Confundir “el fin”: Sobre la dieta enteral o de la sonda nasogástrica (I)

Para algunas personas “el fin justifica los medios”. En mi opinión es una mala estrategia, es decir, una mala filosofía de vida. Pero no teman, no me voy a poner filosófico. Me centro.

No son pocos aquellos (y aquellas) que ante la situación de querer perder peso cualquier estrategia les vale. Me refiero, más en concreto, al sinsentido dietético que actualmente es objeto, no sé si de todas pero sí al menos de muchas de las miradas mediáticas: La dieta de la sonda nasogátrica, la dieta enteral, de la mochila o de la bombona… recibe varios nombres. Ya hice una entrada con este tema, pero ahora les traigo noticias frescas. Pero antes de estas novedades (que saldrán en el capítulo de mañana), déjenme que les comente algunas cuestiones relacionadas con el “fin” y “los medios” cuando de adelgazar se trata.

Como decía, con este método, es posible, lo desconozco en cualquier caso, pero es posible que se logre una meteórica pérdida de peso. Y digo que lo desconozco por que no hay ni un solo estudio (ni serio ni de los otros) que haya recopilado la evidencia al respecto de este sistema como herramienta destinada a la pérdida de peso. Lo único que tenemos para creernos la supuesta meteórica pérdida de peso con este sistema es la publicidad que distintos centros hacen al respecto como el del panameño Dr. Fit que se ve en la entrevista del vídeo, que anda que no con el autoapodo (“Fit” en inglés viene a ser algo así como “sano”, “en forma”, etc.).

Pero bueno, supongamos que está bien, que es así, que el método “funciona”. Sé que no es la mejor forma de trabajar ni de tomar decisiones, pero supongamos que se pierde ésa cantidad de peso importante (hasta 1kg por día en los 10 días que dura la intervención nasogástrica) ¿Cuál es el precio (el metabólico, no el económico)? Pues no se sabe porque tampoco hay estudios (ni serios ni de los otros) que evalúen su seguridad, aunque todo apunta a que no debe ser demasiado halagüeña. La dieta…, bueno, lo que llega al estómago de una persona sometida a este sistema pasa por ser (según la publicidad de distintos centros) una combinación de nutrientes caracterizado por una muy baja densidad energética (muy pocas calorías) y cuyo reparto de nutrientes es claramente hiperproteico, con un porcentaje de proteínas por encima de las recomendadas en lo que sería un patrón de alimentación equilibrado y, por lo menos a priori, este no es el mejor “medio” para alcanzar el “fin” porque hay evidencias consistentes que sostienen que un patrón de alimentación hiperproteico no está exento de riesgos para la salud a largo plazo.

Lo que hoy vengo a decir es que el verdadero quid no está en utilizar cualquier “medio” para alcanzar este “fin”. El tema es que el “fin” en sí mismo es el equivocado. Cuando se persigue una pérdida de peso exprés, se apunta a un objetivo equivocado en el tratamiento del sobrepeso y obesidad. Es decir, en estas circunstancias, el “fin” no ha de buscarse en el numero de kilos que marque la báscula, si no en hacer las cosas bien. Y desde luego el tema de la sonda nasogástrica se aleja mucho del hacer las cosas bien. El “fin” en este terreno debería ser la mejora de los hábitos dietéticos y su permanencia en el tiempo, mejorar la salud, los factores de riesgo etc.  y para ello es preciso poner los medios adecuados y no otros (por muy efectistas que los otros resulten). Con este “fin” en el horizonte habrá mucha más probabilidad de llegar a ese otro objetivo, que es el de alcanzar y mantener un peso adecuado… y por supuesto saludable.

Se me ocurren algunos ejemplos para, a modo de analogía, poner de manifiesto lo que quiero transmitir. Salvando las distancias y sabiendo que no son temas comparables, supongamos que alguien que es un “mal bicho”, un delincuente, es decir, un tipo antisocial qué, como se da cuenta que así le va mal por la vida, decide en un momento dado cambiar y mejorar su vertiente social. Siguiendo con la analogía, el “fin” equivocado que podría elegir esta persona para mejorar podría ser, llegar a tener muchos amigos. Sin embargo, en mi opinión y dentro del ejemplo, “el tener muchos amigos” no sería el mejor de los fines a escoger. En su lugar, yo le recomendaría más bien ser mejor persona, dejar de ser tan “mal bicho”. De esta forma tendrá mayor probabilidad de tener “mejores amigos” que es distinto de tener muchos amigos, que al final podrían ser “malas compañías” mientras no cambie su forma de ser.

Pues con el peso parecido, el fin no es bajar rápidamente los kilos de más, sino tener mejores hábitos que a la larga nos conduzcan a un peso más saludable que el actual. Con ese objetivo en el punto de mira, habrá que pensar en los medios que se van a poner para alcanzarlo y, como es evidente, el tema de la dieta enteral no sólo dista años luz de ser el medio adecuado si no que además, si se pone en marcha, lejos de acercarnos al objetivo, nos alejamos de él a pasos agigantados. No me quiero meter donde no me llaman pero creo que a este tipo de “proceso mental” algunos le llaman coaching o algo así, al que le reconozco que puede tener su puntillo.

Y como les he dicho, mañana la segunda parte con las novedades sobre la dieta enteral o de la sonda nasogástrica. Nos vemos por aquí.

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Foto: mhowry