¡Y una fruta mierda!

Está bastante bien asumido por parte de la población general que un adecuado consumo de fruta está relacionado con beneficios sobre la salud. Por esta razón, ya que el actual patrón de consumo de fruta está por debajo de los habituales consejos (sea por la causa que sea) es posible que la industria alimentaria aproveche en este terreno tantas oportunidades para hacer de las suyas, muchas veces con el auspicio de las leyes vigentes. Es decir, la gente sabe que comer fruta es bueno y al no hacerlo en la cantidad adecuada está especialmente sensibilizada para acoger aquellas opciones que nos sugieran una cierta facilidad a la hora de consumirla… mucho más sensibilizada además si la “opción” propuesta es fetén para nuestros niños que, ya saben, son utilizados muchas veces como nuestro talón de Aquiles alimentario.

 

Ya he contado en alguna ocasión mi afición a observar comportamientos y actitudes del mundo que me rodea en relación con sus hábitos alimentarios. En este sentido no descubro nada cuando digo que, además de otros entornos, el patio del colegio de mis hijas representa un inapreciable ecosistema para el estudio, del que muchas veces saco jugosa información. De un tiempo a esta parte vengo observando que a las horas de las meriendas y en los almuerzos (aquellos días en los que hay que llevar de almuerzo fruta al colegio sí o sí, por obligación) empiezo a constatar una  preocupante proliferación en las manos de los niños de unos llamativos sobres-bolsa tuti-fruti y multicolori comercializados por una conocida marca de distribución. “100% fruta” pone (además, “sin lactosa” y “sin gluten”) y, lo más preocupante en mi opinión, un visible logo que reza:

1 ración de fruta

 

¿Nos están sugiriendo que la ingesta de este tipo de productos equivale a la ingesta de una ración de fruta? Pues si es así, lo dudo. No, desde mi punto de vista, lo niego.

Veamos, los sucedáneos son eso, sucedáneos. Según el diccionario son “sustancias” que por tener propiedades parecidas a las de otra, pueden reemplazarla. Pues será lo que diga el DRAE, pero el reemplazo al que ahora me refiero, las bolsitas estas en vez de fruta, me niego a aceptarlo, ¡porque no son equivalentes!

A título particular, y aunque la legislación diga otra cosa, me parece inaceptable que se asocie como reemplazable el consumo de la fruta de verdad con el de un sobre-bolsa de 90 gramos a través del cual los niños (ellos especialmente) liban cual si de lepidóptero vulgar se tratase el puré de frutas procedente de concentrado con su vitamina C añadida.

 

Analicemos la sucedaneidad, la equivalencia o como se prefiera decir, de estos dos elementos. Para ello voy a tomar en consideración las características inherentes a la fruta y las voy a comparar con las de los sobres-bolsa.

Algunas de las características generales de la fruta como grupo son: Importante fuente dietética de vitaminas, minerales, fibra y fitonutrientes, y todo ello con un escaso aporte energético. Es decir, la fruta aporta todos estos elementos en una cantidad relativamente amplia y lo hace con pocas calorías.

A continuación he confeccionado una tabla con aquellos nutrientes que vienen reflejados en la información nutricional de los sobres-bolsa a los que me refiero y la he comparado con algunas raciones medias de las frutas más habituales. Quiero destacar dos aspectos: El poner sólo la vitamina C responde a que entre las vitaminas es la única de la cual se detalla su presencia en los sobres-bolsa (¡!). Y de los minerales sólo se menciona el sodio, algo bastante curioso porque, normalmente este mineral se suele hacer destacar para recalcar, por motivos de salud, su ausencia o baja proporción.

Datos de los sobres-bolsas por unidad (90 gramos) e información del propio envase. Datos de las frutas: National Nutrient Database (USDA); más en concreto: Naranja: 180 gramos; Kiwi verde: 148 gramos (una ración); Manzana: 161 gramos (una pieza mediana); Plátano: 118 gramos (una pieza mediana); Fresas: 144 gramos (una taza) por mitades; Piña: 156 gramos en trozos.

 

EN RESUMEN

  • Cualquier ración media de las frutas aquí expuestas aporta más fibra que la de los sobres-bolsa en cuestión. Es muy probable, además, que esta realidad sea trasladable a cualquier otra fruta fresca que se considere (salvo puntuales excepciones)
  • La presencia de vitamina C (y con mucha probabilidad de muchas otras vitaminas) en un patrón de consumo variado de fruta fresca es mucho más alto que el que se obtiene del consumo “por sustitución” de estos sobres-bolsa. Y lo más importante a este respecto,
  • A título particular, las diferencias organolépticas (ya saben esas cosas relativas al sabor, textura, aroma, color…) entre el consumo de este tipo de “sucedáneos” y el de la fruta son, francamente, imposibles de tomar en consideración. El puré de las bolsas-sobre es una especie de jalea hiperdulzona, pálida y más emplagosa que una canción de Albano y Romina Power.

Igual te interesa comparar algunos de los aportes nutricionales de estos sucedáneos con los del típico bollo con agujero que en ocasiones se lleva como merienda y que suelen tener tan mala prensa por pertenecer al mundo de la bollería industrial. Aunque existen otros aspectos nutricionales a la hora de comparar el típico  bollo con agujero con estos sobres-bolsa, ten en cuenta que un bollo de estos aporta 198 kcal con una presencia de fibra bastante similar (1 bollo con agujero = 1,4g de fibra).

 

EN CONCLUSIÓN

No conviene que la población general asocie como equivalentes el consumo de estos productos con  el consumo de fruta, y mucho menos que esta asociación se la inculquemos a nuestros hijos.

Si queremos que nuestros hijos coman fruta de forma natural, sin artificios que en mi opinión son contraproducentes, conviene ser un poco más HACENDOSOS ante estas situaciones. ¿Se me entiende?

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Fotos: GTRES