ya he comentado mil y una veces que la actual legislación al respecto de las declaraciones nutricionales en los alimentos tiene más agujeros que una flauta. desde un punto de vista conceptual porque, aunque estuviera bien hecha, fomenta el auge de una muy mala práctica en el consumidor medio, me refiero al nutricionismo, un tema sobre el que no voy a entrar en detalle ya que ya lo hice en su día y por eso te invito a que sigas el anterior enlace. y desde un punto de vista más concreto, porque le da alas a la industria para hacer, legalmente o no (eso que lo decidan los juristas) lo que les sale por el forro… generando como decía una serie de conceptos erróneos en la población general que para nada están alineados con una sana perspectiva de las cuestiones nutricionales. vamos a concretarlo con el omega-3.
el otro día pasó por mi time line de twitter una fotografía de una salsa, un aderezo, en concreto un chimichurri, que declaraba entre otras cosas, ser una fuente de ácidos grasos omega-3. raro. doblemente raro por que por un lado los ingredientes que normalmente caracterizan los productos de este tipo no son en principio fuentes de omega-3. y por el otro porque aunque lo fueran, las cantidades que se suelen emplear en el normal uso de este tipo de productos tampoco dan para tirar cohetes con ningún tipo de aporte (y de omega-3 menos ya no es un nutriente que se prodigue demasiado en muchos alimentos).
la primera traba puede ser artificiosamente salvable poniendo algún ingrediente que, aunque extravagante, sea rico en omega-3… y ¿que hay más rico en omega-3 que el propio omega-3?; tanto como el 0,07 % del producto contiene este tipo de ácidos grasos añadidos y, se aclara en la etiqueta que es procedente de algas. chimichurri con algas… o algui-churri (ahí queda la idea).
¿se salva la segunda traba con esta estrategia? dependerá de tres elementos: de la cantidad de omega-3 que nos quede en el producto final, de las cantidades diarias orientativas que estén establecidas para los omega-3 y de lo que diga las autoridades sanitarias al respecto de con qué cantidad presente de omega-3 en un alimento se puede decir que es fuente de estos ácidos grasos.
¿cuál es la cantidad diaria orientativa de omega-3?
siendo estos omega-3 de los tipos considerados dha y epa y alegando el producto: “los ácidos eicosapentaenoico y docosahexaenoico contribuyen al funcionamiento normal del corazón”, la comisión europea considera a partir del reglamento 432/2012 que para obtener un beneficio de su ingesta habría que hacer un consumo diario como mínimo de 250 miligramos de dha/epa (tal y como se cita en la etiqueta). todo ello teniendo en cuenta que también según la efsa la ingesta diaria recomendada de dha/epa es de 2 gramos, es decir 2.000 miligramos.
¿qué cantidad queda de omega-3 en el producto final?
dando por válidos los valores de la información nutricional del producto: 100 gramos de salsa contienen 70 miligramos de omega-3; y 15 gramos de salsa (la ración estándar que propone el fabricante) 10,4 miligramos.
¿qué cantidad de omega-3 permite decir en un alimento que es fuente de ellos?
aquí es donde, hay que reconocerlo, la cosa se lía gracias a las autoridades sanitarias y la legislación. la primera indicación que da la efsa al respecto de cuándo se puede decir que un alimento sea fuente de omega-3, es que ha de contener en 100 gramos o 100 mililitros de producto al menos un 15% de la ingesta diaria recomendada, cifrada como ya has visto en 2.000 mg… como es fácil de observar, el 15% de 2.000 mg son 300 mg. ¿tiene esta salsa 300 mg por cada 100 gramos de producto? no, tiene 70 miligramos (que son cuatro veces menos que los consabidos 300 mg) y por ración mucho menos, 10,4 mg; lo que implica 29 veces menos.
ahora es cuando viene la bofetada al consumidor
pero, dicho lo dicho, la efsa también incluye que el producto puede alegar ser fuente de omega-3 siempre que el 15% de la cantidad diaria recomendada se encuentre en 100 kilocalorías de producto. opinión que se encuentra recogida en el reglamento 116/2010, que modifica en relación a los ácidos grasos el reglamento 1924/2006 (ver el apartado 6). y entonces se lía la cosa. veamos.
la salsa aporta 32 kcal por 100 gramos, luego para conseguir 100 kcal con el chimichurri habrá que consumir 312 gramos de la misma. resulta que entonces 312 gramos de salsa (que aportan sus 100 kcal) contendrán 218 miligramos de omega-3. ¿llega a los 300 miligramos? tampoco, se acerca de forma considerable, pero no. ni tan siquiera a los 250 miligramos que indica el reglamento 432/2012
en resumen; tomando la cifra más beneficiosa marcada por la legislación (para que un producto pueda llevar esta declaración, se informará al consumidor de que el efecto beneficioso se obtiene con una ingesta diaria de 250 mg de epa ydha) y pretendiendo obtener el consabido beneficio, habría que usar más de 24 raciones de este chimichurri. si cada una de ellas es de 15 gramos (insisto tal y como sugiere el fabricante) estas 24 raciones implicaría tomar más de 360 gramos de salsa.
a mí que me perdonen, no sé si esto es legal o no. para mí desde luego, tal y como yo interpreto los datos, no. si finalmente no lo es, serán los juristas quienes tendrán que interpretarlo, lo que desde luego creo que es inapelable es que se trata de una tomadura de pelo a la racionalidad. en especial si sabemos que una racioncita de sardinas rebozadas, otra de salmón a la plancha o una de bonito con tomate, alcanzan, de forma individual y redondeando, entre los 4.000 y 6.000 miligramos de omega-3. estas cosas y similares, pero no otras, son fuente de omega tres… coñe.
otra vuelta de tuerca
lo siento por salsas jr que con esta entrada ya son dos la que dedico a alguno de sus productos. la primera a partir de la mayonesa con estevia como reclamo salutífero (lo sigo sin entender) y luego la de hoy. no dudo de sus buenas intenciones (bueno, un poco sí) pero me parece que están demasiado volcados en las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables sacando un poco los pies del tiesto (y me refiero a la más estricta racionalidad, no a su legalidad). pero de verdad, poner una alegación referente a que tomar chimichurri puede beneficiar el normal funcionamiento del corazón a partir de su extemporánea inclusión de una cantidad ineficaz de omega-3… pues me parece ridículo. igual luego va y el producto es excelente, reconozco que no lo he probado, pero una cosa no quita la otra (esta vez, como la otra, tampoco creo que me manden una cesta degustación).
no obstante, por si quieren seguir por esta, en mi opinión, ridícula senda, les propongo muy en serio que sigan engalanando su producto con otras declaraciones nutricionales buenrollistas que se han dejado en el tintero. por ejemplo, además de “sin gluten” que ya la incluyen (y no me parece mal), a la vista de su lista de ingredientes y sin haber de momento una concreta legislación que lo regule, podrían ponerle también “sin lactosa” (es gratis). ya con el re 1924/2006 en la mano podrían legalmente incluir también “bajo en grasa”; y además “sin grasas saturadas”. ya sé que no se olvidan de los azúcares ya que han incluído el “sin azúcares añadidos” (pero con estevia, eso sí) pero también podrían decir de su producto que es “de bajo contenido en azúcares”. del tema de la sal y de la fibra mejor “pasamos palabra”. voy con más: les sugiero que además analicen el contenido en minerales o vitaminas de su salsa, probablemente aparezca alguno con el que seguro puedan rascar alguna alegación del tipo “fuente de, o alto contenido en…” lo que sea; y si es que no (cosa que dudaría), siempre pueden añadírselos (como se suele hacer en los cereales de desayuno o con los bollycaos)… es algo que no cuesta demasiado y siempre queda chuli ponerlo en la información nutricional. además, después de su inclusión, por ejemplo de hierro, podrían hacer una alegación saludable del tipo, “este ferri-churri ayuda a la normal función cognitiva“. si al final les queda espacio en la etiqueta entre tanta medalla y parabien podrían poner que, además, está muy rico o que es “natural” (aunque tenga estabilizantes e-415 y e-466) recuerden que estas expresones son gratis total.
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nota: en esta página de la aecosan podrá encontrar quien quiera la mayor parte de la legislación actualizada relativa a las declaraciones nutricionales y saludables en los alimentos.
quiero agraceder a ana isabel gutierrez (@fasmida) el hacerme llegar este prodigio salsero, suyas son las imágenes.
Una vez más la publicidad manda, la merkadotecnia…. venden los números y no los valores autenticos…. que muchas veces, encima, son falsos
http://cuandofuimoslosmejores.com/gusta-ser-una-zorra-de-las-vulpes/
Eso por no comentar que jamás he visto un chimichurri hecho con stevia… ni con azúcar, glucosa, sacarina ni ningún endulzante, porque es una salsa SA-LA-DA.
Ufff , que ganas de cargarse el chimicurri, perfecto aderezo para la carne asada, está bien el articulo, pero debo reconocer que en comercio los hay peores que este chimichurri y nadie habla de ellos (caldos, zumos, etc). Aparte no veos tan necesario ir a deguello con el articulo y los productos, porque al final todos los productos tienen algo de “engañoso”.
Más allá de la protección que deberían ofrecer las normativas alimentarias, está también el Derecho del Consumo que regula “lo que se da a entender en la publicidad” y las estrategias para engañar o confundir a los consumidores con el único fin de que compren, provocando así lo que se considera un daño económico, menos importante que el de la salud pero no por ello menos punible, si las autoridades se lo tomarán en serio, claro!
http://hayderecho.com/2014/05/03/ciudadanos-o-maquinas-de-consumir/
Creo que si se miente en las propiedades de un producto eso debería considerarse legalmente fraude…simple y llanamente. Y el fraude es un delito…pero…como condenar por fraude empresas españolas y dejar en libre circulación productos extranjeros que utilizan la misma estrategia??….o deberíamos no dejar pasar productos extranjeros que se valen de la publicidad engañosa. Cuántos recursos (económicos) se necesitan para vigilar todo esto??
Y recuerda que si buscas Tiendas Online de Alimentación y Bebidas en España somos tu web de consulta, visítanos en http://elpedidohosteleria.com
A ver cuándo alguien se atreve a hablar claro de todo estos engaños. Que alguien se atreva con los peligros de las leches, de esas leches que dicen tener omega, de esa leche que se ofrece a los peques con DHA, a ver cuánta cantidad tienen y de las que dicen tener vitamina D pero no dicen que no sirve de nada si no se toma el sol, porque la última fase de absorción de la vitamina D es en la piel y entonces, sí se fija al hueso si hay acompañando a un calcio, claro que de origen vegetal, el de la leche no sirve, va acompañado de magnesio. Y muchos más engaños de una publicidad, que muchas veces, también enferma…
Sigo tu blog y éste, como otros, me parece un artículo excelente. La razón fundamental es que aclara y diferencia entre el probable, y en muchas ocasiones demostrado beneficio para la salud de algunas sustancias que requieren de un equilibrio en el organismo, y la nefasta y manipuladora propaganda que pretende “ofrecer salud” únicamente con nombrar esas sustancias y vincularlas a los más diversos productos alimenticios industriales. Considero que siempre es legítimo el comercio, pero nunca el engaño, y menos el subliminal. Al menos eso intentamos hacer algunos. Tu artículo lo aclara muy bien, el ejemplo de “una botella y cuarto de chimichurri” por día para cubrir la cantidad necesaria de omega 3 diaria es genial… Por otra parte, por mi profesión, siempre insisto en lo mismo: Para cuidar de la salud propia, más allá de las comidas naturales que nos ofrece la naturaleza, esto es, para conocer nuestras carencias y “suplementar nuestra dieta”, siempre hay que asesorarse antes por un especialista. Enhorabuena por el post. Por si te parece interesante te dejo un post mío sobre algunas diferencias entre el Omega3 y el Omega6. Gracias y un saludo.