Eco-consumidores holandeses pillados infraganti ensalzando la comida rápida (y no ecológica)

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hoy os traigo ese tipo de cosas que pasan cuando por ejemplo, alguien es consumidor de productos ecológicos sin saber muy bien porqué lo hace o cuando sus razones, en el fondo, son un mero postureo. así, en un marco adecuado es posible que un eco-consumidor (al menos alguno holandés) cante la traviata loando las virtudes de alimentos supuestamente ecológicos cuando en realidad no lo son.

la trampa, burla inocente o como quiera llamársele (a mí me gustaría llamarlo “ejercicio de racionalidad que pone en evidencia la irracionalidad”) fue preparada y llevada a cabo por dos jóvenes holandeses hace apenas un mes con una estrategia sumamente sencilla:

  1. van al mcdonalds, eligen y compran una serie de productos de su “carta”: que si un par de hamburguesas, unas cuantas raciones de nuggets, tres o cuatro muffins etcétera.
  2. en el mismo establecimiento los cortan con cierto gusto, les añaden las salsas de la franquicia y lo empaquetan.
  3. se dejan caer en una importante convención anual sobre alimentación y gastronomía en el que se van a dar cita reconocidos expertos gastronómicos y disponen en su correspondiente espacio los productos anteriormente adquiridos y preparados a los que adornan con un palillo que tiene la bandera holandesa (dando la impresión que es un producto genuinamente holandés).
  4. por último, ofrecen al público esos productos en forma de bocado afirmando que se trata de una nueva alternativa ecológica a la comida rápida, y luego les entrevistan al respecto de sus sensaciones, qué les ha parecido, qué destacarían… los puntos fuertes de esa comida, sus ventajas y tal.

y el resultado es este que tienes a continuación. lo puedes ver en este enlace subtitulado en castellano o a continuación con subtítulos en inglés.

¿que se aprende con este ejercicio? un par de cosas. la primera que no hay más creyente que aquel que quiere creer, o que no hay más “listo” que aquel que cree saber. como dice cedrique al final (el protagonista moreno) hemos aprendido que si le dices a alguien que algo es ecológico se lo cree de forma inmediata (el que quiere creer, claro). y la segunda, que lejos de esta pequeña broma sin mala intención y sin el menor de los rigores científicos también se esconde una crítica a todos esos otros trabajos que, esta vez sí, con pretendido rigor, nos informan de lo mucho más adecuados que son los alimentos ecológicos (todos así, a lo bruto, lo que forma también parte de la falacia) en base a su aspecto y sabor. es decir, pone de manifiesto la importancia de hacer estudios rigurosos, cegados y con control incluso aquellos que consisten en hacer una cata de determinados productos… lo que se denomina cata a ciegas, vamos. pero a ciegas de verdad

más de uno debería plantearse qué hubiera pasado si le hubiera pasado a él.

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nota: quiero agradecer a miguel franco (@miguelfranco2) el haberme hecho llegar este vídeo a través de twitter. así como recordar que otros buenos compañeros ya se han hecho eco del mismo, como en el caso de josé miguel mulet y que puede ver en este enlace.
imagen:  stuart miles vía freedigitalphotos.es