La de hoy es una entrada de las de hacer sangre, sí. y es así porque es del todo intolerable comprobar cómo determinadas empresas y determinados señores se quieren aprovechar y finalmente se aprovechan, queramos o no, de:
1º El candor de la población general para sacarles el dinero con un supuesto método mitad basado en supuestos principios científicos y mitad en preceptos energético-filosófico-chinos, y
2º El buen hacer o de la buena imagen que en principio tiene las profesiónes de médico y de dietista-nutricionista.
En esta entrada se va a poner en tela de juicio el funcionamiento de una máquina que supuestamente analiza las intoleracias que una determinada persona presenta ante alimentos concretos (nada más y nada menos que a 193 alimentos) en base al meridiano [entiendo que es un meridiano “energético”] que, de nuevo supuestamente, pasa por el intestino grueso según la medicina tradicional china. ¿Sorprendidos? Pues esperen que aun hay más.
Después, en base al “diagnóstico” de la maquinita, se hace un plan dietético en el que se eliminan aquellos alimentos a los que supuestamente (hoy habrá muchos “supuestamente”) el incauto es intolerante después de haberle comido el coco con un rollo cientifista. Con todo ello se pretenden eliminar, supuestamente, las frecuentes jaquecas que el incauto pueda tener, su estreñimiento e incluso controlar los alimentos que le “engordan” y así adelgazarlo. Pero esto es aparte, es decir, se paga, aparte.
¿Les suena a chino? pues a mí también me sonaba así, en especial hace tres años cuando me invitaron al plató de un programa de televisión para hablar, así, sin mayor explicación, de las intolerancias alimentarias y me encuentro con este “pastel”, cuando además, ya habían empezado. Para ponerles en antecedentes les dejo que vean el vídeo de mi intervención en dicho programa (son 20 minutos, así que si quieren ir a por algo para comer, usen el “pause”)
Pues bien, esto fue hace tres años. ¿Y porqué hago la entrada ahora? se preguntarán. Es fácil de responder. en su día creí que era una extravagancia aislada. Sin embargo, recientemente, diversos dietistas-nutricionistas y médicos están siendo visitados por los representantes de estos artefactos con el fin de ponerlos en su consulta. La voz de alarma me la han hecho llegar varios compañeros (a dos de ellos les llamaré amigo 1 y amigo 2 porque quieren reservar su anonimato al máximo) sin cuya inestimable colaboración al aportarme los datos no sería posible escribir esta entrada.
En concreto amigo 1, me cuenta que fue visitado por una comercial que tiene la empresa que comercializa este… este… artilugio, que al parecer tiene nombre y se presenta como Test ELMA de intolerancias alimentarias (desconozco si “ELMA” es el acrónimo de algo o simplemente se trata de una licencia creativa de su imaginativo inventor). La comercial se presentó según su tarjeta de visita como psicóloga y nutricionista, pero indagando un poco más, ni una cosa ni la otra. En fin, en palabras de la propia comercial:
“Esa biorresonancia [proceso por el cual, supuestamente, la máquina realiza su análisis] pasa de una mano a otra penetrando hasta las capas del intestino y allí es donde analiza qué alimentos es a los que uno es intolerante y los que no… incluidos minerales y vitaminas. todo esto, claro, lo sabe leer la máquina, y solo ella. Con de toda la información que da la máquina, luego, el “profesional” que realiza la prueba [biorresonante] filtra algunas cosas en función de las sensaciones que percibe con cada persona”
Habiendo dicho la comercial que todo está basado en sesudos estudios científicos y que queda más que constatado en diversas publicaciones, amigo 1 le pidió que por favor le diera alguna referencia de dónde encontrar dichos avales. La comercial, con más cuajo que Farruquito a los mandos de un Ferrari, le dijo que trasladaría su petición al departamento correspondiente de su empresa y que le haría llegar tal información. Pues bien, han pasado más de dos meses y amigo 1 aun espera las “pruebas” en cuestión.
¿Saben cuánto cuesta esta prueba a día de hoy? Pues al amigo 1 le dijeron que no menos de 100€ y siempre por grupos de 5 pacientes. Es decir, el propietario de la consulta o del espacio reúne a 5 incautos y cede el espacio de su consulta para que la psiconutricionista en su papel de pluriempleada para la empresa (dejando de lado su faceta comercial), viene con el chistófano este y hace las 5 pruebas, y te deja una comisión de 20€/paciente (¡!)
En fin. Por su parte el amigo 2, también dietista-nutricionista, conoce a fondo el tema. A él le destinaron (luego diré porqué digo le “destinaron” y quién le destinó) a recibir un curso de formación por la vía de urgencia para manejar el cacharro y… para hacerse cargo del enorme caudal de incautos que generó una oferta de páginas web como Letsbonus, Groupalia y otras más que habían conseguido trincar al precio de 100€ (en “oferta” claro, porque su precio “normal” era de 300€)… a, pásmense, 2.000 personas para hacerse el test elma. Y como el bono caducaba en 4 meses pues había que darse prisa para recaudar esos 200.000€ de ingresos (¡!).
¿Saben donde recibió amigo 2 su formación? ¿Creen que será un centro naturo-taoista? Pues no. La recibió nada más y nada menos que en el rimbombante “Instituto Europeo Estético” y ¿saben dónde estaba trabajando amigo 2 cuando lo destinaron a recibir tal formación, saben dónde tuvo que pasar este tipo de consulta al estar contratado? Pues según me cuenta en la Clínica Teknon… ¿no me creen? Aquí tienen un par de “pantallazos” de la publicidad que en su día hacían las páginas web antedichas de este tema.
Quiero imaginar, es más, quiero pensar, que la Clínica Teknon no tiene nada que ver con esta tomadura de pelo (por no llamarla estafa directamente) y que serán algunos “profesionales” los que alquilando algunas de sus dependencias hacen este tipo de “transacciones económicas”. De hecho en la página web oficial de la Teknon no hay referencia alguna a que se use este test.
Pero la cosa no acaba ahí, no. Amigo 2 me comenta que en el curso de formación le enseñaron a manejar los escasos controles que tiene la máquina para que con cada paciente haya, sí o sí, algún tipo de “luz amarilla” o “luz roja” que justifique la posterior intervención dietética y así continuar con la sangría. No se puede dejar que todo salga en verde: en palabras del propio manual de instrucciones del cachivache en cuestión:
“Hay que subir el filtro del programa hasta que los estimulantes como el café o el té, o el salmón salgan con una intolerancia moderada (en color amarillo). Esto es así [según las explicaciones del manual] porque todo el mundo tiene que ser intolerante a los estimulantes o al salmón (¿?)
Además, científico curioso como es mi amigo 2, se hizo el test ELMA él mismo en días consecutivos… algo “prohibido” según el manual ya que de esta forma el meridiano del intestino grueso (cuya energía se mide en el punto “ting”, aunque no me hagan mucho caso en esto) se saturaba y claro, pasaba lo que pasaba, que amigo 2 no obtuvo el mismo resultado ni un solo día (ay, ay, ay amigo 2… ¿pero no te lo diste cuenta que estabas saturando tu meridiano?). Amigo 2 también pasó el test a la mesa del despacho. Descubrió que estaba ante una mesa intolerante a la lactosa.
Después de esta experiencia, o mejor dicho, durante la misma, amigo 2 me ha confesado que pidió que por favor le rescindieran el contrato… se le caía la cara de vergüenza al envilecer su profesionalidad con estos cuentos y se fue. Cuando él salía, había un proceso de selección con un porrón de candidatos para cubrir su vacante… sin comentarios.
Bien, tanto por si quieren hacerse el test de marras como si quieren estar sobre aviso, en la actualidad existe una empresa que se dedica de forma masiva a explotar el filón biorresonante del test ELMA de intolerancias alimentarias [inciso: la biorresonancia según la wiki (ya ven) es: “un método «alternativo» de diagnóstico y tratamiento de enfermedades considerado por la ciencia médica como práctica pseudocientífica. Según sus proponentes, cada enfermedad está asociada a un supuesto «desequilibrio biofísico-energético», y el tratamiento consistiría en «restablecer este equilibrio». Como muchas terapias alternativas, aborda el concepto de enfermedad desde un punto de vista holístico. estas teorías carecen de fundamento científico que expliquen su funcionamiento más allá del mero efecto placebo”. Fin del inciso]
La empresa a la que me refiero es Nutri10 que tiene en su página web y en su blog asociado una retahíla casi infinita de artículos y documentos que explican y justifican la utilización de este test. Todos de cosecha propia y sin la menor referencia bibliográfica seria. Pero lo peor de lo peor es cuando pueden llegar a marcar, mejor dicho, a estigmatizar la alimentación de un niño después de haberle hecho el consabido test
Me gustaría saber si las asociaciones de consumidores, más en especial OCU y FACUA, están al corriente de este tema. estaría bien que investigaran y movieran sus hilos ya que en la mayor parte de las ocasiones son de los pocos que terminan consiguiendo algo en estos o parecidos temas. Pedir (a los reyes magos poco menos) que las autoridades sanitarias tomen cartas en el asunto es prácticamente utópico. En fin.
Paciencia y les seguiré informando ya que, lo crean o no, un amigo me va a proporcionar un tesoro con un valor incalculable: el manual de instrucciones de la prodigiosa elma. La cosa promete.
Muchas gracias a Javier, Lidia, José Miguel, Bárbara y Antonio por sus aportaciones os debo una cerveza (si no sois intolerantes).
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