1, 2, 3… 16, 17, 18… ¡venga, más rápido!… 45, 46, 47
¡¿Qué somos… hombres o come-yogures…!? Grrrrrrr,
… 48, 49 y 50.
Así, más o menos, solía adornar mi entrenador de judo muchas de las series de flexiones, abdominales o sentadillas en las sesiones más intensas… Ya ves: ¿Qué somos… hombres o come-yogures? Luego ya en mi casa, si por casualidad me tomaba un yogur, lo hacía casi a escondidas, no sea que el profe de judo se enterara o que al comérmelo echara a rodar todas las horas de duro entrenamiento.
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Al parecer el consumo de yogures se asume por muchas personas como una actitud más propia de niños y/o mujeres. Una cuestión que si te digo la verdad no acabo de comprender.
En cualquier caso, así está el tema y algunas empresas, cada vez más, por el aquello de diversificar el mercado se están dedicando a “probar” si el mencionado mercado traga con un producto destinado de forma específica al público masculino. Quien dice “diversificar” dice también segmentar, fragmentar e incluso atomizar de forma un tanto ridícula en mi opinión a los consumidores.
De momento ya tenemos dos fabricantes que andan jugueteando con esta idea. En realidad algo más que jugueteando ya que tanto PowerFul Yogurt como Danone con su 3aMen están comercializando sendos yogurcines con un público diana bien definido: los varones con una especial (¿enfermiza?) preocupación por su físico. De momento esta comercialización se está haciendo en países concretos y supongo que a modo de test. Una especie de a ver cómo se acepta. El primero de ellos, en Estados Unidos, prepara su salto al continente europeo en fechas recientes, más en concreto a partir de su comercialización en el Reino Unido e Irlanda. El segundo, Danone 3a Men se comercializa de momento solo en, no te lo pierdas, Bulgaria, patria putativa del yogurt (tiene varias)
Una de las publicidades de PowerFul Yogurt no tiene desperdicio: “Todos nosotros tenemos abdominales en algún sitio… encuéntralos” sugiere con su texto y sus imágenes cómo de estupendo te vas a poner consumiendo este tipo de producto.
El otro anuncio de la misma marca es, si cabe, mucho más fino (entiéndase la fina ironía)
La composición nutricional y el formato de sendos yogures dejan poco a la innovación. Al menos yo, antes de “investigarlos” ya sabía dónde presumiblemente se iban a cargar las tintas… ¿Lo adivinas?
Pues sí, como no podía ser de otra forma en su especial riqueza y selección de proteínas. Amén de un contenido graso reducido o inexistente (esta era la parte más fácil de adivinar). En cuanto al formato, también lo de siempre, envases negros, casi de luto y cantidades por unidad muy por encima de las de un yogurt “normal”, al menos en apariencia (el de PowerFul Yogurt seguro ya que se presenta en envases de 237g frente a los 125g tradicionales de nuestros más habituales). Fíjate si es para hombres que en el caso del producto de Danone, se sugiere incluso el consumirlo con tenedor… Nada de cucharillas, esos cubiertos quedan relegados para los bebe-leches, este es un yogurt para Hombres donde los haya, y se demuestra porque el Danone 3a Men se come con tenedor.
No sé si esta actual tendencia terminará por cuajar. Recordemos que a otras marcas les salió fenomenal por ejemplo la Cocacola Zero como alternativa “masculina” a la “femenina” Cocacola light. En realidad el producto es el mismo, un refresco de cola con una ligera diferencia en alguno de sus aditivos. Desde luego los edulcorantes empleados son exactamente los mismos en ambos productos (Ciclamato ó E-952; Acesulfamo-K ó E-950 y Aspartamo ó E-951), lo que las deja a ambas con cero calorías. La principal diferencia la encontramos en el envase y su publicidad. Negra y con letras blancas de bloque la “Zero” y plateada-rosita con letras estilizadas la “Light”. Mismo producto (prácticamente idéntico) con consumidores diana bien distintos.
A este paso y por decir algo veremos en los supermercados cereales para varones caucásicos solteros de 25 a 35 años, sedentarios e ingenieros… diferentes, al menos en su formato, a los cereales para mujeres afroamericanas de entre 32 y 48 años, activas y con estudios de derecho.
Cada vez estoy más convencido de comer solo aquello que parezca comida y sobre lo que nadie me diga (y menos su fabricante) lo estupendísimo que es para mi salud.
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Nota: Quiero agradecer a @Innventio que el otro día en Twitter me puso sobre aviso de este tema
Fuentes consultadas, además de las ya citadas: Gastronomía y Cía y Food Navigator