A los esfuerzos en materia de Salud Pública para prevenir la incidencia de las enfermedades no transmisibles se oponen, constantemente, los intereses comerciales de poderosos agentes económicos
El otro día me crucé con un interesante comentario en la revista The Lancet que reflexionaba sobre los determinantes comerciales de la salud. Para que me entiendas, sobre esas cosas que para nada les interesa que se hable a esas grandes corporaciones de la alimentación y que seguro te imaginas. Es decir de por qué y cómo consiguen hacer estas enormes multinacionales para saturar el mercado con una serie de productos que, en esencia, reman en contra de los intereses salutíferos de la población. Y es que nos pongamos como nos pongamos la venta de productos insanos (bebidas y alimentos ultraprocesados, alcohol y tabaco) es un gran negocio que, además, tiene siempre y en general, una tendencia alcista.
El texto empieza trayendo a la memoria las palabras de la exdirectora general de la OMS, Margaret Chan, cuando afirmó, sin temblarle el pulso que “los esfuerzos en materia de Salud Pública para prevenir la incidencia de las enfermedades no transmisibles se encuentran con la oposición de los intereses comerciales de poderosos agentes económicos” (te lo conté con todo lujo de detalles en este post “Todo podrido”). Es decir, no hace falta ser una lumbrera –pero es preciso tenerlo siempre presente- que esas multinacionales de las que hablamos condicionan con sus prácticas comerciales la salud de los consumidores hacia los que dirigen sus productos. Y lo hacen a un nivel macroeconómico que no te puedes hacer ni idea. Lo hacen con una potencia de fuego ante la que es imposible resistir en términos poblacionales, y de ahí en buena medida, el aumento de la incidencia de muchas de las enfermedades no transmisibles (obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, etcétera).
Para que te hagas una idea el trabajo que hoy comento empieza haciendo una definición de los “determinantes comerciales de la salud” tras haber analizado otras definiciones previas con algunos flecos evidentes y por tanto inconvenientes. Así, según este trabajo, un determinante –negativo- de la salud sería: “Cualquier estrategia o acción puestas en práctica por el sector privado para promover productos y opciones que son perjudiciales para la salud“.
Para los autores, con los que coincido por entero, actualmente existen tres factores interrelacionados que han cambiado el panorama general en la forma que se afrontar los negocios en el marco del consumo alimentario: un importante crecimiento de la demanda, el carácter expansionista de las multinacionales y la internacionalización de las inversiones, los mercados y el capital (ver figura) mientras el poder y la influencia de estas empresas ha crecido de forma significativa.
Una influencia que se hace patente a partir de cuatro canales típicos:
- El márquetin que emplean encaminado a cubrir o generar ciertas necesidades, y a aumentar la aceptabilidad de productos no saludables utilizando incluso el ariete de la salud para alcanzar dicha aceptabilidad;
- La práctica del lobbying (o cabildeo) con en el fin de evitar aquellas acciones de las administraciones en materia de Salud Pública que vayan en contra de sus intereses. Por ejemplo, regulaciones relativas a la publicidad de sus productos, al etiquetado de los alimentos, etcétera;
- Las típicas estrategias relativas a la responsabilidad social corporativa, cuyo fin es en la mayor parte de las ocasiones desviar la atención sobre lo poco idóneo de sus productos y blanquear con ello su reputación. Me viene a la cabeza por ejemplo, algunas de las demenciales campañas de RSC de McDonalds o de Cocacola; y
- Sus amplias cadenas de suministro con el fin de facilitar el acceso de esta clase de productos en cualquier parte del mundo, en cualquier lugar, por ejemplo con el actual acoso que se hace a través del vending.
El aumento de las enfermedades no transmisibles se debe en buena medida al actual sistema económico global que estimula la riqueza y los negocios antes que la salud
Una parte importante del problema reside en la imposibilidad de conocer datos concretos al respecto de estas prácticas por parte de las empresas. De vez en cuando salen datos aislados que son realmente estremecedores. Por ejemplo, en el periodo comprendido entre 2009 y 2015 el triunvirato formado por Cocacola, PepsiCo y la Asociación Americana de de Bebidas gastaron la friolera de 114 millones de dólares en acciones de cabildeo nacional. Quizá nos resulte útil conocer otro dato como lo es los más de 15.000 millones de euros de facturación en España -solo en España- de cerveza. Son muchos euros con los que poder hacer luego cosas muy bonitas de cara a la galería. Otro ejemplo, este en el terreno del tabaco, nos muestra que al menos el 45% de los ciudadanos de países que tienen firmado el “Acuerdo Marco para la Prevención del Tabaquismo” siguen expuestos a su publicidad. Y mientras tanto son estas mismas multinacionales las que salen continuamente a la escena pública con llamativas campañas de responsabilidad social corporativa (RSC) con el fin de que los consumidores tengamos de ellas una imagen positiva o incluso beatífica.
Así, tal y como es fácil contrastar, lo tenemos crudo poblacionalmente hablando. Estas empresas reclutan a golpe de talonario los currículos más brillantes en cada área (sociología, derecho, márquetin, etcétera) para doblegar la intención de compra de los clientes, y convertirlos en (sus) consumidores a partir de la acción de compra de productos de pésima calidad nutricional sabiamente maquillados. Ya ves, los mejores para dirigir a golpe de talonario la voluntad de la plebe. Y sin que esta se de cuenta. Ganarán siempre.
Siempre, claro está que la administración no se quite la venda de los ojos (o las legañas, porque ya no lo sé) y empiece a hacer lo que se supone que tiene que hacer.
Si te ha interesado este post, creo que también te interesará leer el libro “Fat, sugar, salt” del que hice una completa reseña que puedes consultar en este enlace.
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Hola Juan,
muchas gracias por este artículo, como siempre fue entretenido leerlo 🙂
Espero que puedas continuar el blog porque me gusta mucho!
Un abrazo
O.
Muchas gracias Oliv por pasarte por aquí para hacérmelo saber.
Un abrazo!