Dos claves para comer de fiambrera: planificación y seguridad (II)

Mochila termo_PiutusComentaba ayer que a mi modo de ver son dos los elementos especialmente importantes a la hora de manejarnos con una fiambrera: la planificación de los menús, en especial cuando vamos a hacer un uso cotidiano de este recurso y, el otro, la seguridad, del que me encargaré hoy.

Lo primero de todo es hacerse con un material adecuado para el día a día que garantice al máximo todas las posibilidades para poder disfrutar de esta solución. Para ello, hay en el mercado bolsas-termo, perfectamente diseñadas para conservar nuestra comida, normalmente con fiambreras ad hoc, en las que poder guardar de manera organizada cada uno de los envases. Su material, además de ayudar a mantener la temperatura, muchas veces gracias a las placas enfriadoras que se guardan en el congelador, suele ser de fácil limpieza lo que garantiza una adecuada higiene, algo de suma importancia teniendo en cuenta el uso al que se va a destinar. Estas bolsas térmicas porta-alimentos suelen encontrarse con facilidad en ferreterías o tiendas para camping. Por cierto, recuerda que no todos los envases-fiambreras son aptos para su uso en el microondas. Asegúrate que te haces con un material adecuado para ser usado en este tipo de electrodomésticos o, aunque pesen más, recurre a fiambreras de cristal.

Si yo tuviera que depender diariamente de una fiambrera prepararía mi comida de víspera, nada de andar corriendo para salir de casa y terminar por meter los platos calientes en ella. Una preparación con la suficiente antelación garantizará la adecuada refrigeración de los elementos que al día siguiente vamos a transportar y que hasta llegar hasta nuestro punto de destino andarán fuera de la nevera con el consabido riesgo para la seguridad alimentaria.

Puntos clave a la hora de preparar una comida de fiambrera

  • Antes de empezar a cocinar o preparar el menú hay que lavarse las manos así como higienizar todas las superficies (encimeras, platos, tablas de cortado…) y utensilios (menaje de cocina, recipientes…) que van a entrar en contacto con los alimentos.
  • Cada vez que se emplee un mismo utensilio (por ejemplo un cuchillo) para usarlo con alimentos distintos se ha de limpiar convenientemente o bien dejarlo a un lado y utilizar otro que esté limpio. De esa forma se evita la denominada contaminación cruzada que se produce cuando un posible microrganismo propio de un alimento pasa a otro a través de una incorrecta manipulación o por el contacto con un utensilio utilizado previamente, normalmente de un alimento crudo a otro.
  • A la hora de colocar las raciones en los recipientes (fiambreras, termos…) procuraremos ceñirnos a las raciones que vayamos a tomar, con el fin de que no sobre comida, ya que siguiendo esta práctica, toda comida que sobre debería de desecharse (y no están los tiempos para andar tirando nada, y menos comida). Es importante no reutilizar jamás ni congelar las posibles sobras de las preparaciones caseras consumidas fuera de nuestro hogar.
  • De aquellos platos que se vayan a consumir en frío pondremos una ración en un recipiente limpio con cierre hermético y se conservará inmediatamente en el frigorífico hasta que, al día siguiente, preparemos la bolsa termo con todos sus componentes. Una vez que lleguemos a nuestro destino (normalmente el trabajo) se colocará de nuevo el recipiente en el frigorífico. Si nuestro viaje es relativamente largo o no hay frigorífico en nuestro lugar de destino, usar las placas enfriadoras antes mencionadas. A título particular, cuando he tenido que usar este sistema, he metido todo en la bolsa térmica (abierta) en el frigorífico, así cuando me he dispuesto salir de casa, no había más que coger la placa enfriadora del congelador, meterla en la bolsa y cerrarla. Esta estrategia ayuda a tener una menor temperatura en a bolsa a la hora de usarla.
  • Se debe tener una especial precaución con el uso de algunos alimentos, más en concreto aquellas preparaciones que incluyan el huevo crudo. Si por ejemplo se va a recurrir a una ensaladilla, es mejor recurrir a la mayonesa comercial (ya sé que no es lo mismo). Se debe tener una especial precaución también con las preparaciones caseras de productos que contengan una carga microbiológica inherente (quesos, leches fermentadas, etc.) en estos casos es mejor, más seguro, recurrir a sus versiones comerciales (y sí, ya sé otra vez que tampoco es lo mismo)
  • Para las preparaciones que se consumirán en caliente, cocinarlas tal y como se ha comentado anteriormente (limpieza, higiene…) y dejar enfriar ligeramente antes de meter cada ración en la fiambrera correspondiente. A continuación guardarla cerrada en el frigorífico.
  • Excluir de nuestro futuro menú cualquier preparación que no haya sido elaborado de forma higiénica y, en cualquier caso, dejar para otro momento platos que hayan sido cocinados con una antelación de más de 48-72 horas.

Para los más maniáticos sobre la seguridad higiénica de su fiambrera o para los más celosos de su contenido descubrí el otro día este producto: Una alarma para fiambreras (con mando a distancia y todo) que informa a su usuario si el táper en cuestión ha sido abierto sin su consentimiento. Con sinceridad, desconozco si es en serio o es simplemente una broma; tiene pinta de ser cierto… y tampoco sería una tontería, no.

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Imagen: Piutus vía Flickr Creative Commons