Hay mitos que se resisten a caer. Será porque suenan bien, será porque son acogidos con una especial complacencia. no lo sé. Y no importa lo absurdo de sus postulados y justificaciones. pero el caso es que no caen.
Uno de ellos es el de la dieta anti-cándida. Un supuesto patrón dietético que hace remitir las infecciones propiciadas por un microrganismo que recibe el nombre de Candida albicans (C. albicans). Antes de empezar hagamos una breve introducción.
¿Qué es la candidiasis?
Por Candida albicans se conoce a un hongo, en concreto una levadura, ubicua que vive en casi todas partes entre las que se incluye nuestro propio cuerpo. Por lo general, nuestro sistema inmune mantiene a raya este microrganismo e impide una excesiva proliferación.
Cuando por la causa que sea este control no es lo suficientemente eficaz como para mantener bajo control la población de C. albicans (uso de antibióticos, estados deprimidos del sistema inmune…) el hongo puede multiplicarse hasta el punto de hablar de una infección. Estas infecciones por C. albicans pueden afectar a distintas partes del cuerpo y de forma diversa. Así, la candidiasis oral afecta a esta zona anatómica que suele presentar manchas blanquecinas; una infección que puede llegar al esófago y provocar una esofagitis; al mismo tiempo en el caso de las mujeres, estas pueden sufrir infecciones vaginales por C. albicans que cursan con picores, dolor y secreciones anormales; al mismo tiempo la infección de esta levadura puede interesar a la piel y ser causa de picazón y erupciones cutáneas. Sin embargo, la más grave de todas las infecciones en este sentido es aquella sistémica y que implica la candidiasis en sangre pudiendo suponer un importante peligro para la vida.
¿Cómo se tratan los distintos tipos de candidiasis?
La respuesta a esta pregunta sería compleja y además no se halla dentro de la temática de este blog ya que ninguno de los recursos terapéuticos comúnmente aceptados como válidos al respecto de la infección por C. albicans implica las cuestiones dietéticas. Así, los diferentes tipos de infección se abordan con distintas estrategias que puedes consultar en este enlace: Clinical practice guidelines for the management of candidiasis: 2009 update by the infectious diseases Society of America o en este otro documento más breve y práctico que a modo de síntesis recoge los diversos tratamientos. en general, se trata de la aplicación y dosificación de distintos remedios antimicóticos.
La dieta anti-candida
Sin embargo en el mundo de medicina complementaria-alternativa … o como quieras llamarla (en este caso yo me referiría a ella como magufa) es bastante frecuente aludir a un tratamiento dietético para las infecciones por C. albicans. En su esencia se trata de restringir la ingesta de alimentos con hidratos de carbono, especialmente azúcares ya que (argumentan quienes postulan este tipo de tratamientos) la C. albicans es un microorganismo con una dependencia voraz de este tipo de sustratos. De este modo, no es infrecuente escuchar que la justificación del tratamiento pase por “matar de hambre a la C. albicans” a base de no aportarle esos hidratos de carbono que tanto demanda. En el colmo del despropósito este tipo de terapias explican que los pacientes con candidiasis sienten un hambre descontrolada por aquellos alimentos que aportan más azúcares y que esto se explica porque esto es lo que demanda el microorganismo. Si no me crees le puedes echar un vistazo a este tipo de planteamientos en esta página en donde se dice textualmente que:
“El ansia continua por comer dulces o alimentos ricos en carbohidratos puede responder a una infección por hongos llamada candidiasis”
O sea, que uno tiene ganas de comer dulce porque al hongo en cuestión le entra el “hambre” de dulce… a mí qué quieres que te diga, este tipo de “justificaciones” me parecen increíbles más allá de los relatos de ciencia ficción y sus extravagantes propuestas entre los parásitos y sus hospedadores. Claro, allí sí; aquí, en el mundo real, no.
En una vuelta de tuerca más, a la hora de plantear dietas anti-candida libres de hidratos de carbono, me he encontrado con que algunos “profesionales” que la promueven hacen las siguientes indicaciones a sus pacientes:
Dieta de 25 días anti-cándida sin un solo gramo de hidratos de carbono complejos, ni integrales, ni refinados, pero fruta sí… sin lácteos, salvo el queso del tipo Havarti y Gouda que si están permitidos.
En fin, sorprendente (e inexplicable, aventuro)
En resumen
- Candida albicans es un microrganismo habitual, y normal hasta ciertos límites, dentro del ecosistema microbiano de nuestras mucosas.
- Las distintas infecciones ocasionadas por este microrganismo suelen ser debidas a un sobrecrecimiento. su localización determina el tipo de tratamiento de elección.
- Ninguna, absolutamente ninguna, sociedad médica de reconocido prestigio acoge entre los posibles tratamientos de las distintas infecciones cualquier disposición dietoterapéutica.
- Solo las ramificaciones más rancias de la mal llamada medicina complementaria plantean tratamientos basados en una supuesta dieta anti-cándida.
- Tal y como pregunta de forma retórica Tim Minchin al respecto de las medicinas alternativas… : ¿sabes como se llama a la medicina alternativa que ha demostrado que funciona?… medicina [y punto]
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Esta entrada participa en la vii edición del carnaval de la nutrición que organiza el blog una pizca de vida.
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Nota: de nuevo, quiero agradecer a una seguidora ejemplar, Geraldine, el hacerme partícipe de sus dudas para que sean tratadas en este blog