tal y como titulaba el otro día mi vecino césar palacios (@lacronicaverde) en este post, eso del “carnismo” ha de ser asumido inicialmente como un palabro. una vez tenido esto en cuenta y sabiendo que está tomando cierta popularidad, lo que hay que hacer es tratar de explicar que significado se le da.
en principio se trata de un estilo de alimentación opuesto al vegano o vegetariano estricto. es decir, supongo que será aquel que se centra en comer productos de origen animal o que come de todo incluido productos de origen animal, pero claro, eso ya tiene nombre y se llama patrón omnívoro. lo cierto es que hoy no voy a dar mi opinión si sería bueno o malo comer de una forma u otra ya que, en principio, creo que para destacar el que alguien coma productos de origen animal (en especial carne de cualquier origen) ya tiene también un nombre bastante aceptado… llamaríamos a esa persona carnívora y llegado el caso diríamos de ella que practica el carnivorismo (lo cual nos devuelve al sugerente mundo de los palabros).
el tema es que cuando oí esto del carnismo lo primero que me vino a la cabeza fue esa imagen típica del vegano que añora la carne. es decir, personas que por la razón que sea se hacen veganos pero que al mismo tiempo echan de menos ¿la textura, el sabor, aspecto…? de la carne. lo pongo entre interrogantes porque no sé muy bien qué es lo que pueden en concreto echar de menos, pero el caso es que debe de ser una situación relativamente típica entre algunos vegetarianos estrictos. y traigo algunos ejemplos para ilustrar lo que digo.
para empezar, la propia denominación de algunos de los platos veganos en los que la primera parte de su nombre empieza como un plato “carnívoro” (o por lo menos animal) y termina aclarando su esencia con el adjetivo “vegetal” o “vegano”. veamos, tenemos hamburguesas… veganas; queso… de nori (alga); tortilla… vegana (es decir sin huevo); recetas de no-carne a la romana; o incluso la existencia de carniceros vegetarianos, etcétera. denominaciones que dan que pensar y cuyo uso podría hacer sospechar, quizá me equivoque, de una cierta nostalgia subliminal de lo animal. eso es a lo que yo llamaría carnismo.
pero no es solo una opinión particular, los propios vegetarianos expresan aquello que para mí debiera asociarse al uso de la expresión “carnismo”. me refiero a todos esos productos que en boca de algunos veganos que he conocido están a disposición de aquellos que “echan mucho de menos la carne”. texturizados se suelen llamar y son productos elaborados con legumbres (muchas veces soja), arroz, etcétera y tienen nombres tan evocadores que dejan poco a la imaginación: “filetes de soja”, “soja sabor ternera”, escalopines de soja y arroz”, “milanesas de soja”, etcétera. de nuevo, lo que yo llamaría carnismo.
creo que no es una cuestión por la que preocuparse demasiado, pero lo cierto es que al menos a mí me llama la atención que alguien que se haya hecho vegano diga al mismo tiempo que echa de menos la carne. no debiera ser nada raro, quizá es algo semejante como al que ha dejado de fumar y echa de menos el tabaco, algo esperable sobre todo al principio. y a lo mejor pasa lo mismo con quien no siendo vegano, pasa a serlo. sea como fuere, a mí me da la sensación que evocar de forma tan reiterada con el nombre (y llegado el caso con el sabor, las texturas y el aspecto) platos omnívoros, resultan en ese carnismo al que hago referencia y parece un poco incongruente. algo así como ponerle pedales a un monopatín.
con este post no pretendo herir la sensibilidad de nadie ya que creo que he dejado patente en otras ocasiones que respeto al 100% los patrones veganos y que defiendo su idoneidad cuando están bien planificados. otra cosa es la desacertada publicidad que en su día hizo campofrío para promocionar sus productos caricaturizando hasta el ridículo la opción vegana, mezclando churras con merinas y haciendo grotesca esta opción (ver vídeo). afortunadamente no han insistido por ese camino. lo traigo a colación porque en él también subyace el concepto de carnismo tal y como yo lo entiendo.