Finalmente y después de varios debates y consideraciones el gobierno británico ha decidido aplicara un impuesto especial a los “refrescos”. Parecía mentira que fuera a llegar, pero sí, ha llegado.
La cosa viene de lejos tal y como te contaba en este post, cuando en el ejercicio 2015 el Reino Unido se debatía entre diversas estrategias para poner coto a las importantes cifras de obesidad infantil del país. Entre ellas mover ficha contra el lobby azucarero, contra la publicidad de comida basura… además de otras consideraciones. Digo que parecía mentira porque tal y como se estaban desarrollando los acontecimientos en los últimos meses a mí me daba toda la sensación de que al final se iba a quedar todo en agua de borrajas. Sin ir más lejos, hace apenas una semana conocimos que el Instituto de Estudios Fiscales del Reino Unido se había posicionado en contra de un impuesto especial para las bebidas azucaradas, tal y como se puede leer en este artículo de opinión publicado en The Lancet. En él sus autores se muestran claramente decepcionados con la postura del Instituto de Estudios Fiscales y le achacan el no tener en cuenta los importantes avances que se han observado en otros países que ya habían tomado algún tipo de medida similar.
Y es que esto de los impuestos sobre las bebidas azucaradas está empezando a ser una corriente a la que cada vez más países se suman. Por ejemplo, Méjico, Hungría, Finlandia, Francia, y el estado de Berkeley en California ya han emprendido este camino y los resultados son prometedores habiéndose contrastado de entrada un retroceso en la venta de este tipo de bebidas aunque, es cierto, aun es demasiado pronto como para poder medir el impacto de ese retroceso de las ventas en la salud pública. Me gustaría estar convencido a la hora de apostar por el hecho de que muchos otros países tendrán en cuenta el valiente paso que en este caso acaba de dar el Reino Unido y se replantearán sus políticas de salud pública. Pero veamos exactamente cómo va funcionar este nuevo impuesto.
¿En qué consiste el impuesto británico?
En esencia, habrá dos categorías de impuesto, la primera para aquellas bebidas cuyo contenido total de azúcar esté por encima de 5g por cada 100 mL de producto; y la segunda, para las bebidas con más de 8g de azúcar por cada 100 mL… pero hay excepciones, así que oído al parche…
Curiosamente los zumos de fruta 100% y los batidos lácteos no estarán incluidos en esta nueva norma impositiva, pero sí la tónica… lo que al parecer preocupa especialmente a los habitantes del país del gintonic. En este sentido he de decir que no me parece adecuado el excluir los batidos lácteos ya que este tipo de productos es bastante habitual que contengan más cantidad de azúcares añadidos incluso que el típico refresco de cola… y sinceramente, esto no lo entiendo muy bien (ejemplo).
Los detalles en cuanto a la fecha de aplicación del impuesto no están del todo claros por el momento, pero se considera que el anuncio de estas nuevas medidas impositivas desembocarán en cambios importantes respecto a la reformulación de productos. Así, las marcas implicadas se apresurarán posiblemente para introducir cambios en la composición de esas bebidas cara a los dos próximos años, fecha en la que parece comenzará a aplicarse el impuesto en cuestión.
En cualquier caso, las previsiones que se han hecho hablan de recaudar 661 millones de euros con un ratio de hasta 30 céntimos de euro por litro en la venta de bebidas azucaradas.
¿Qué se hará con el dinero recaudado a partir de este impuesto?
Pues esta es una de las mejores partes ya que la recaudación del impuesto está previsto que se invierta en la financiación de actividades deportivas en los colegios duplicando el presupuesto dedicado a esta cuestión.
¿Y las críticas?
Pues son variadas, pero esperables. Por un lado, la más que previsible, la de la industria implicada que como no podría ser de otra forma está en contra del impuesto ya que hará temblar su jugoso balance de cuentas… nada que no se esperara. Para ello argumentan que la medida pone de relieve la existencia de un Estado paternalista, autoritario si cabe, contrario al liberalismo… y tal.
Pero al mismo tiempo y por el otro lado están todos aquellos salvapatrias que con el estandarte de la igualdad social grotescamente agigantado, advierten que esta medida impactará de forma negativa en las clases más desfavorecidas y económicamente menos pudientes, ¡nos ha jod… ¡nos ha fastidiado! Pues claro, ¡supongo que es precisamente lo que se esperaba! ¿En quienes repercuten los impuestos sobre las labores del tabaco? Pues en los fumadores, a quienes se trata de desalentar precisamente de su compra, al resto no. Volviendo al tema, ¿acaso no son esas clases más desfavorecidas las más golpeadas por la lacra de la obesidad (infantil y adulta)? Pues eso. Se trata de que los escasos recursos que tengan que no los inviertan comprando basura comestible.
¿Funcionará, se pondrá freno a la obesidad infantil?
Vaya usted a saber. Puede que sí o puede que no. Desde luego el impacto de las bebidas azucaradas en la obesidad parece estar fuera de poca duda, así que por lo tanto desanimar su consumo elevando su precio (al tiempo que se hace público) se postula como una medida razonablemente adecuada.
En cualquier caso y en mi opinión estas medidas jamás tendrían que adoptarse de forma aislada y deberían formar parte de una estrategia global, bien planificada, con la que poner coto a la cuestión de la obesidad. Puestos a pedir, creo que las medidas compensatorias en positivo deberían ser obligadas. Me explico: la cuestión de “criminalizar” determinados alimentos y hacerlos más costosos debería compensarse con estrategias visibles y patentes en el mismo terreno pero de sentido contrario que favorecieran, en este caso con una bajada de precios, aquellos alimentos con un mejor perfil nutricional.
Dicho de otra forma, en mi opinión los impuestos sobre alimentos y bebidas con perfil poco saludable (sean los que sean sobre los que se decida intervenir desde el punto de vista impositivo) no resolverán per se los problemas relacionados con la nutrición de salud de una población. Sin embargo, si estas estrategias están bien diseñadas y se establecen en combinación con otras, los impuestos podría contribuir a mejorar la salud de la población sobre la que se actúa. Y para ello hace falta que las administraciones, los propios productores de alimentos (aunque sea improbable que lo hagan de forma voluntaria), los distribuidores, los minoristas, los profesionales sanitarios y los ciudadanos actúen al unísono. De otro modo, veo una difícil solución. Y esto, no es la primera vez que se dice.
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Imagen: num_skyman vía freedigitalphtos.net
Buenaos dias juan!!
pero las bebidas light??
Por ejemplo, la marca de refresco que tiene su producto en versión light?
No tiene azúcar, entonces no va a tener estos impuestos aumentados?
este es un punto importante, porque no solo hablamos del azúcar, sino de otras sustancias que, aunque no haya estudios que demuestren su impacto negativo en la salud (muchas no sabemos a largo plazo), tampoco benefician a nuestro organismo.
¿sabes si hablan algo de ello?¿de gravar también sus versiones light?
Muchas gracias!!!
Buena entrada. Lo oí ayer en la radio. Me parece bien, pero no creo que desaliente a los compradores. Lo que no entiendo es porque gente que se queja del precio de la fruta o el pescado luego llena el carro de la compra con refrescos, postres superazucarados, snacks y precoconados, que tampoco son especialmente baratos.
Buenas Fernando,
Efectivamente, las versiones light o similares de esos refrescos no se verán afectadas por el impuesto y, por tanto, debieran verse más baratas en el punto de venta… Es posible que efectivamente esta realidad (de llegar a producirse) polarice el consumo de “refrescos” hacia los productos light… No es algo que me parezca malo per se, para nada (dejé mi opinión al respecto en este post en casa de El Comidista http://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2016/01/15/articulo/1452853905_347274.html)… pero sí que es más posible que no se consiga nada a la hora de deshacer esos malos hábitos de alimentación y que en este caso se pondrá de relieve cuando (a modo de ejemplo) los consumidores pasen de comerse dos bolsas de patatas fritas con una cocacola normal a tomárselas con una coca light o zero. Por eso decía en el texto que este tipo de medidas jamás deberían de adoptarse de forma aislada y sí dentro de una estrategia general.
Buenas Lourdes,
Pues de eso se trata… que muchos de los que se quejen terminen cambiando su intención de compra y terminen haciendo mejores elecciones.
Un saludo a ambos y gracias por vuestros comentarios
Juan sigo sin saber cuando un producto tiene azúcar añadido, casi nunca se especifica claramente así. Suelen decir: “hidratos de carbono…de los cuáles azúcares XX”.
Ellos alegan que son azúcares naturales de la propia fruta o del componente principal.
¿Es esto cierto?¿por qué no lo explicitan claramente?
Por ejemplo ¿cuánto azúcar añadido tiene este zumo de Mercadona?
Tengo foto de los datos del envase pero no sé cómo enviártelo
Buenas Íñigo,
Ese tema es un lío importante, más que nada porque las recomendaciones más habituales, por ejemplo las de la OMS, y la legislación no coinciden. Para que veas el lío que digo que es, te sugiero que leas, despacio (a mí cuesta entenderlo a pesar de haberlo escrito yo XD) este post https://juanrevenga.com/2014/08/azucares-anadidos-recomendaciones-y-etiquetado-deshaciendo-la-madeja/
PD: No se pueden subir fotos a los comentarios del blog, si quieres me la puedes hacer llegar vía twitter o facebook. De todas formas eso se suele saber mirando también los ingredientes, aunque luego en la información nutricional nunca sabrás cuántos de los azúcares presentes son debidos a los propios del producto “natural” y cuántos son los añadidos
Un cordial saludo!
gracias juan te pasó la foto en Twitter
Hace muchos años dije. “Las bebidas azucaradas seran el nuevo tabaco en cuanto a politicas de salud publica”. La gente no me creía y mira parece que la cosa va en camino. Genial artículo¡¡¡¡
Buen punto aquel de que se deberian de reducir los precios de los productos con mejores perfiles nutricionales.
Está genial que se lleve adelante una subida de impuestos de las bebidas con azúcar. Por el contrario, se deberían también tener en cuenta los zumos y los “choleks” puesto que tienen igual de azúcar que los refrescos, y no aportan gran cosa a nivel nutricional.
Así las madres y padres dejarían de abusar de darle al niño un zumo para el recreo… pensando que esto es sano y que estan tomando fruta con todos sus minerales y vitaminas.
Quiero aportar también lo siguiente: este verano estuve en Rusia, y alli era dificil encontrar la version light o zero de cualquier refresco. Parece que todo va avanzando… y concienciandonos de lo malo que es el exceso de azucar.
No me han gustado las medidas tomadas, considero que hay muchos mas artículos que deberían tener este impuesto y no solo las bebidas azucaradas.
La medida acertada considero que seria rebajar el coste de la comida mas sana (frutas verduras pescado fresco etc) para que sea mas accesible para la gente con menos recursos