Análisis de intolerancias alimentarias “de bolsillo”, otro test intolerable

El tema de las intolerancias alimentarias parece que no tiene fin. Bueno, en realidad lo que no tiene fin es el planteamiento de soluciones diagnósticas masivas a intolerancias que carecen de todo reconocimiento por parte de la ciencia.

Recopilemos un poco lo escrito en este blog sobre el tema. Para ponerte en antecedentes te sugiero que, en orden, les eches un vistazo a las siguientes entradas:

Microtubos de ensayo

El resumen, aunque ya lo hice, es que no hay ninguna evidencia científica seria que los test de diagnóstico masivo de intolerancias alimentarias sirvan para algo. Ninguna. Da igual el procedimiento que sigas, el más tecnológico y aparentemente científico de los análisis de sangre, en el que el test de ALCAT es el rey del cotarro (aunque no sé muy bien porqué bizarro motivo); o bien el más esotérico-energético-vital-holístico-tradicionalmente chino de la bioresonancia. No funciona ninguno. Da igual que detrás del mostrador haya un médico en apariencia serio, que estés en el entorno de una modernísima y conocidísima clínica, y que te den un informe de tropecientas hojas satinadas finamente encuadernadas. La única diferencia de que así sea o de que sea más o menos cutre es la cantidad de pasta que fraudulentamente te van a soplar del bolsillo todos, los unos y los otros, por una información que tiene menos utilidad que una cerilla mientras practicas caída libre.

Kit’s de bolsillo de diagnóstico múltiple de intolerancias alimentarias

Pues bien, como no podía ser de otra forma en el entorno que nos hallamos, ya han aparecido los kit de bolsillo do it yourself. Así, por un módico precio puedes hacerte tú mismo en la intimidad de tu casa un test de intolerancias a cincuenta y tantos alimentos (o más, depende de la marca y el test escogido) a partir de un pequeño pinchacito en el dedo. Tras recolectar la gota de sangre hay que seguir una serie de no poco complicados pasos para un ciudadano medio y terminar así por obtener un resultado al respecto de tus supuestas intolerancias alimentarias en poco más de media hora.

El vídeo de cómo realizar el test en tu casa es este:

No voy a entrar en el procedimiento por el cual se termina por obtener una serie de resultados positivos y otros negativos. Baste decir que la técnica bioquímica en cuestión se denomina ELISA, término que proviene de Enzyme Linked Immuno-Sorbent Assay (Ensayo de Inmunoabsorción Ligado a Enzimas) y que es de una gran utilidad en los laboratorios de biología y bioquímica. No obstante y a pesar de lo que ha avanzado esta técnica en los últimos años sigue teniendo diversas limitaciones que no voy a entrar a mencionar, salvo una, quizá la más importante para el tema que nos atañe. A ver si las personas que comercializan esta clase de herramientas les entra de una vez en la cabeza:

Suponiendo la observación de un resultado positivo que confirmara la presencia de anticuerpos (los anticuerpos se unen los antígenos presentes en el test-kit) esto no significa de forma necesaria una acción negativa del alimento sobre la persona. Es decir, no se ha demostrado que la presencia de estos anticuerpos sean la causa de toda la caterva de síntomas, dolencias y patologías que luego, con la aplicación de los resultados del test, quitando los alimentos en cuestión, vayan a desaparecer. Repito, aunque haya un resultado positivo no hay una correlación demostrada entre la presencia de IgG (los anticuerpos de tu sangre que posibilitan las respuestas “positivas”) y las manifestaciones físicas de la enfermedad, trastorno o molestia.

Así, a día de hoy las pruebas de IgG no son consideradas en ningún momento como una prueba diagnóstica valida con el fin de terminar por hacer modificaciones dietéticas conducentes a un posible tratamiento.

Como sucede siempre en estos casos la relación de indicaciones para las cuales puedes utilizar los resultadas del test y deshacerte de aquellos alimentos a los que aparentemente seas intolerante es casi ilimitada: la fatiga crónica, la fibromialgia, las migrañas, los dolores de espalda, la psoriasis, el acné, la diarrea, el estreñimiento, el Síndrome de Intestino Irritable, la obesidad, el autismo, la celiaquía, la candidiasis, los problemas de aparato respiratorio, etcétera. Tanta “solución” se nos debería antojar, de entrada, sospechosa.

¿Qué dice la ciencia sobre su utilidad? Que no

En cuanto a las pruebas que valoren la eficacia y validez de este tipo de técnicas publicadas en revistas con revisión por pares son casi inexistentes y las escasas que hay han sido duramente criticadas por los especialistas por su falta de control, los más que evidentes conflictos de interese de los autores y su pobre metodología.

En sentido contrario, todas, absolutamente todas las sociedades científicas de reconocido prestigio se han posicionado en contra de su validez para los fines propuestos. Por ejemplo:

La Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología y el Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología sostienen en este documento guía que:

“Los test basado en las IgG para la determinación de alergias carecen de relevancia clínica, no están validados, no tienen suficientes controles de calidad y por todo ello, no se deben utilizar

Por su parte la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología sostienen en este documento que:

“Algunas pruebas consideradas diagnósticas no han demostrado su utilidad […] Entre ellas se incluyen las pruebas de provocación-neutralización, los ensayos citotóxicos [aquí estaría eld e ALCAT y su familia] […]. La medición de anticuerpos IgG específicos a alimentos es una herramienta que también carece de pruebas que la validen.

La Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica tampoco se queda atrás a la hora de poner en su sitio a estos procedimientos, tal y come queda de manifiesto en este documento:

“El grupo de Expertos recomienda no utilizar cualquiera de las siguientes pruebas no estandarizadas para la evaluación rutinaria de reacciones IgE mediadadas (alergia a los alimentos): La liberación/activación de histamina por parte de basófilos; la estimulación linfocitaria […], las pruebas IgG4 alergeno- específica; los ensayos de citotoxicidad [otra vez el tema de ALCAT y su familia], pruebas electrodérmicas [el rollo bioresonante] […]

Desde la Sociedad Australiana y Asiática de Inmunología Clínica y Alergia ofrecen este documento de posicionamiento, bastante elocuente, con respecto a este tipo de pruebas:

“Con un nivel de evidencia II se consideran pruebas inapropiadas que frecuentemente son empleadas en el diagnóstico de alergias o sensibilidad alimentaria, aquellas consistentes en la determinación de IgG e IgG4 a partir de anticuerpos expuestos a alimentos

Y además aportan el siguiente comentario:

La presencia de anticuerpos IgG dependiente de los alimentos es comúnmente detectada en pacientes sanos tanto adultos como niños. Y esta presencia es independiente de la existencia o no de síntomas relacionados con la alimentación. No existe evidencia creíble de que la medición de anticuerpos IgG sea útil para el diagnóstico de alergia o la intolerancia a los alimentos, ni que los anticuerpos IgG sean causa de los síntomas patológicos. De hecho, los anticuerpos IgG reflejan la exposición a alérgeno, pero no la presencia de enfermedad.  Existe una única excepción en el hecho de descubrir anticuerpos IgG anti-gliadina [proteína del gluten] ya que a veces este dato es útil para confirmar la adhesión a una dieta exenta de gluten en aquellos pacientes con enfermedad celiaca confirmada histológicamente. El uso inadecuado de este tipo de pruebas […] puede dar lugar a restricciones dietéticas inadecuadas e innecesarias, de especial relevancia en la nutrición de los pacientes más pequeños (niños). A pesar de los estudios que demuestran la inutilidad de esta técnica, se uso es frecuentemente promovido en nuestro medio […].”

Tampoco se queda atrás la Sociedad de Alergia Sudafricana, tal y como se puede comprobar en este documento:

“Resulta preocupante el uso de kits de tipo auto-test disponibles entre la población general, en especial cuando se interpretan sin el consejo de un personal sanitario con una formación adecuada, así como la prueba de detección de anticuerpos IgG a alimentos que está siendo utilizada para el diagnóstico de intolerancia a los alimentos, con una ausencia de pruebas científicas rigurosas. […] Instamos a médicos generales, farmacéuticos y organizaciones de interés público en la salud que no avalen el uso de estos productos hasta que existan pruebas concluyentes de su eficacia.”

Desde la Iniciativa para las Alergias Alimentarias se avisa de forma concisa que:

“[…] La producción de anticuerpos IgG es una respuesta normal a comer alimentos y esta prueba no es útil en el diagnóstico de una alergia o reacción adversa.”

Curiosamente una aseguradora sanitaria (AETNA) también se ha posicionado en contra de estas pruebas tal y como puede leerse aquí:

No hay evidencia sobre que los test del tipo IgG RAST/ELISA sean eficaces ya que no hay pruebas de que los IgG sean responsables de los síntomas de una alergia retardada o de una intolerancia a los alimentos”

Podría seguir (créeme) pero me parece que ya es suficiente.

Marcas y laboratorios detrás de la denostada prueba

Ya solo me queda ponerte sobre aviso de cuáles son las marcas o distribuidoras más conocidas que suelen proponer este tipo de “soluciones”.

Las más conocidas en el mundo anglosajón son el YorkTest y HemoCode. Más en nuestro entorno, actualmente está pegando fuerte CSNovotest, una marca que al parecer, según me comentaron telefónicamente, distribuye los productos de una empresa británica de unos laboratorios, Cambridge Nutritional Sciences Ltd. Todo ello a partir de un producto de auto diagnóstico con el elocuente nombre de Food Detective (el detective de alimentos).

Nota: El pasado lunes día 28 de octubre me puse en contacto con telefónico con CSNovotest con el fin de que me enviaran toda la documentación científica que avalara las fabulosas aplicaciones prácticas que se aseguran sonseguir tras la obtención del resultado del test de autodiagnóstico Food Detective. Les facilité mi teléfono y mi correo, y… aun estoy esperando.

Charlatán de feria

En resumen

No te dejes engañar por luminosas páginas web, tubos de ensayos entre sus imágenes, por un ambiente de fingida ciencia, por flamantes clínicas o por promesas emitidas por falsos profesionales de la salud (la profesionalidad no la da un título colgado de la pared en un bonito despacho). Si terminas por caer y acudes a ellos (fruto de la desesperación y de las falsas promesas) exprimirán tu bolsillo tocando tu fibra más sensible. Tu salud.

No lo digo yo, lo dicen, como has comprobado, quienes saben de estas cosas.

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Esta entrada participa en la V Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el portal dietistasnutricionistas.es

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 Imagen: Suat Eman vía freedigitalphotos.net; y electrons_fishgils vía Flickr.com Cretive Commons