Buena parte de la industria alimentaria que produce los alimentos con peor perfil nutricional está presionando como solo ella sabe hacer para que se implante el Nutri-Score en Europa. Algo que en España parece que será una realidad a partir de 2021 según anunció recientemente el ministro de Consumo D. Alberto Garzón.
Como imagino que a muchos, todo esto, les sonará a chino, vamos a ir paso a paso para que conozcáis la naturaleza y envergadura del asunto.
¿Qué es el Nutri-Score?
Nutri-Score es un modelo de “etiquetado frontal de alimentos” o FOPL (del inglés Front-Of-Pack-Labelling) cuya inclusión voluntaria se introdujo en Francia en 2017 y en Bélgica en 2019.
¿Qué es eso del “Etiquetado Frontal de Alimentos” o FOPL?
La normativa europea sobre la información alimentaria facilitada al consumidor (RE 1169/2011) hace saber que además de la información obligatoria presente en cada alimento (entre otras la lista de ingredientes y la tabla de información nutricional) esta se puede acompañar -de manera complementaria y voluntaria- de un sistema de FOPL, con el fin de facilitar a los consumidores la comprensión de la información nutricional obligatoria. La finalidad última de cualquier FOPL, al menos sobre el papel, consiste en facilitar un resumen visual del valor nutricional del producto.
¿Es el Nutri-Score el único sistema FOPL?
Para nada, hay decenas de FOPL y el Nutri-Score es solo uno de ellos. Por ejemplo, otro FOPL que seguro te sonará, es el de los famosos semáforos del cuál hablé en esta entrada de principios de 2018 (en la que, por cierto, ya mencioné el Nutri-Score). En Europa se contabilizan no menos de 9 tipos distintos de FOPL. Muchos de ellos incluyen acercamientos comunes entre sí, pero también enfoques particulares. En este informe de 2018 la OMS comenta las características de varios de estos sistemas de FOPL en la región europea (a partir de la página 19). Además de ellos, hay muchos otros en el “mercado”, desde el conocidísimo NOVA, que valoraría el grado de procesamiento de lo alimentos (te hablé aquí de él). Por no hablar del sistema de etiquetado basado en advertencias que se ha implantado en Chile o Méjico.
Además, hay otros sistemas que, no siendo estrictamente un FOPL, servirían para dejar un mensaje claro y bastante incontrovertible del valor nutricional de un determinado alimento, por ejemplo el contundente sistema de la OMS cuya exclusiva -e interesante- perspectiva consiste en meter a todo posible alimento en una de las 17 categorías que establece.
¿Cuál es la razón que justificaría la implantación de FOPL?
La Comisión Europea viene a hacerse eco de una realidad: para buena parte de los consumidores -probablemente para la mayoría- la información nutricional obligatoria presente en los alimentos es, o bien un galimatías incomprensible, o bien un elemento que se presta a frecuentes a malinterpretaciones cuando se observa junto a las habituales alegaciones de salud presentes en el envase de los alimentos: ¿cómo es posible que un bollo industrial sea un producto que aporte el 50% de la cantidad diaria recomendada de hierro?. Pues bien, el legislador considera que, a diferencia de la información nutricional y la lista de ingredientes, que por lo general “se esconden” en la parte de atrás del envase, están en un tipo de letra ilegible y requieren de una serie de conocimientos para poner todos esos datos en valor, la inclusión de un FOPL supondría un valor añadido. La idea general es que el consumidor medio pueda poner en contexto -y fácilmente- el valor nutricional de cada producto. No obstante -y este es un dato de especial trascendencia en el caso de los FOPL- otra de las “ventajas” que se les atribuyen a ciertos FOPL es el poder facilitar “la reformulación” de productos ultraprocesados y que así mejoren su nota (a pesar de seguir siendo, en esencia, lo mismo).
¿Qué le distingue al Nutri-Score de los otros sistemas FOPL?
Uno de los primeros y más longevos sistemas de FOPL, es el de los semáforos nutricionales. Pero, tal y como expresé en esta entrada es bastante lioso en el momento que el consumidor se enfrenta a 4 o 5 luces semafóricas (verde, amarillo o rojo) para otros tantos ítems “calientes”. Los más habituales son: valor calórico y contenido de azúcar, grasa, grasa saturada y sal. En este sentido la gran ventaja del Nutri-Score consistiría en ofrecer una única nota (no cinco) que se obtendría a partir de un algoritmo en el que se ponderarían las variables mencionadas (que de estar presentes sería algo desfavorable) y además otras variables que tendrían una ponderación positiva, y que por tanto contribuirían a que la nota final de un determinado producto fuese mejor. Esa única nota se concretaría en el conocido logotipo Nutri-Score, consistente en cinco colores (del verde oscuro al rojo) asociados cada uno de ellos a una letra (categorías de la A a la E respectivamente y de mejor a peor calidad nutricional).
¿Cómo atribuye Nutri-Score a cada producto su nota correspondiente?
La idea general del algoritmo es relativamente sencilla, aunque luego hay excepciones y particularidades varias. La nota Nutri-Score es mejor cuantos menos puntos se obtienen en el algoritmo, y es peor cuantos más puntos.
Suman puntos (algo malo): la cantidad de calorías, azúcares, grasas saturadas y sal; y restan puntos (algo bueno para la consideración final): el porcentaje de frutas o verduras empleado para obtener el producto así como de aceite de oliva, colza o nuez, y su aporte de fibra y proteínas.
Existen no pocas condiciones que modifican esta norma general, por ejemplo: que el producto sea sólido o líquido (más bien, que sea una bebida) y que el alimento sea queso. Tienes toda la información detallada en esta y esta entrada del blog de Luis Jiménez, un perfil que ha estudiado y ofrecido una valiosa información sobre el tema del Nutri-Score.
Los puntos débiles de Nutri-Score
- Iré al grano: por muy moderno que nos parezca, Nutri-Score nace desactualizado, o si se prefiere, es una herramienta de otro tiempo, caduca. Me explico. Las tripas del algoritmo de Nutri-Score se basan en establecer una serie de límites para nutrientes “significativos”, tanto con un peso negativo (azúcar, grasas saturadas y sal, además de la densidad energética), como positivos (proteínas y fibra, además de la proporción de frutas y verduras en los ingredientes). Pues bien, este enfoque está trasnochado a la luz de las más recientes recomendaciones. Tal y como sostienen diversos epidemiólogos nutricionales desde hace ya unos años, las campañas y recomendaciones centradas en nutrientes (y solo en nutrientes), además de contar con el germen de la duda en su interior -¿realmente son malas, e igual de malas todas las grasas saturadas?- son frecuentemente utilizadas por la industria para crear confusión en una población completamente mediatizada. En su lugar, las recomendaciones y nuevas herramientas para prevenir las enfermedades no transmisibles deberían empezar por incentivar o desincentivar categorías completas de alimentos. Para que me entiendas: bollería = mala (aunque esté enriquecida en fibra) y fruta = buena. Esta es la filosofía de algunos sistemas que fijan límites concretos de nutrientes en virtud de la categoría a la que pertenece el alimento. Para ello hay que saber que existen categorías en las que no se observan límites porque toda la categoría es “inadecuada” desde el punto de vista nutricional (por ejemplo, la bollería entre muchas otras), o porque toda la categoría es “adecuada” (por ejemplo, la fruta y las hortalizas, ya se trate de una mandarina, un plátano o un aguacate).
- Unido al punto anterior, es preciso considerar otro de los problemas asociado a cualquier otro FOPL que se proponga, algo que es más preocupante cuando el que se propone es el Nutri-Score. Se trata de un problema más político que técnico. Los más aplicados de clase recordarán que el RE 1924/2006 que regula las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos advertía en su artículo 4 -allá por 2006- que habrían de establecerse los perfiles nutricionales específicos que deberán respetarse para la utilización de declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los alimentos o de determinadas categorías de alimentos. Y que estos perfiles deberían estar definidos “a más tardar para el 19 de enero de 2009” (sic). Algo que no se ha hecho hasta a fecha. Es decir, llevamos más de 11 años y medio de retraso para concretar qué productos podrían llevar, y cuáles no, declaraciones de propiedades saludables y nutricionales. Algo que le interesa evitar especialmente a la industria alimentaria de lo más insano con el fin de poder hacer grandilocuentes declaraciones nutricionales o de salud, aunque el producto en cuestión sea un refresco, aperitivo, galleta, cereales, etcétera, y vaya hasta las trancas de sal, azúcar, grasa saturada o trans. Considero, por tanto, que si nuestro ejecutivo está interesado en hacer las cosas bien, antes que proponer novedosas e inútiles (o peor que inútiles) herramientas, lo que podría empezar por hacer para velar por la salud de sus ciudadanos, es presionar a Bruselas para culminar un trabajo que lleva más de 11 años de retraso y que, mejor que cualquier otro, evitaría el frecuente engaño que suponen las alegaciones nutricionales o saludables en la publicidad y el envase de auténticas basurillas comestibles.
- Otra importante debilidad, es que no es un sistema trasparente, de forma que no es posible que el consumidor contraste la veracidad de la nota ofrecida por el Nutri-Score. Esto sucede porque uno de los elementos que se valoran en el algoritmo es la proporción concreta de “frutas y hortalizas, legumbres y frutos secos”. Algo que con el único acceso a la lista de ingredientes y a la tabla de información nutricional es imposible que el consumidor pueda conocer. Quizá y de ahí estas disonancias en las que el producto ofrece una nota Nutri-Score en el punto de venta, pero la herramienta Open Food Facts ofrece otra.
Nutri-Score: donde dije digo, digo Diego
Otra de las zonas de sombra de este sistema, consiste en argumentar una cosa y luego la contraria sin que le tiemble el párpado. Me explico.
- En 2018, cuando la noticia del desembarco del Nutri-Score llegó a España por vez primera, buena parte de los medios y de la ciudadanía puso el grito en el cielo -y con toda razón- al contrastar algunos chirridos clamorosos de la herramienta. Los más evidentes son, por ejemplo, el catalogar a casi todos los refrescos “zero” con una lustrosa B, o atribuirle al aceite de oliva una triste D (y así un larguísimo etcétera de notas que van desde lo incomprensible a lo sospechoso pasando por lo desternillante). Y es que no sé que es peor, si menospreciar alimentos claramente positivos, o aupar a los cielos, con ‘A’ o con ‘B’ auténticas bazofias ultraprocesadas. En aquel entonces, y en poco tiempo los creadores del Nutri-Score se apresuraron a decir que la herramienta NO debía utilizarse para comparar alimentos de categorías o naturalezas diferentes. Incluso, en un comunicado publicado al efecto, los autores denunciaron la existencia de un sector malintencionado que creaba ‘fake-news’ para desestabilizar la herramienta. Algo curioso cuando en un paper publicado en 2017, los mismos autores del comunicado anterior, hablaban de las ventajas del Nutri-Score a la hora de poder comparar alimentos de categorías diferentes. En aquel trabajo dicen, textualmente (página 3): “En efecto, el sistema transversal de Nutri-Score permite diferenciar la calidad nutricional de los alimentos pertenecientes a familias diferentes, o dentro de una misma familia diferenciar un producto de otro, o incluso distinguir entre los mismos tipos de productos pero de marcas alimentarias distintas”.
- Por su parte, nuestro Ministerio de Salud -desconozco si consultó esta respuesta o no con los impulsores del Nutri-Score- ante la afrenta nacional que suponía que el aceite de oliva calzara una “D”, salió apresuradamente a la palestra (quizá también a medio vestir) para informar que a los productos con un único ingrediente, como el aceite, la leche, la miel o los huevos no se le iba a aplicar el Nutri-Score. Algo que es completamente falso tal y como se puede contrastar en estas imágenes para la miel, la leche y los huevos, de una de las marcas de distribución que ya ha apostado por el Nutri-Score en España.
El aceite de oliva y el teorema del punto gordo
El tema del aceite de oliva es de una importancia capital para la implantación final del Nutri-Score en España. Así, a y a la luz de la pobre consideración del aceite de oliva en la herramienta original (una D), las autoridades y los autores de la herramienta se propusieron estudiar las posibilidades de hacer alguna excepción en el algoritmo para el aceite de oliva (es decir, retorcer la herramienta para alcanzar los fines propuestos o, como se decía en tiempos del cole, aplicar el teorema del punto gordo). Tal y como ya has leído, la primera tentación fue sacar de la puntuación Nutri-Score a aquellos productos con un solo ingrediente, pero esto generaría graves problemas ya que dejaría fuera a varias gamas de productos muy interesantes para cierta industria alimentaria (zumos, leche, etcétera). Así que después de sopesar distintas posibilidades se optó por seguir al pie de la letra el ‘artículo 33’. ¿Y qué dice en nuestro caso este artículo? Pues muy sencillo, que en el apartado de aspectos a valorar de forma positiva en el algoritmo, además de incluir la proporción o cantidad de “frutas y hortalizas, legumbres y frutos secos” esta debía ampliarse al aceite de oliva. ¡Y chispúm! ahora el aceite de oliva pasaba de tener una nota “D” a lucir una “C”. Que tampoco es como para tirar cohetes, pero que por lo que se ve es suficiente para contentar o bien a la administración o bien al sector, o a ambos.
Cierto es que tratándose del Comité Científico de la AESAN tampoco se podía apelar por las buenas al “artículo 33”, y por tanto había que aportar una “justificación plausible” a la decisión. Para ello se utilizó el siguiente camelo: dado que la incorporación de ácidos grasos monoinsaturados en la dieta es un elemento saludable, que el aceite de oliva es rico en ácido oleico y que este es monoinsaturado… se bendice al aceite de oliva con la espada de Don Quijote de la Mancha, y se le mete en la susodicha categoría. Lo puedes leer tal cual en el reciente número 31 de la Revista del Comité Científico de la AESAN (página 92 y siguientes)
Pero esta medida tiene a su vez aspectos sorprendentes que debes conocer. Al tiempo que revela bastantes incongruencias. Vamos a ello:
- El nuevo algoritmo “adaptado al consumo español” tuvo -digo yo- una respuesta en Francia (patria del Nutri-Score) que se debió poner flamenca y dijo que si en España el aceite a bendecir era el de oliva, en Francia eran los de colza y de nuez. ¡Y zas, ahí están los tres! Así, que si ahora te preguntas si el aceite de oliva recibe la misma consideración en el Nutri-Score que el aceite de colza o de nuez, le respuesta es un rotundo sí. Exactamente igual. Antes de que cortocircuites, déjame no obstante que te remita a conocer la verdadera perspectiva nutricional del aceite de colza.
- Además, la nueva nota del Nutri-Score en relación al aceite de oliva no va a distinguir, en absoluto, si ese aceite es de las categorías Virgen Extra, Virgen o sin más adjetivos. Para los tres será una misma e idéntica “C”.
- Lo que nos lleva de vuelta a la argumentación -española- que pone en valor “el nutriente” (algo que ya se ha comentado es un error) y que en este caso refiere al ácido oleico. Es importante leer con detalle la siguiente tabla –de confección propia- en la que se ha señalado con toda la intención el contenido en ácido oleico de diversos aceites, y plantear algunas preguntas:
- ¿Por qué si el aceite de orujo de oliva tiene por termino medio una proporción idéntica de ácido oleico a la del aceite de oliva, no está el primero incluido en la actualización del algoritmo del Nutri-Score y se ve igualmente beneficiado? Por cierto, y antes de que mires de reojo al aceite de orujo de oliva, te invito a que eches un vistazo a este artículo del fantástico Javier S. Perona, científico titular del Instituto de la grasa-CSIC.
- ¿Por qué excluye al mismo tiempo al aceite de girasol alto oleico (AGAO en la tabla) si de media tiene más ácido oleico que los aceites de oliva?
- ¿Por qué si se incluye el aceite de colza, no se incluye a los aceites de cacahuete o de aguacate si su contenido medio en ácido oleico es muy similar al límite inferior de los aceites de oliva?
- ¿Por qué si la excusa es el ácido oleico se incluye al aceite de nuez que tiene un contenido medio en ácido oleico tan por debajo de las medias de otros aceites en la tabla? ¿no sería más razonable, puestos a incluir algunos aceites de uso anecdótico, el incluir el aceite de argán que tiene una proporción de ácido oleico de más del triple que el de nuez?
La puntilla
El Nutri-score, se presenta, al igual que cualquier FOPL, como una herramienta de Salud Pública, y como siempre que estas iniciativas afectan a la industria alimentaria, esta suele ejercer su derecho para presionar en un sentido u otro al respecto de su implantación. Y como es fácil de prever, el sentido de su presión estará definido por sus intereses y no por los de la Salud Pública (aunque se le llene la boca con este término). Y esto que digo no es precisamente una perspectiva individual o conspiranoica. Te lo dice también, por ejemplo, la Dra. Margaret Chan -la que fue directora general de la OMS hasta 2017– cuando en 2013 le dedicó unas palabras, sin pelos en la lengua, a lo más “granado” de la industria alimentaria y del alcohol: “Si cualquier industria del sector alimentario está involucrada en la formulación de políticas de Salud Pública, hemos de tener la completa seguridad de que las medidas más eficaces serán totalmente apartadas o, en el mejor de los casos, minimizadas”. Así de contundente.
Así que ha llegado el momento de pasar por encima de debates estériles y bizantinos al respecto de si los límites que se presentan para cada nutriente son acertados o no, o si en la readaptación del algoritmo sobre los aceites debería incluir a unos o excluir a otros. Son precisamente este tipo de bombas de humo las que persigue y alienta aquella industria que pone en el mercado lo peor del sector alimentario. La razón es muy sencilla: mientras nos centramos en discutir aspectos técnicos inútiles, esa misma industria alimentaria sorteará su principal problema, que no es otro que evitar la implantación de otros FOPL distintos del Nutri-Score. En concreto aquellos que les podrían perjudicar muchísimo más, primero en su imagen de marca, y después y por ello, en su balance de cuentas.
Podemos volvernos locos argumentando las luces y sombras del Nutriscore, pero de verdad que creo que no es necesario caer en debates bizantinos.
¿Quieres saber cómo de beneficioso es para el consumidor su implementación? Mira estos argumentos.
No hay más preguntas Señoría pic.twitter.com/onhtKTCyNV— Juan Revenga (@juan_revenga) July 14, 2020
Resulta curioso que justo cuando el tema de implantar los FOPL empezó a adquirir consistencia, diversas empresas (de las peores de la industria alimentaria en términos de los perfiles nutricionales de sus productos) hicieron su propuesta particular al margen de aquellas independientes. Su propuesta de FOPL se llamó “Evolved Nutrition Label Initiative”, te la conté en este post y partía de la iniciativa de Coca-Cola, Mars, Mondelez, Nestlé, PepsiCo y Unilever. Como puedes imaginar, su sistema era muchísimo más condescendiente con sus productos, que cualquier otra propuesta. Sin embargo, esta iniciativa, bastante ridícula en sus planteamientos por otra parte, fue abandonada a finales de 2018. No será por casualidad que ahora Nestlé abrace sin reservas la implantación del Nutri-Score. Al igual que Danone, en quien es fácil descubrir sus intenciones queda-bien al usar la peligrosa bala de plata que supone la “reformulación” propiciada por el uso del Nutri-score. Lo mismo que Kellogg’s y también Pepsico.
De hecho, el caso del Nutri-Score en Alemania, nos sirve de verdadero norte para poner de relieve una vez más porqué a día de hoy a cierta industria alimentaria le interesa que este sistema se adopte cuanto antes. Y es que, una vez implantado lo podrá retorcer y manejar para su total beneficio.
A modo de resumen
Aunque sobre el papel los FOPL parecen ser herramientas útiles, hasta la fecha y en la práctica, su efectividad para modificar el comportamiento de los consumidores a la hora de realizar compras o consumos más saludables es muy discreta. Y entre todos los FOPL el Nutri-Score parece ser de los menos eficaces. Tienes mucha información al respecto de los estudios publicados en este terreno, de nuevo, por Luis Jiménez en este post.
Entre los más eficaces -aunque se insiste que el impacto sigue siendo escaso- figuran aquellos FOPL que implican señales de advertencia como el que se plasma en la Ley de Alimentos: Manual de Etiquetado Nutricional del gobierno de Chile, que tanto trata de evitar la industria alimentaria de lo menos conveniente.
El Nutri-Score es el sistema de FOPL por el que apuesta de forma abierta y con insistencia esa misma industria y eso, más que sospechoso, debería ser una condición suficiente para ponerlo en cuarentena. Y el último en considerar por las administraciones de salud si lo que les preocupara de verdad es la Salud Pública.
El Ministerio de Consumo responde a las preguntas de Juan RevengaLa implantación del Nutri-Score suscita no pocas dudas y sospechas, por esta razón trasladé 4 preguntas al Ministerio de Consumo. Sus respuestas nos la ofrece el Secretario General de Consumo y Juego, y Presidente de AESAN, Rafael Escudero Alday y deben ser leídas en su contexto. La fecha en la que se recibieron tales respuestas es (24/07/2020):P: Si el Nutri-Score termina por implantarse ¿será posible la coexistencia en un mismo producto de notas “E” junto a declaraciones de propiedades nutricionales (tipo “light”, bajo contenido en lo que sea, o rico en lo que sea) o incluso de declaraciones de propiedades saludables (del tipo “ayuda a tus defensas” o “mejora la salud de tus huesos”)?. ¿No creen que antes que promover el uso del Nutri-Score habría que revisar los perfiles nutricionales específicos que deberán respetarse para la utilización de declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los alimentos o de determinadas categorías de alimentos, tal y como recoge el RE 1924/2006 en su artículo 4, y sobre lo que se lleva más de 11 años de retraso? R: […] El establecimiento de perfiles nutricionales debe armonizarse a nivel europeo, correspondiendo la iniciativa a la Comisión Europea que, arrastra un importante retraso en esta tarea. Por eso el Gobierno de España ha decidido no esperar y adoptar medidas de mejora de la calidad nutricional y, por tanto, de salud pública, como es Nutri-Score. Con su implantación, el Ministerio de Consumo se propone contribuir a la mejora de la salud pública de dos formas. En primer lugar, sirviendo de ayuda a las personas consumidoras a la hora de decidir su compra. respondiendo además a la demanda de numerosas asociaciones de consumidores a nivel tanto español como europeo. En segundo lugar, promoviendo e impulsando la reformulación de los productos envasados mediante la reducción de azúcar, sal y grasas saturadas, mejorando así su calidad nutricional. Además, su puesta en marcha irá acompañada de campañas de formación e información a las personas consumidoras, para que se familiaricen con el sistema y conozcan sus ventajas y limitaciones. P: La evidencia científica al respecto de la utilidad para cambiar comportamientos de compra y consumo de los FOPL es francamente limitada, y de ellos, el Nutri-Score es uno de los que peores resultados obtiene en estudios independientes ¿por qué no se ha planteado la implantación de otros FOPL con mejores resultados, como aquellos basados en el uso de “advertencias” (o “sellos ALTO EN…”) típicamente el sistema chileno de etiquetado de los alimentos? R: El sistema chileno no es compatible con la normativa europea actual. El etiquetado Nutri-Score, además de ser apoyado por organismos como la OMS, es el que cuenta con mayores evidencias científicas. Son numerosos los estudios publicados en revistas científicas acreditadas que determinan mejores resultados de forma global y que avalan, pues, su utilización y eficacia frente a otros FOP. Dos son aspectos de Nutri-Score que determinan su mejor valoración científica. En primer lugar, por su realización de una valoración global del producto, basada en un algoritmo que atribuye puntos en función de la composición nutricional por cien gramos o por cien mililitros del producto (y no por “raciones”, como otros modelos), de forma coherente con las recomendaciones nutricionales de salud pública.En segundo lugar, porque su sistema de colores facilita la comprensión por el consumidor, frente a otros sistemas como el chileno. La propia Comisión Europea señala que los estudios científicos que analizan la intención de compra indican que las etiquetas en la parte frontal de los envases, especialmente las que utilizan códigos de colores, pueden hacer que las cestas de la compra de los consumidores sean más saludables. De ahí que sea la opción de autoridades de cada vez más países de la UE, entre los que ahora se suma España. En definitiva, todos los etiquetados frontales tienen limitaciones y aspectos mejorables, pero Nutri-Score es aquel que cuenta con una base científica más sólida. P: En el número 31 de la revista del Comité Científico de la AESAN se justifica la modificación del algoritmo de la herramienta Nutri-Score por incorporación del aceite de oliva en base a su alto contenido en ácido oleico que resulta beneficioso para la salud (páginas 78, 93 y 94), ¿por qué entonces no se incluyen en esa modificación muchos otros aceites vegetales que son tan ricos, o más, en ácido oleico que el aceite de oliva, como por ejemplo el aceite de orujo de oliva o el aceite de girasol alto oleico, que son perfectamente accesibles para los consumidores? R: El aceite de oliva es un alimento característico y básico en la dieta mediterránea, propio de nuestra cultura culinaria y, además, el más consumido en España. Desde un principio AESAN consideró imprescindible, para la implantación de Nutri-Score en España, la modificación del algoritmo inicial para la mejora de la puntuación del aceite de oliva. Algo que ya se hizo. Y se incluyeron también otros aceites vegetales. En este contexto, el Comité Científico de la AESAN vino a refrendar la modificación del algoritmo. P: ¿No teme el Ministerio de Consumo, o el de Sanidad, una maniobra de la industria alimentaria para introducir el uso del Nutri-Score y luego retocar los límites de sus algoritmos para obtener notas más condescendientes como ya se está contrastando en Alemania? ¿No creen que tal y como apuntaba la exdirectora general de la OMS, Margaret Chan, si una industria está detrás de las políticas de salud pública, las medidas más eficaces serán directamente erradicadas o bien minimizadas? R: No podemos presuponer esas actuaciones. Lo que es competencia del Gobierno es desarrollar y evaluar las políticas de salud pública. Además, hay que tener en cuenta que en el proceso de aprobación de toda política pública es obligatorio escuchar las aportaciones y argumentos presentados por los sujetos y actores afectados por ellas, como pueden ser las empresas de alimentación, los pequeños productores y las asociaciones de consumidores y usuarios, que han sido oídas. Pero al final la decisión recae en el Gobierno, que es quien tiene competencia en materia de salud pública. En este caso concreto, la implantación de Nutri-Score -todavía voluntaria, hasta que la Comisión Europea regule al respecto- responde al compromiso del Gobierno de impulsar herramientas de salud pública que, por un lado, faciliten la compra de productos de mayor calidad y, por otro, impulsen la reformulación de estos productos reduciendo grasas saturadas, azúcar y sal. Además, es una política de salud pública apoyada por organismos internacionales como la OMS a la que hacía referencia, que redundará en un beneficio claro para las personas consumidoras y que se ha desarrollado y contrastado por los gobiernos de otros países de nuestro entorno europeo como Francia, Bélgica y ahora también Alemania. |
Nota bene: Un extracto de este texto se publicó el 28/07/2020 en el portal “El Comidista” con el título “Nutri-score: ¿un sistema para blanquear ultraprocesados?”
Actualización 16-09-2020: Los compañeros de MYKDIET han tenido la gentileza de hacer un podcast a tenor de este artículo. Así que si quieres “escuchar” el artículo lo puedes hacer en este enlace. Dura poco más de media hora y la chicha empieza en el minuto 5:15. Muchas gracias desde aquí a Miguel González Lara
Chapeau! No me cabe duda que esta publicación plagada de datos irrefutables y ultracontrastables por cualquiera -vamos, que distan eones de ser opinión- demuestran, frente a la evidencia y el consenso, la invalidez del Nutriscore.
Yo que tú, me iba al juzgado. Fijo.
Perdona… que me he lanzado porque igual soy más arrojado que tú en ese sentido… no me hagas caso.
Decía que tan revelador es este escrito y sus similares, que salvarán al mundo de las nefastas garras de la industria alimentaria y de sus malvados aliados, esos científicos, doctores como no, que se pasan la vida en departamentos y equipos de investigación, publicando datos y no opiniones, peroooo… claro, si… sin tener ni idea y pensando únicamente en el dinero.
Menos mal que todo esto nos los cuentan los blogueros. Menos mal.
Por eso, déjame que te cuente un pálpito (que tú me entenderás seguro, veo que tienes unos cuantos, vamos, por los he puedo leerte). Creo que… Mhhh ¡Si!… Creo que el Ministerio de Sanidad, en acto público ¡se retractará! Recomendará El Coco cómo único sistema eficaz para conocer el interés dietético de un alimento y se disculpará por haber recomendado el Nutriscore sin evaluación ni consenso cientificos. Y… ¡Por Dios! ¡Sin consultar a los gurús de la blogosfera!
De paso, el propio Ministerio castigará a los malvados científicos implicados en años de perverso diseño e investigación sobre Nutriscore, con arrodillarse, con sendos libros sobre sus manos en cruz, mirando a una esquina, luciendo un capirote en sus cabezas.
Por fin el amplio y multidisciplinar equipo de nutricionistas que asesoran -gratuitamente, siempre se jactan de su vocación- a la gente de El Coco, harán que la verdad, sustentada en datos provinentes de azarosos estudios publicados tras revisión de pares y consenso con otros grupos científicos, se redima. No en vano son doctores de los buenos, de esos que terminan la tesis en su tiempo, sin bailar de temas y publicando.
Por fin pasará lo que toca, que los “egoritmos” de quienes solo interpretan la ciencia y cuyos conflictos de interés son menores, derrotaran a los que la hacen.
Va, cúrrate una de antivacunas.
Hola 2ttoriyo (Bittor, eres tú, ¿no? lo digo porque tu pseudónimo en este comentario y tu alias en twitter se parecen mucho (@bittoriyo)).
Bueno chico, menudo berrinche llevas, ¿no? Tranquilo que no acudiré a los tribunales, no tengo ni ese tiempo ni esos recursos. Sin embargo, y ya que lo mencionas, ya sabéis qué podéis hacer para tratar con este grano en el culo que os ha salido. A vosotros sí que os compensa acudir a los tribunales, siempre será un win-win, tanto si ganáis como si perdéis, a mí me hundís. Pero tened en cuenta una cosa, detrás de mí vendrá otro.
Mola mucho que saques a colación ElCoCo (la app con la que colaboraba al estar en nómina) ahora sigo colaborando pero ya no hay más nómina. No pueden pagarla (y no es que fuera precisamente elevada), ahora sigo colaborando pero sin cobrar. Ya ves. Lo más gracioso es que no sé porqué lo sacas a colación, nunca jamás he negado recibir un sueldo por hacer ese trabajo (mientras cobraba), más al contrario lo he dado a conocer desde el minuto menos uno (https://juanrevenga.com/2019/09/mas-mercado-y-menos-supermercado-y-para-todo-lo-demas-el-coco/) y lo he repetido y antepuesto en cada respuesta que fuera necesaria (https://twitter.com/juan_revenga/status/1288162278739779584?s=20)
Ironizas con la irrefutabilidad de los datos que aporto. Deja de hacerlo por favor, y dime cuál es falso y ya está. Salvo despotricar (espero que al menos te has quedado a gusto) no concretas ni una sola falsedad. A diferencia de ti que, volviendo a ironizar, aseverabas que me he jactado de trabajar gratis para El CoCo. Justo al contrario como te he mostrado (jo, menos ahora, que sí, ahora sí trabajo gratis en la app).
Oye, sácame de una duda, que no tenga el doctorado ¿me hace peor persona que tú o que las personas que sí lo tienen? ¿son mis argumentos menos válidos por este hecho?. Es curioso, el científico de elevados valores y recto conocimiento eras tú, ¿no?
Y curioso también es que tras bloquearme ayer en twitter te sigas metiendo en mi blog a leer mis escritos. Pero no me malinterpretes, a la vista de tu más reciente deriva, me lleva al pairo lo que hagas en tus RRSS. Siempre será un placer tenerte por aquí, y que dejes tus elegantes y tan bien argumentados comentarios. Y sí, esto es sarcasmo. El resto no.
Pues nada, ver si nos vemos un día por Elorrio y brindamos con yogures.
Saludos cordiales.
Cachissss…. ¡Que me has pillau!
Nomesecurrió lo de crear un pseudónimo nuevo llamandomeeee… ¡Qué sé yó! “Vitormanuelrodriguez”, por ejemplo. La torpeza del novato…
Hmmmm “berrinche”… Pues no sé… viendo avanzar lo que creo mejor de acuerdo a evidencia y consenso… más bien solo “opino” (yatusabe).
De todos modos, agradezco tu preocupación. Ahora estoy más tranquilo tras la dosis de transilium que andaba necesitando por la distorsión que de mi habitual trabajo (entre otras cosas, a asesorar sobre etiquetado, sin cobrar tb) causa este entertainment (eso que tu llamas granoneldosdeoros ;-).
Lo del juzgado, la verdad, ni me esperaba que lo respondieras. Entiendo que alguien que h
gasta sarcasmo con los demás como si no hubiera un mañana (incluyendo cualquiera), estaría algo inmunizado… Pero se ve que no (curioso).
Ironizo con la información que aportas y puedo entretenerme (nos) disertando porque no son “datos”, cómo afirmas (de 1° de doctorado tron…). En cuanto a refutar la “infopinión” que aportas (no datos ni evidencia) solo puedo remitirte a las publicaciones que precisamente omites o comentas de segundas en tus posts… Si, esas científicas… ¡Eeessaas! (Todas) Que van de investigadores que hacen proyectos tochos y tienen datos, y números y estadísticas que se repiten en varios estudios independientes, y son más de “uno” los que están de acuerdo. Tanto que han engañado al Ministerio. Siempre igual, oyes.
Ehhh y no, no sugerido que tú relación con El Coco fuera precisamente por amor al arte… (cosa que tampoco me parece mal). Aunque si ahora es así.. ¡bienvenido al mundo de la vocación! En cualquier caso, pensemos con calma para quien de entre tú y yo es realmente “un grano en el culo” esto del Nutriscore. TicToc ¡Ya!
Lo he visto en funcionamiento, y solo me importa lo que se que puede hacer. Va a ser bueno.
Por supuesto que no tener el doctorado te hace peor persona, “nabsoluto”. Ni a los que lo tienen personas superiores a nadie… fíjate tú cómo he acabado yo… ? Pero si que, generalmente, cuando los argumentos (cientificos, estudios, evidencia, debate, consenso) apuntan hacia una determinada dirección… ¿donde ponemos “los argumentos” que no “datos” ni evidencia contrastable?
Yyy si, claro que te bloquee en mis redes sociales… Ejqueee… Me llamaste mentiroso (te disculpaste una y dos veces), no escatimaste en sarcasmo y malas formas haciendo que, intentar ser educado contigo, fuera como subir de culo el Everest (a mi edad…). Un raspón de esos en una nalga me suele hace ver la situación: adáptate a sus formas. Cuando ya interpretaste un estudio independiente cómo “flojo” (primer decil colega…), llegando a decir de los investigadores “me da pena verlos ahí” (los mejores investigadores en nutrición que tenemos -no sé si sabes cómo está considerado el equipo de investigación de Alfredo a nivel MUNDIAL-). No voy a escribir lo que me da pena a mí -los que estén interesados en esto, que busquen en tuiter el debate, sin desperdicio…-.
Y si, te bloqueé por maleducado y por esa tendencia hacia la ridiculización del contrario. Esto no quiere decir que siga estando vivo y activo. En ocasiones diciéndote que algo que haces me gusta (por ejemplo como escribes, a pesar de tu deriva hacia el exceso de sarcasmo -lo sabes-). En cuanto a mi elegancia escribiendo… qué quieres que te diga… me tiene taaaan satisfecho, sobre todo desde que es acorde a la del interlocutor.
Que mis redes sociales te traigan al pairo, normal, más o menos como a mí…
Y con respecto a lo de brindar en Elorrio y con yogures, va, mojate, explícita, no seas un Jiménez del Oso. Que nos vuelves a tener en ascuas…
Oye, que me va gustando esto del faranduleo “cientificoorrr”… Me voy a hacer un perfil que se va a llamar “científico enfurecido” (novedoso… ¿Ehhh?)
*Por supuesto que no tener el doctorado NO te hace peor persona, “nabsoluto”.
Lashorasqueson, ya me disculparas el disgusto…
Ahhh que nomesolvide
“Ahora vas, y los tuiteas”
¡Caramba, Bittor, pues sí que has pillado un buen calentón!
Si quieres seguir (cosa que dudo mucho) te recuerdo una vez más que los comentarios de mi blog siempre estarán abiertos para ti… para que nos sigas deleitando. A ver si es verdad que esto te va gustando.
Saludos cordiales… je je je…