaba no importa qué majadería sin el menor sentido en esto de la nutrición. Y me llevaban los demonios. Empecé un libro para mí y para quien llegado un día quisiera publicarlo y leerlo. Así parí “Con las manos en la mesa”.

Un día, por pura casualidad conocí a un tío muy simpático, Fernando Monzón (@fermonzon), que se dedicaba cosas muy raras, marketing guerrilla o algo así, y que además tenía una editorial muy pequeñita y amigable, 1001 ediciones. Le hablé de mi libro, quiso verlo, y a la hora y media me contestó: “lo hacemos, pero el título y la portada es cosa de la editorial”. Le contesté que no, que la portada vale, con condiciones, pero que el título era el mío… y así fue.

El libro, por arte de birlibirloque, o más bien por gracia del que luego terminó por convertirse en un buen amigo tras conocernos a través de la editorial, Miguel Justribó (@migueljustribo) debió de caer en manos de aquellos que cortan el bacalao en 20 minutos… y aquí estamos.

Al final, esto de juntar letras me está gustando. Gracias a ello estoy teniendo la oportunidad de aprender mucho de este mundillo. ¡Quien lo iba a decir!… a mí que antes de esta historia no quería ni oír hablar de cosas tan tecnológicas como los blogs, las redes sociales y mucho menos… mucho menos de Twitter, que ahora se ha convertido en parte de mi anatomía como las antenas lo son en una hormiga.

Después de todo, como no sé si he contestado a la pregunta, voy a intentar hacer un resumen de mis razones por las que a día de hoy sigo escribiendo y además, me gusta:

  • Quisiera gritar a los cuatro vientos lo que honestamente creo la gente debería de leer y saber sobre nutrición, alimentación y demás. Como no puedo gritar tan fuerte como para que todo el mundo se entere, y ya que me dan la oportunidad de poder publicarlo en este medio, lo aprovecho para alcanzar al mayor número de gente.
  • Escribo para mí porque tengo memoria de pez. El hecho de tener que escribir para contarle las cosas a alguien supone además un importante acicate para investigar y conocer mucho mejor algunos temas que, dentro de mi área profesional, son actualidad. Casi siempre tengo una idea en la cabeza más o menos formada sobre los temas profesionales, pero el tener que conocerlo a fondo para tener que explicárselas a alguien me ayuda mucho a terminar por enterarme del tema en profundidad, con datos y demás. De hecho cuando me preguntan sobre algo relativamente concreto (por ejemplo ¿qué opinas de la dieta de la alcachofa, o de la enzima prodigiosa? ), como no suelo acordarme, pero sé que escribí sobre el tema, recurro a consultar mis notas. Por eso pongo tantos enlaces o fuentes bibliográficas.
  • También escribo porque al menos en las actuales circunstancias me da la oportunidad de conocer y tratar con distintos profesionales de los que estoy aprendiendo cosas que jamás llegué a pensar que aprendería sin seguir en una universidad acumulando carreras… o precisamente por ser ese tipo de cosas las que no se enseñan en las universidades.
  • Otra cosa importante, escribo por que me pagan, no lo dudéis. Pero no te confundas, solo escribo lo que yo quiero escribir… ni más ni menos. El saberse parte de una relación contractual ayuda obliga a tener que hacerlo con la periodicidad acordada. Con sinceridad, me quito el sombrero ante todos esos compañeros que sé que escriben y que mantienen vivo un blog por amor al arte (nunca mejor dicho) o, al menos, sin esa obligación contractual y sin la inmediata compensación económica. Entre estos compañeros a los que me refiero quisiera destacar todos aquellos colegas de profesión dietistas-nutricionistas que dan vida a blogs magníficos con una valiosísima información y que creo no tienen la repercusión que se merecen (muchos de ellos puedes consultarlos en la columna “blogs interesantes” abajo a la derecha en esta misma página).
  • El caso que no sé si tanto por el escribir, quizá más por el saberse leído de vez en cuando, me está sirviendo para conocer una serie de personas muy interesantes que de otro modo dudo mucho que las hubiera conocido. Supongo que en cierta medida también escribo para seguir conociendo a muchas más aunque sea de forma virtual.

Así pues mientras las circunstancias lo permitan seguiré a este lado del teclado, bien en forma de blog, twitter, libros o lo que se tercie.

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Imagen: Millones de gracias a Calpurnio (@Calpur100) que ha tenido la gentileza de cedernos este dibujo (no dejes de visitar El bueno de Cuttlas)