Actualmente, y a pesar de disponer nuestro organismo de finos mecanismos reguladores de la ingesta, que siempre han funcionado a la perfección durante siglos, la composición de muchos productos alimenticios procesados, la publicidad y otros condicionantes socioeconómicos y personales (hedonismo, impulsividad, bajo nivel de ingresos, metabolismo individual, etc.) han alterado de tal manera dichos mecanismos que aceptamos como normal un estilo de vida y de nutrición que jamás deberíamos haber adoptado o permitido. Pero estamos a tiempo; de eso se trata.
Esta es una de las perlas que podemos encontrar en el libro del pediatra Carlos Casabona “Tú eliges lo que comes” y con la que no puedo estar más de acuerdo.
Algunos seguidores de twitter comentaron que el título les parece desafortunado, ya que consideraban que los consumidores no tienen para nada el control de lo que comen al estar como están expuestos a la constante y agresiva ofensiva de la industria alimentaria con la publicidad, el envasado y las estrategias comerciales francamente perniciosas para nuestros intereses. Y ciertamente tienen parte de razón. Solo parte porque es cierto que la presión es descomunal, pero no tanta razón porque precisamente este tipo de obras son las que sirven para abrir los ojos a los consumidores interesados y proactivos por su salud, tanto en lo alimentario como en lo referente al ejercicio físico.
Como no podía ser de otra forma el pediatra, ejerciendo a todos los efectos de oveja descarriada (sí, afortunadamente descarriada, ya que se trata de esa oveja blanca que se desmarca de un rebaño principalmente saturado de ovejas negras) hace un especial hincapié en la situación de los más pequeños de la casa, nuestros hijos, y lo equivocados que están muchos padres a la hora de intervenir en su alimentación.
La obra aborda en general muchas de las cuestiones que han sido tratadas en este blog y de cuya postura al respecto se comparte con un buen número de compañeros dietistas-nutricionistas. Se habla de comer en familia, de la imperdonable presión de la industria alimentaria que no hace mas que fabricar BABAS* y empujarnos a que se las compremos y nos las traguemos, del chantaje desigual que supone ofrecer regalos para que los padres compren mierdas comestibles a sus hijos, los chantajes emocionales de los padres para que los niños coman o beban BABAS* (algo que me recuerda de nuevo el chiste de El Roto), el etiquetado, la publicidad emocional y la no emocional, el momento de la compra, la organización de la nevera y de la despensa, el precio de comer sano vs comer menos sano (con una fenomenal tabla comparativa del precio de las kilocalorías en virtud de que provengan de alimentos de verdad o de las BABAS*), la falacia del balance energético… por hablar solo de unos pocos.
En relación al último tema mencionado, el del balance energético, me tomo la licencia de trascribir una reflexión sencilla y cabal que se puede encontrar en el libro…
Ese es el error más frecuente de todas las políticas sanitarias que han abordado el problema [del sobrepeso]: con buenas intenciones y con una base teórica impecable pero incompleta, se ha puesto el foco –y se sigue haciendo- en la falta de movimiento, sin insistir, en el balance tan positivo de energía que provoca la hedonista, industrializada, y azucarada manera de comer que se ha enquistado en nuestra sociedad.
No obstante a este tenor me gustaría apuntar algo… le comento al bueno de Carlos, buen profesional y buen amigo también, que las intenciones quizá no sean tan buenas ya que como tantas y tantas veces se ha denunciado por parte de la OMS, para que estas políticas sanitarias sean las que son hay que asumir unas más que feas e indeseables relaciones de esas administraciones sanitarias con la industria alimentaria. Y partiendo de ahí la base teórica no será la más impecable precisamente porque estará tomada y retorcida para plegarse al mensaje complaciente de la industria.
Así pues y en líneas generales se trata de una obra muy recomendable, fenomenalmente escrita, sencilla, amable, menos agresiva que el estilo de otros autores (y si he de levantar la mano, la levanto) con numerosas anécdotas personales y notas de humor que decoran un paseo hacia el conocimiento de lo que comemos, precisamente para, como reza el título, que una vez más informados y formados podamos elegir con conocimiento de causa aquello que finalmente compramos en el súper, cocinamos en nuestras casas, guardamos en la despensa o elegimos cuando salimos por ahí.
Tratando de no faltar a la objetividad (recuerdo que Carlos es un buen amigo) he de decir que la segunda parte del libro (más corta que la primera) se me ha hecho un poco tediosa a la hora de poner en relación las calorías ingresadas con diversas ingestas, platos, recetas y BABAS*… con el tiempo necesario para “quemar” dichas calorías. Este apartado del libro esta a su vez convenientemente ilustrado con fotografías ad hoc (de los alimentos y las BABAS*) y de las actividades físicas sirve para poner de relieve los consejos sobre actividad física y sobre alimentación que se podrían resumir en “come comida, no demasiada, fundamentalmente vegetales (ver esta entrada) y muévete todo lo que puedas“.
Para quienes queráis conocer un poco más al pediatra Carlos Casabona (además de visitar su blog), os sugiero que sigáis este corte de audio en el que se hace una presentación radiofónica de su libro en el programa “Gente despierta” de RNE conducido por el genial Carles Mesa, en el espacio del no menos sobresaliente espacio de salud con Julio Basulto (todos las noches del jueves al viernes a eso de las 1:05 de la madrugada)
*BABAS: Tal y como Carlos Casabona lo define para ser suficientemente gráfico al tiempo que no repetir demasiado siempre los mismos conceptos, BABAS es el acrónimo de cosas muy poco deseables desde el punto de vista alimentario: Bollería; Aperitivos fritos de bolsa; Bebidas Azucaradas; y Snacks.
Tú eliges lo que comes. Carlos Casabona. Editorial Paidós, 2016. Prólogo de Carlos González y epílogo de Julio Basulto
Actualización 28/01/2016: Puedes echar un vistazo a otras reseñas de la misma obra, por ejemplo aquí en el muy recomendable blog Pepepedia de Pepe Serrano (pediatra).
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Imágenes: El Roto, El País 29 de octubre de 2011.
Lo de la presión mediática no lo entiendo, pero quizás es que yo soy un bicho raro. Y es que en mi casa apenas entran alimentos procesados, salvo en casos muy concretos. Mi cesta de la compra está compuesta principalmente por alimentos frescos y “al natural” y tampoco me gasto un dineral en comida, aunque si que requiere quizás mas planificación y son productos que por ser perecederos requieren el ir mas a menudo a la compra que si recurres a precocinados. Pero mira, yo prefiero madrugar el sábado e irme al mercado que dormir un poco mas y comprar otro tipo de comida 😀
Je vous remercie tout d’abord pour ce blog génial. Je viens tous les jours week end compris ! Bonne continuation
Gracias por los buenos momentos en su blog en el que. Estoy a menudo en condiciones de ver (y otra vez) estos maravillosos artículos que compartieron. Muy interesante. Buena suerte a usted!