quiero pensar que una de las razones por las que sigues este blog, entre otras posibles, es por que estás interesado en la alimentación como un elemento condicionante de la salud; la tuya y la de los que te rodean. si es así haces bien, me refiero el preocuparte por este tema, según la oms los estilos de vida y más en concreto la alimentación tienen un importante papel en esa salud de la que hablamos. y también haces bien en mi opinión al recurrir, entre otras posibles fuentes de información a este blog, ya que en él trato de aportar una información fidedigna y objetiva de los más diversos temas que puedan estar relacionados con aquello que es “el comer”.
pero claro, también hay intereses de por medio. y no, no me refiero a los míos, que por muchos que me los atribuyan en los comentarios de este blog aun está alguien por acertar. me refiero por un lado a los intereses de los medios de comunicación para sacar “noticias” que sean muy leídas, oídas, vistas y comentadas con las que ganar seguidores (léanse lectores, oyentes o espectadores) y; por otro, los intereses de las distintas empresas de la industria alimentaria para ganar consumidores. intereses legítimos en ambos casos.
ahora bien, este afán ya sea por el protagonismo mediático o por el ganar consumidores y con ellos más dinero (por que en definitiva, es de lo que se trata y sigue siendo legítimo) ha de tener unas reglas. ha de ceñirse a unos requisitos en el que “el todo vale” no sea posible. creo que todos somos conscientes de noticias descontextualizadas o de publicidades asombrosas (por no decir engañosas) con las que en última instancia el mayor perjudicado es el ciudadano/consumidor. se generan mitos y malos entendidos, se promueven dietas disparatadas, se da pie a la desinformación, etcétera.
en resumen, con una mala información se promueve la infoxicación de las cuestiones alimentarias, entendiendo este término como la intoxicación de la información. hay información válida pero también está la contraria; y en muchas ocasiones la segunda es más llamativa y está más presente, de forma que dar con la información adecuada no es tarea fácil. eso es, según mi perspectiva la “infoxicación”. no porque algo se repita más alto y más veces o se publique en determinado medio de comunicación ha de ser más cierto. lo primero que me viene a la cabeza con este tema es por ejemplo el tema del vino (o la cerveza) y su relación con la salud, pero hay decenas de ejemplos.
con el fin de que esto de la comunicación en salud a partir de la alimentación no sea la casa de tócame roque que es lo que en mi opinión actualmente parece, la asociación nacional de informadores de la salud (anis –con acento, no tilde, en la “a”-) tomó una acertada postura en la llamada declaración de sevilla (2207). en ella se resaltaba la especial importancia del trabajo de los periodistas cuando realizan su trabajo en el marco de la salud, puesto que manejan un material sensible: la salud de las personas, algo que las hace vulnerables a los mensajes. por ello, el documento destaca que:
“quienes dedicamos a informar sobre salud y hábitos de vida saludable debemos ser conscientes de que la información que suministramos educa en salud, y que a partir de esas informaciones, los ciudadanos toman decisiones que les atañen”
así mismo, y con los mismos loables fines, recientemente se ha elaborado por parte de anis y fiab (la federación española de industrias de la alimentación y bebidas) el “decálogo por una comunicación responsable en alimentación y salud” en la que se dan buenas pistas de qué y cómo se debe hacer en la cuestión de informar cuando de alimentación y salud se trata. puedes descargarte el decálogo en este enlace.
de todo él, destacaría algunas cuestiones que a pesar de estar en el decálogo están muy lejos de conseguirse:
- en el punto 1 se dice que es responsabilidad de los comunicadores en salud (periodistas en este caso) ofrecer el máximo rigor, objetividad y evidencia científica como principios básicos que rijan su trabajo. un mal ejemplo de lo que se viene haciendo en vez de seguir este “precepto” sería este de aquí
- en el 2 se afirma que toda información sobre alimentos ha de partir de la premisa que sostiene que no existen alimentos buenos ni malos, sino una dieta adecuada o inadecuada, y que ésta debe estar combinada con la práctica de una actividad física regular. además, es importante señalar que, junto con la alimentación, existen otros factores importantes que influyen en la salud, como los ambientales o la predisposición genética. vamos, todo lo contrario a esta “noticia” o a esta otra (increible)
- en el 3 que se ha de ser cauto y contar con datos objetivos en relación a la información vertida en el caso de las alertas alimentarias. es decir, nada que ver con la paranoia que se generó en los medios con las hamburguesas contaminada con carne de caballo o con el tema de los pepinos españoles (que luego no eran, ni pepinos, ni españoles), con este tipo de titulares.
- en el 4 se advierte que para informar sobre alimentación y nutrición, es imprescindible conocer y tener en cuenta la regulación alimentaria. de veras que me gustaría saber cuántos periodistas conocen la legislación alimentaria o sabrían a dónde acudir para informarse sobre ella. lo cual nos lleva al quinto punto que dice que…
- en temas de alimentación y salud existen fuentes con intereses y puntos de vista distintos. una sola fuente no debe ser suficiente para elaborar una información ponderada. es necesario contar con fuentes relevantes, sólidas y fiables que aporten opiniones cualificadas del mayor número posible de actores, y que ofrezcan respuestas rápidas. igualmente, resulta necesario contrastar las noticias… es decir, todo lo contrario a esto o a esto otro
- el punto 6 habla de la necesidad de contar con la evidencia científica, el 7 de la obligada transparencia, el 8… para el 8 hay que hacer punto y a parte.
- en él se dice textualmente que la originalidad no ha de comprometer la veracidad. es decir todo lo contrario de los que en su tiempo recomendaba el magnate de la información randolph hearst que animaba a sus pupilos con un elocuente: “no dejéis que la verdad os arruine un buen titular” o algo así. es difícil de creer que las recomendaciones de ains-fiab tengan más peso que las de hearst hoy en día cuando atendemos a titulares como este de aquí.
- ya por último, el punto 9 alude al peso que tiene internet y la necesidad de hacerlo también bien en este medio, y el punto 10 a la corresponsabilidad de diversos actores en la información (administración, universidades, industria…) y no solo los periodísticos
en mi opinión, este tipo de iniciativa hacía falta. sin embargo, se queda muy corta para los fines propuestos, que al final son por lo que hay que velar. rogaría a ains a fiab, a la administración y a las asociaciones de consumidores que se sienten en una mesa y establezcan un marco sancionador para quien transgreda estas buenas prácticas. de otro modo el bienintencionado “decálogo por una comunicación responsable en alimentación y salud” se quedará en papel mojado. aquí solo se funciona a golpe de sentencia y de multa.
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imagen: david castillo dominici, stuart miles vía freedigitalphotos.net