Cuando la televisión se sienta a la mesa el riesgo de obesidad aumenta

Televisión comidaEl balance energético, ése delicado equilibrio que al final termina por condicionar, cuando no determinar, nuestro estatus ponderal se ve influido por múltiples elementos: genéticos, sociales y del entorno. Uno de esos factores ligados al entorno y a nuestro comportamiento parece ser la forma y manera en la que asumimos el momento de la comida, qué hacemos, con quién lo hacemos y cómo lo hacemos. Elementos todos ellos que son especialmente influyentes en el caso de los más pequeños, de nuestros hijos.

Así, el caso de comer mientras se ve o no la televisión puede condicionar su ingesta, tanto en cantidad como en calidad. Esto parece ser así de forma que ver la televisión mientras se come aumenta el riesgo de obesidad entre niños y adolescentes. En este estudio realizado sobre una muestra de casi 5.000 jóvenes norteamericanos puso de relieve que ver la televisión mientras se come en familia se asoció con una peor calidad de la dieta entre estos adolescentes. Pero no es solo lo que se hace y cómo se hace a la hora de comer; las horas totales que los más jóvenes dedican a la televisión o al resto de “pantallas” (consolas, móviles, tabletas…) bien en la comida o fuera de ella, también parece que estén relacionadas con la calidad dietética. Esta revisión de la literatura científica a este respecto concluye que son diversos los estudios que han documentado una asociación entre el número de horas de televisión y la prevalencia así como la incidencia de la obesidad. Es decir, la combinación de todos aquellos factores relacionados con el estilo de vida que suelen acompañar un uso intensivo de televisión colocan a estos niños ante un mayor riesgo de obesidad y, claro está, de mala nutrición.

Dicho lo dicho, también hay algunos artículos disonantes con esta perspectiva. Por ejemplo, este estudio no encontró una mayor variación dietética en el qué y cuánto consumían un grupo de adolescentes que comían en familia en relación con el ver o no la TV . Según este estudio, las ventajas de comer en familia pueden deberse al simple hecho de tener a los hijos adolescentes en casa durante las horas de comida.

Sea como fuere, en mi casa se come sin televisión. Ya he comentado que tenemos la fortuna de poder organizarnos para comer todos los días con nuestras peques (5 y 9 años). Comemos en la cocina, ya sea día de labor o festivo y aunque tenemos toma de TV en la cocina no tenemos aparato (quien evita la ocasión, evita el peligro) y solo cenamos dos días a la semana (viernes y sábado) delante de la TV, en el salón, normalmente con algún concurso al uso o alguna peli. Llámame raro pero siempre he considerado que comer y ver la TV son actividades incompatibles, si se come se come y si se ve la TV… pues eso. Algo así como el conducir y leer; está claro que si nos ponemos, se puede hacer, pero asumiendo no pocos riesgos.

Tal y como concluye el primer estudio que he mencionado, los profesionales sanitarios debieran trabajar con las familias para promover de forma enfática que en las comidas se mantenga la TV apagada.

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Imagen: Boians Cho Joo Young vía freedigitalphotos.net