El tema de la estevia se nos está yendo de las manos

Mayonesa esteviaIncluir el azúcar dentro de los ingredientes típicos de la mayonesa es una soberana tontería. A la mayonesa se le puede poner sal, ajo, limón, diversas especias o hierbas aromáticas… pero azúcar no. No digo que no se le pueda poner, digo que no es típico y que en principio, el ponérsela no debiera hacer pensar a nadie que estamos ante una mayonesa de más calidad. Una tontería semejante a la de hacer pan rallado con “pan recién hecho”. Pues como que no.

Y entonces, si se le cambia el azúcar por un edulcorante acalórico (a fin de cuentas para eso están)… ¿tendrá un mayor valor esa mayonesa? Pues no, será una mayonesa que en vez del azúcar, que no pinta nada, le he calcado un aditivo que pinta menos que nada. Aunque ese aditivo sea el vilipendiado y ensalzado a partes iguales E-960, conocido popularmente como estevia (o stevia).

El caso es que sobre la estevia como aditivo se han dicho muchas barbaridades, como digo, tanto para atribuirle poderosas propiedades salutíferas como para asociarla a no sé cuántos males. No voy a entrar en el detalle que si la diabetes arriba, que si la diabetes abajo, que si el cáncer, que si lo bueno es el extracto original de la planta y que si lo malo es, como siempre, el aditivo que finalmente se ha autorizado, etcétera. En este sentido baste decir que en la actualidad es un aditivo más, en concreto el E-960 de la familia de los edulcorantes acalóricos, con sus limitaciones en la dosis máxima, utilización y demás parabienes. Sea como fuere, desde hace un par de años más o menos todo fabricante de alimentos que se precie tiene que tener un producto o una línea “con estevia” para demostrar que sus productos son la mar de sanotes. Tenemos el ejemplo de la introducción en algunos mercados de productos de la compañía Coca-cola (incluida una Coca-cola life), yogures con estevia, zumos comerciales, tés preparados…

Pero como antes decía, lo que no sé es qué puede pintar este aditivo dentro de una salsa comercial de mayonesa. En realidad lo que no puedo entender es que se publicite de forma destacada en su etiqueta: “con estevia”. Me explico. Si por la razón que fuera, principalmente en relación a su sabor, la adición de un ingrediente que aportase dulzor, contribuyera a dotar de algún matiz deseable al producto, podría entender que se incluyera y reflejarlo de este modo en la obligada lista de ingredientes… pero no a bombo y platillo en su etiqueta o en la web del fabricante tal y como puedes ver en la imagen. La cuestión es su presencia en una mayonesa, no en cualquier salsa. Me explico… pudiera entender la presencia de estevia en un kétchup, evidentemente en un chutney, o incluso en un o de esos chimichurris que también tiene la marca en cuestión, pero en una mayonesa no. A fin de cuentas esas otras salsas distintas de la mayonesa cuentan entre sus ingredientes habituales (en las recetas, digamos, originales) con un dulzor característico. Pero la mayonesa no. Y es esto, el que se destaque en su etiqueta, publicidad y comercialización, lo que se me antoja descontextualizado.

Pero la cosa no queda aquí, no. En concreto, siguiendo con la mayonesa de marras, este fabricante en concreto destaca en la web y en el etiquetado que el producto también contiene aceite de oliva, cuando resulta que el contenido en aceite de oliva dentro de los ingredientes es del 2%… si mal no recuerdo creo que hace algún tiempo un juez le puso las peras al cuarto a un fabricante que hacía algo parecido.

Sin dejar esta maravillosa mayonesa, nos encontramos también con que tanto la etiqueta como la web lucen una vistosa alegación al contenido de la salsa en omega-tres… otro elemento de lo más típico en un mayonesa (es una ironía). Para ello comprobamos en la web que entre los ingredientes figura un 0,23% de ellos en forma de EPA y DHA (ambos ácidos grasos omega-tres). Sin embargo, al menos en la web, al fabricante se le ha olvidado incluir la información nutricional sobre este tema tal y como es preceptivo en base a la actual legislación. Es decir, no aporta el menor dato al respecto de qué volumen de mayonesa se ha de comer para llegar a una cantidad significativa de omega-tres (si tuviera que apostar al respecto me imagino que habrá que usar varios botes… es decir, lo normal cuando uno come mayonesa)

 

 

Volviendo al tema de la estevia y yendo un poco más allá se pueden poner otros ejemplos al respecto de la desconcertante utilización de este edulcorante no-importa-donde:

En fin… valgan estos ejemplos para poner de relieve que, como de costumbre, la industria se vuelca de forma precipitada y con escasa necesidad en proporcionar nuevos productos utilizando de modo descontextualizado las sempiternas alegaciones de salud. Si así se hace, hay que ser conscientes también que la otra mitad de las variables de esta consumista ecuación es parte del problema. De esta forma, es preciso reconocer que son los consumidores los que con un patrón de compra acrítico, da alas a esa industria con lo que se hace posible la perpetuación del problema en sí. Tras la moda de la estevia, que pasará, llegará otra para regocijo tanto de la industria… como de los consumidores.

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Nota: quiero agradecer a Raquel Blasco (@RaquelBlascoR) su apoyo para la realización de esta entrada. Si te interesa eltema de la estevia, te recomiendo que eches un vistazo a estos dos post: Lo “natural” de la Stevia (Quimifobia del E-960) de Aitor Sánchez (@Midietacojea) o este otro, El timo de la Stevia rebaudiana de JM Mulet (@jmmulet)

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