Gestación, peso y legumbres: Cuestiones embarazosas

La pasada semana mi colega bloguera “Madre reciente (cada vez menos)” me arrojó figuradamente un guante al dejar en el aire mi opinión al respecto de la entrada que giraba en torno a las relaciones entre peso y alimentación en el embarazo. Antes de responder a la pregunta que me formulaba más directamente sobre si aconsejar o desaconsejar el consumo de legumbres en el embarazo (no me extraña su desazón cuando le dijeron que era que no) vamos a ver qué es lo que dice la literatura científica mejor contrastada a cerca de cuál es la ganancia de peso adecuada de un embarazo en sus distintas circunstancias.

Según distintas guías al respecto (pueden encontrar una de las más relevantes aquí) la ganancia de peso normal y deseable de la mujer embarazada va a depender del peso inicial de la misma antes del embarazo, más en concreto de su Índice de Masa Corporal o IMC, es decir, la relación entre el peso medido en kg. de la persona y su talla en metros al cuadrado, IMC = kg/(m x m). En este enlace hay una calculadora de IMC:

  • En aquellas mujeres con peso normal, IMC entre 18,5 y 24,9, se recomienda una ganancia de entre 11 y 15 kg.
  • Si el IMC está por debajo de 18,5 (bajopeso), se consideran ganancias de peso saludables las comprendidas entre  12,5 y 18 kg.
  • Con un IMC considerado de sobrepeso, entre 25 y 29,9, la ganancia de peso considerada adecuada es de entre 7 y 11 kg.
  • Si se parte de una circunstancia de obesidad, con un IMC superior a 30, la ganancia adecuada puede rondar entre 5 y 9 kg.

Estas cifras son orientativas y pueden variar en función del tipo de embarazo. En el caso de una mujer con un peso saludable y con un embarazo gemelar, el peso esperable normal suele estar entre los 16 y los 20 kg. Y en el caso de trillizos sobre los 23 kg.

Quizá se pregunten si todo este aumento de peso es de “verdadero engorde” (aumento de los depósitos de grasa de la mujer) y la respuesta evidente es que no, o por lo menos que no en su gran mayoría. Supongamos un aumento de peso a término de una mujer embarazada de unos 13,3 kg en relación a su situación antes del embarazo. Ése número de kilos se repartiría aproximadamente de la siguiente manera:

  • Aumento del volumen sanguíneo:  1,4 kg
  • Aumento del peso de los pechos: 1 kg
  • Aumento del peso del útero: 1 kg
  • Peso del bebé: 3,4 kg
  • Peso del placenta: 0,6 kg
  • Peso del líquido amniótico: 1 kg
  • Aumento del peso del tejido adiposo: 3,1 kg
  • Aumento de la retención de líquidos: 1,8 kg

Como se puede comprobar hay muchos elementos “de peso” que, tras el parto y en las próximas horas que le siguen, van a desaparecer (el peso del propio bebé, el del líquido amniótico, el de la placenta…). De esta forma, es más aconsejable referirse al aumento de peso en el embarazo y no tanto al “engorde”.

Quiero volver a insistir que todas las cifras aportadas son orientativas así que es preciso considerar que esta información responde a un trabajo particular (al mío) de investigación documental sobre estas cuestiones, y que en ningún caso remplaza ni pretende cuestionar la relación con su médico.

 

Ahora sí, y más directamente, el tema de las legumbres. Desconozco el caso concreto de mi vecina de blog, pero tal y como enuncia en su entrada que le fue dado el consejo, algo tan directo y conciso como que “las legumbres no son nada recomendadas en el embarazo” es un mal consejo, contrario a las más preclaras recomendaciones sobre alimentación durante la gestación. Sea esto dicho así, a bote pronto, y sin conocer las circunstancias que pudieron influir en semejante admonición. Por ejemplo, la Academia de Nutrición y Dietética de los Estados Unidos (una de las organizaciones más prestigiosas en materias de nutrición, alimentación y salud) sostiene que hay que hacer un uso extensivo de este grupo de alimentos, también en el embarazo, tal y como corresponde al seguimiento de las más básicas recomendaciones sobre alimentación saludable. A este respecto añade además, que siendo como es el estreñimiento una circunstancia que acompaña a muchos embarazos, no deben de olvidarse algunas estrategias para tratar de evitarlo o al menos paliarlo en la medida de lo posible, entre ellas: Consumir alimentos ricos en fibra (cereales  integrales, legumbres, frutos secos, frutas, verduras y hortalizas), estar suficientemente hidratada y practicar ejercicio de manera adecuada a las circunstancias. Como digo, estas son las recomendaciones de la Academia de Nutrición y Dietética de los Estados Unidos y que yo suscribo a pie juntillas por no haber encontrado razón suficiente para contradecirla.

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Foto 1: lululemon athletica

Foto 2: Loimere

Foto 3: Blue moon in her eyes