Nutricosmética: otra filfa con la nutrición como epicentro

Sé que no es una novedad pero de vez en cuando merece la pena pararse a observar los centenares de productos que nos rodean en forma de pastillas, comprimidos, viales, infusiones, etc. y que tienen la mejora de nuestro aspecto físico como principal reclamo a través de un componente determinado de tales productos. Todo ello como digo para hacernos más guapos: un pelo más lustroso, una piel más tersa, firme y luminosa, retrasar los signos de envejecimiento, eliminar la celulitis y así un largo etcétera, son sus habituales argumentos de venta.

¿Pero para estas cosas no había ya cremitas, mascarillas, lociones de masaje y champús? Pues sí, pero además, de un tiempo a esta parte también contamos con elementos que no “se aplican” sino que se consumen en forma normalmente de suplementos, es decir, se ingieren y su supuesto beneficio lo aportan desde dentro, son los denominados nurtricosméticos. En ambos casos, ya sea en forma de cremas o afines, o se trate de suplementos nutricionales la polémica es la misma:

 

¿Son verdaderamente eficaces o se trata más bien de productos nacidos a la sombra de la doctrina de la conveniencia?

 

Las distintas respuestas a esta pregunta variarán de forma importante dependiendo de a quién se pregunte. Un ejemplo reciente de esta dualidad la tenemos en el minireportaje que ayer nos ofreció Antena 3 dentro de las noticias de este canal con el siguiente título: La nutricosmética gana adeptos aunque la comunidad médica se mantiene escéptica

 

En él se recogían los testimonios de dos personas, ambas circunscritas en principio al entorno de la ciencia, pero con dos posicionamientos muy diferentes y de ahí precisamente sus diferentes aportaciones: Por un lado, una farmacéutica, Rosario Mateo afirmaba (en el marco de lo que tenía toda la pinta de ser una farmacia) que según ella este tipo de productos, los nutricosméticos, funcionaban ya que había muchos consumidores satisfechos.

Por otra parte, el especialista en Dermatología, Ricardo Ruíz (médico, supongo) sostenía que las pruebas tangibles en cuanto a la eficacia de este tipo de “soluciones” son escasas, por no decir inexistentes. Pero hubo algo que me gustó especialmente de las declaraciones de este médico, hizo hincapié en algo que no suele ser muy habitual: Ya no es sólo no haya pruebas sobre su eficacia sino que además no hay una garantía cierta sobre sus posibles efectos deletéreos. En pocas palabras, no hay evidencia científica suficiente que avale sus beneficios ni tampoco para garantizar su seguridad.

 

Esta “noticia” me ha traído a la memoria las encuestas que a pie de calle se celebran de vez en cuando en relación a las más variopintas temáticas (a fin de cuentas la farmacéutica sostenía su opinión en base a su particular encuesta a pie de farmacia) y sobre las que hay una serie de elementos que podrían confluir y que merece la pena destacar:

  • El encuestado no es un especialista en la materia y/o
  • Tiene un especial interés en que la opinión popular vaya en un sentido concreto y no en otro y
  • Que en ocasiones la respuesta a la cuestión no va a ser más o menos cierta por que un mayor o menor número de personas opine de una determinada manera.

 

El caso más claro que se me ocurre es el de por ejemplo las encuestas de Iker Jiménez y su equipo en los distintos programas de radio o televisión (ya creo que lo he confesado alguna vez: los sigo y me entretienen, lo reconozco). Veamos, ¿de verdad cree alguien que la realidad va a ser una u otra porque muchas (o pocas) personas respondan de una determinada forma a preguntas como: ¿Existen los extraterrestres; es posible la comunicación con el más allá; existe la reencarnación, y los vampiros…?

 

Una abundancia de respuestas en cualquier sentido, sin una argumentación racional, no va a hacer que la respuesta mayoritaria sea más o menos cierta… Pues con los nutricosméticos igual; con la mayor parte de ellos es el “amimefuncionismo” el que hace el trabajo para que día tras día, año tras año, se vendan productos que ni hacen lo bueno que dicen hacer ni sobre los que sabemos, en sentido contrario, si pueden resultar más perjudiciales que beneficiosos.

 

La distinta postura en el reportaje de la farmacéutica y del médico (supongo) se podría explicar fácilmente a partir del interés crematístico de la primera en la venta de los nutricosméticos que a buen seguro tendrá en su farmacia (hice una alusión al tema de las farmacias, sus productos y la publicidad de los mismos que se puede consultar aquí) y por tanto me quedo con el genial broche del médico que afirma que probablemente un vaso de gazpacho sea más útil para estos fines. Dentro de un estilo de vida propicio, se entiende.

 

En sentido contrario a lo que se dice en la última frase del mencionado reportaje, yo sí que considero que se trata de productos milagro. Parafraseando a José María Iñigo en Twitter (@josemariainigo) opino que “ahora que todo el mundo se ocupa de su aspecto físico para el verano, sepan todos que se mejora mucho poniendo en el rostro una buena sonrisa”.

 

 

Foto 1: gwenchiu

Foto 2: Darwin Bell

Foto 3: I Believe I Can Fry